Me llaman de redacción para encargarme que hable de cómo afecta la crisis a la música en este especial Soitu del día de hoy. Lo primero que me da es un ataque de risa que dura varios minutos. ¿Qué cómo ha afectado la crisis a la música? ¡Pero si la música lleva en crisis toda su puñetera vida!
La música en España no le ha importado nunca a nadie. Cuando a primeros de los años 80 y a imitación de lo que estaba ocurriendo en Inglaterra, varios músicos juntaron sus ahorros para empezar a lanzar su música en discos que ninguna multinacional quería, les tacharon de locos. Comenzaban las primeras discográficas independientes que venían a llenar de aire fresco los anquilosados despachos de las multinacionales. Luchando contra viento y marea, contra el monopolio que les vetaba el acceso a grandes cadenas radiofónicas, la televisión y la distribución en centros comerciales, comprar uno de aquellos discos era una tarea titánica, y más si eras de provincias.
Pero un día todo cambió. A mediados de los 80 el pop español pegaba con fuerza y empezó a entrar el dinero a raudales. Lo moderno era tener un grupo tocando en las fiestas del pueblo y los políticos vieron el cielo abierto. Cualquier grupo de serie B o Z pasó de la noche a la mañana de tocar en bares ante 100 personas por las copas y poco más a hacerlo en plazas públicas por cientos de miles de pesetas y cualquier grupo con un nombre más o menos conocido que se pudiera asociar con la palabra de moda, 'La Movida', se llevaba calentito cifras millonarias cuando meses antes no tenían donde caerse muertos. Y aquí empezó el problema.
La cultura del pelotazo, bancos, grupos de inversores, blanqueo de dinero… Todos querían meter tajada en el asunto y empezaron a tantear a las discográficas para comprar participaciones y meter el morro. Los despachos de muchas de esas discográficas se llenaron de licenciados en económicas, yupis y adoradores de Mario Conde. Los verdaderos amantes de la música, los que conocían el producto desaparecieron del mapa. Ahora ya no servía que un disco tuviese que tener su tiempo para reposar en las tiendas y vender poco a poco pero seguro. Ahora se querían ventas multitudinarias desde el momento cero.
Presupuestos inflados para grabaciones y promoción de discos con cifras astronómicas costosas de recuperar al mínimo traspiés por haber elegido mal el primer single y sin dar tiempo a que se recuperasen las ventas con el siguiente (segundo single que ha sido el verdadero éxito y salvado la vida de muchos discos). Invitaciones, obsequios, viajes y todo tipo de regalías a periodistas y críticos a cargo de quitar dinero al presupuesto de la grabación.
En la época, se llegó a dar el caso del crítico que exigió a la compañía el viaje a Estados Unidos que le habían prometido por hablar bien de un disco. A pesar de que la actuación del grupo en América se había suspendido y por lo tanto anulado el viaje, el crítico siguió en sus trece reclamando su derecho a ese viaje y al final se salió con la suya. Daba igual que hubiese o no actuación.
Estando trabajando en una publicación, la promocionera de una multinacional me invitó con todos los gastos pagados a un viaje de fin de semana para asistir a la grabación de un disco en directo de un conocido grupo heavy. A pesar de mis explicaciones de que en esa revista nunca iba a salir una reseña de nada heavy porque la línea editorial era totalmente opuesta a ese tipo de música, la empleada seguía insistiendo. Al final me confesó que tenían que llenar las plazas de viaje y gastar el presupuesto asignado como fuera, que la repercusión que le fuéramos a dar al concierto era lo de menos. Estoy seguro de que si el disco no vendió lo que tenían pensado, lo primero con lo que le dieron en los morros al grupo para echarles en cara su fracaso fueron las bestiales cifras gastadas en promoción.
Las discográficas nunca han cuidado el producto ni al cliente. Generalizando, les da igual la música que publican porque muchos de sus responsables mañana pueden estar en otro departamento de la multinacional. ¡He llegado a conocer a promocioneros que no les gustaba la música y andaban desesperados porque a ellos lo que les gustaba era el cine y llevaban toda su vida ahí, hasta que su empresa compró una discográfica y les movieron de departamento!
Se quejan que los discos no se venden, que hay pirateo, que las ventas caen más y más. Le echan la culpa a internet, el top manta, la crisis. ¿Y a su avaricia? ¿Se paran a pensar alguna vez que su afán recaudatorio ha ayudado bastante a la caída por el barranco sin fondo en el que se encuentran ahora?
Los pobres que siguen comprando música en España son cada vez más y más maltratados. Se ha exprimido tanto al pobre comprador con acciones de venta que casi podrían calificarse de estafa, que ya se han terminado cansando. Un ejemplo: el primer disco en solitario de Jaime Urrutia se puso a la venta y a los pocos meses salía al mercado una nueva edición conteniendo más canciones y extras. ¿Qué hizo el fan? Comprárselo dos veces a precio caro. No contentos con la tomadura de pelo, ese mismo disco en menos de año y medio volvió a editarse por tercera vez con nuevos extras. Solución: al publicar su siguiente disco, fueron muchos los que no lo compraron esperando a la edición especial de turno. Ante las escasas ventas respecto al anterior no hubo dicha edición y el disco terminó muriendo en los estantes de las tiendas.
En otros países lo normal es editar primero copias limitadas con extras y regalos para el verdadero fan del grupo, el que va a pagar una pasta por el disco el mismo día que sale a la venta, y no esperar tres meses a que pase a los cajones de 7 euros de los almacenes (cosa que ocurre mucho, es vergonzoso cómo cada vez aguantan menos los discos con precio de novedad), en España sucede al contrario. Primero se edita el disco normal y cuando todos han pasado por caja empieza el baile de ediciones especiales, ediciones con dvd, nuevos temas, remezclas… Y todo por nunca menos de 18 euros. Y eso cuando no te encuentras que la edición de un disco que vende un periódico el fin de semana por 8 euros tiene más temas, libros, fotos y una más completa y cuidada presentación que la copia que puedes encontrar en la tienda por 12.
Muchos han optado, y me incluyo, por seguir comprando discos pero sin pagar la novatada. Seguimos siendo de los que queremos tener discos originales en casa con el libreto, la edición cuidada… pero no pagando la primada, así que cada vez son más los que las novedades se las descargan y luego pasan por caja cuando el disco ha bajado del abusivo precio de novedad al de serie media, cosa que antes no ocurría hasta que estaba a punto de publicarse el siguiente trabajo y ahora, si te descuidas, no está empezando a sonar el segundo single en las emisoras de radio, cuando ya te encuentras el disco en las montañas de saldos de los hipermercados.
Los grupos también tienen parte de culpa en este circo. El no tener necesidad actualmente de grabar en buenos estudios, con técnicos e ingenieros de sonido cualificados, y el poder hacer cosas apañaditas en el salón de casa con un pc barato, ha hecho que se pierda el respeto al producto final. La democratización de la música está muy bien y el que cualquiera pueda acceder a instrumentos o equipo por su bajo coste es todo un logro. Lo que no es de recibo es que muchos músicos hayan perdido el respeto al comprador de su disco entregando grabaciones hechas de cualquier manera con arreglos pobres y canciones sin madurar lo suficiente. En estos momentos hay más discos de la cuenta en las tiendas cuya grabación hace 10 años no habrían pasado de ser considerada como una maqueta casera preparatoria para empezar a trabajar sobre ella. El 'hazlo tú mismo' de la filosofía punk sí, el low cost en trabajo e ideas a precio de producto final, no.
A los ayuntamientos hace tiempo que se les secaron las arcas para gastar los erarios públicos en carísimos grupos de moda. Las salas de conciertos han ido desapareciendo por la política opresora de muchos de esos ayuntamientos y por la imposibilidad de contratar bandas por los cachés de contratación hinchados durante los tiempos de bonanza política, así que a muchos grupos les cuesta Dios y ayuda encontrar un sitio donde poder tocar y, en muchos casos, intentar vender el disco que ellos mismos se han editado y pagado ante los abusos de las discográficas, distribuidores y tiendas. Esta entrada del blog del cantante Jean Paul creo que explica perfectamente el punto en el que se encuentran muchos de los grupos actualmente.
¿Que la actual crisis ha afectado a la industria musical? Por supuesto, es normal, aunque la industria ya llevaba tocada de muerte desde hace mucho tiempo por culpa de los que han llevado sus riendas. Si tienes problemas de dinero ¿de dónde te vas a quitar antes que de donde menos te duela? Si nos hubieran tratado bien y las cosas se hubieran hecho como tienen que hacerse, estoy seguro de que la gente seguiría comprando música. En menos cantidad, pero comprando. Pero esto es como el perro que cada vez que va a por una caricia cuando le silban recibe palos: llega un momento en que deja de ir. Que no se quejen, que se lo han ganado a pulso.
Aunque había que haberse puesto las pilas mucho antes, aún es tiempo de poder hacer algo y recuperar el respeto del espectador, que al fin y al cabo es el que compra los discos, va a los conciertos y gracias al que comen muchas personas en esta industria. El grupo Ska-P, sabedor del tipo de público que tienen y los problemas económicos que pueden padecer muchos de ellos, ha anunciado que los que se presenten con la tarjeta de INEM sellada y su DNI podrán entrar gratis en el concierto que celebrarán el próximo sábado 19 en Rivas Vaciamadrid, un concierto muy especial ya que es el único que el grupo va a dar en Madrid en lo que queda de año.
Ante la queja en su web de un seguidor que comentaba que él ya había comprado la entrada con mucho esfuerzo por estar desempleado, el cantante de la banda le contestaba que los que estuvieran en su caso podrían pasar por taquilla para que les abonaran el importe y así entrar gratis como los demás desempleados.
A algunos les parecerá una acción populista, yo no voy a entrar en esos detalles, pero estoy seguro de que con esta actitud el grupo se ha ganado más de un fan nuevo, que cuando saquen el siguiente disco se pensará dos veces lo de bajárselo o pasarse por la tienda a comprarlo. Todo es cuestión de ceder un poco y dar para luego recoger y recibir.
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