Washington.- Estados Unidos anunció hoy que revisará los contratos suscritos con las empresas de seguridad privadas que hacen las labores de vigilancia en sus embajadas tras el escándalo sexual descubierto en su delegación diplomática en Kabul.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha pedido al Departamento de Estado y a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que revisen el papel de estas compañías subcontratadas, indicó el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, en su rueda de prensa diaria.
Clinton "considera prioritario que ambas agencias desarrollen las capacidades necesarias para asumir, cuando se pueda, las tareas que están ahora externalizadas", dijo Kelly.
Según el portavoz, estos cambios forman parte de una revisión más amplia del plan cuatrienal de las operaciones diplomáticas de Estados Unidos en el exterior.
El Departamento de Estado "redoblará sus esfuerzos para asegurarse de que las subcontratas operan según nuestras políticas y valores en todo momento", subrayó.
Una comisión encabezada por el subsecretario de Gestión del Departamento de Estado, Pat Kennedy, estudia los hechos que salieron a la luz el pasado 2 de septiembre después de que una ONG denunciara las juergas organizadas por los guardias de la empresa de seguridad privada ArmorGroup encargada de vigilar en su embajada de Kabul.
Las imágenes difundidas muestran a los vigilantes consumiendo alcohol, semidesnudos en compañía de prostitutas y sometiendo a un trato vejatorio a algunos de los empleados locales.
Kelly señaló que después de entrevistar a 165 trabajadores de la compañía, doce de ellos han renunciado o han sido despedidos. Además, el equipo responsable de ArmorGroup en Kabul ha sido reemplazado en su totalidad.
El portavoz subrayó que el consumo de alcohol ha quedado terminantemente prohibido y la comisión continuará investigando los pasos que se han dado desde que se contrató a esta firma y si se ha cometido alguna irregularidad.
ArmorGroup tiene contratados a unos 450 guardias y supervisores para proteger a la embajada estadounidense en Kabul y a los 1.000 empleados que trabajan y viven en las instalaciones de la legación.
Los agentes se alojan en Camp Sullivan, a poca distancia de la legación diplomática.
Las primeras investigaciones indicaron que la gestión del contrato fue "extremadamente deficiente".
Los testimonios indicaron que el personal al más alto nivel de ArmorGroup estaba al tanto e incluso observó de manera directa las actividades de sus guardias, pero no hizo nada para impedirlas.
No obstante, Kelly subrayó que, "pese a las deficiencias administrativas discutidas, el Departamento no ha detectado ninguna brecha en la seguridad de la misión en Kabul".
El Departamento de Estado advirtió en varias ocasiones a ArmorGroup de deficiencias en el cumplimiento de su contrato por ausencias de guardias de sus puestos, horarios demasiado prolongados, la falta de personal y el desconocimiento de algunos agentes del idioma inglés, entre otras quejas.
No obstante, el pasado mes de junio extendió por cinco años más el contrato, con un valor de 189 millones de dólares, que tiene que ser renovado anualmente.
En 2007, Estados Unidos también tuvo problemas con otra empresa de seguridad privada subcontratada, Blackwater, cuando varios de sus agentes dispararon contra un grupo de civiles que se encontraban en una plaza en Bagdad, entre los que causó 17 muertos y 27 heridos.
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