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Nadal se deshace de Monfils, recupera el número dos y avanza a cuartos

EFE
Actualizado 09-09-2009 06:02 CET

Nueva York.-  Rafael Nadal tiró de solvencia para deshacerse del francés Gael Monfils (6-7(3), 6-3, 6-1 y 6-3), obstáculo en la cuarta ronda, garantizó la reconquista del número dos del circuito impulsado por la derrota del británico Andy Murray y se situó entre los ocho mejores del Abierto de Estados Unidos, en los cuartos de final, donde se encontrará con el chileno Fernando González.

Los recelos que levantó su aspecto físico en el duelo contra su compatriota Nicolás Almagro, acentuados por la asistencia médica que requirió en la pista para solventar sus dolencias abdominales, se derrumbaron en el transcurso del duelo con Monfils. Nadal no rehuyó la pelea. Nunca lo hace. Y obligó al progresivo desahucio de su rival, entregado, impotente, ante el talante rocoso del español.

Nadal no sirvió con solvencia. No puede. Precavido y molesto en la zona dañada, apenas ha ensayado el saque en las últimas horas. Ni siquiera en la sesión preparatoria previa al inicio del choque. También en la pista central.

No le hizo falta al tenista balear, que tardó dos horas y cuarenta y cinco minutos en resolver el compromiso, tirar de este argumento para salir airoso, y reforzado, del choque con Monfils. Nunca ha sido un arma determinante en el juego de Nadal. Tampoco en este caso. A pesar de las condiciones de la pista y del juego, alocado y a palos, del tenista parisino, que se encontró, por vez primera, en los octavos de Flushing Meadows.

Empezó como una moto Monfils. A toda prisa se encontró con una rotura al servicio del español y una ventaja jugosa (1-3 y 2-5). Sintió vértigo el galo, que encontró en el seguidor local, predispuesto al 'show' a un aliado.

Nadal equilibró la situación con un "break", devuelto, que llevó la situación hasta el desempate. Ahí sacó a relucir Monfils los beneficios que le proporciona su saque. Y se apuntó el parcial.

El encuentro entró en un cuerpo a cuerpo descarado en el segundo set. El español demostró estar fresco de piernas, rápido de movimientos. Poco a poco minó el aguante del francés, que intercambió golpes y golpes de lado a lado de la red en busca del error contrario. Se alternaron las roturas hasta que Monfils empezó a buscar alivio en los tiempos muertos. Víctima del cansancio fue incapaz de resguardar su saque. De seguir el ritmo del balear.

Nadal cerró el segundo set y a partir de ahí todo fue más fácil. Desgastado, Monfils calculó mal sus energías y se desfondó. Fue un paseo para el español, que ganó de carrerilla el tercer parcial, ganó en confianza y se sintió ganador.

Todo lo contrario que la raqueta de París. Buscó en el auxilio del fisioterapeuta de la ATP, Michal Novotni, una justificación al caos que inundó su juego en ese momento. Fue atendido de la muñeca izquierda.

El galo, que cerró su partido con 63 errores no forzados y con síntomas de impotencia, dejó huérfano de representación al tenis francés. Antes que Monfils cayó Jo Wilfried Tsonga ante el chileno Fernando González (3-6, 6-3, 7-6(3) y 6-4).

Para entonces ya había caído el escocés Andy Murray, a manos del croata Marin Cilic (7-5, 6-2 y 6-2), que puso en el aire el número dos del mundo que conquistó el pasado 16 de agosto. Al cierre del torneo será Nadal el que se sitúe a rebufo del suizo Roger Federer.

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