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¿Cómo no detectó la policía que Garrido tenía a una niña secuestrada en su casa?

  • El secuestrador de Jaycee Dugard era supervisado dos o tres veces al mes por la policía
  • ¿Cómo no se percataron del secuestro? ¿En qué consisten exactamente estas revisiones?
Por BRIAN PALMER* (SLATE)
Actualizado 02-09-2009 20:40 CET

Phillip Garrido, el hombre californiano acusado de secuestrar a Jaycee Dugard y retenerla en su patio trasero durante 18 años, llevaba siendo supervisado por agentes de libertad condicional desde 1988, año en que fue puesto en libertad tras cumplir condena por violación y secuestro. Un portavoz de la agencia californiana de libertad condicional aseguró que sus agentes desempeñaban adecuadamente su trabajo y visitaban la casa dos o tres veces al mes. ¿Qué suele ocurrir cuando un agente de libertad condicional pasa a hacer una de sus visitas?

Él o ella charlan con la persona que está bajo libertad condicional y con otros miembros del hogar y examina la casa. Cada agente tiene bastante margen de libertad para decidir cuándo visitar la vivienda y cómo de intensamente registrar las instalaciones. Cuando se presenta, pregunta al ex presidiario cómo le va en su trabajo, qué hace durante los fines de semana, cómo le va a su familia y si se mantiene alejado de antiguas malas compañías. Durante el registro, el agente va en busca de cualquier cosa que sugiera que pueda estar violando la libertad condicional, como la presencia de armas, parafernalia para drogas, alcohol, indicios de pertenencia a bandas de delincuentes, revistas o panfletos de grupos marginales y pornografía. Si el registro levanta sospechas, el deber del agente es registrar de nuevo más concienzudamente, a veces contando con ayuda y protección policial. También puede requerir una muestra de orina para someterla a un control de consumo de estupefacientes.

No todas las visitas a domicilios son iguales. Los agentes de pueden presentar sin previo aviso, generalmente en plena noche, para asegurarse de que el ex presidiario está respetando su hora de regreso obligatorio a casa. (Muchas agencias de libertad condicional emplean dispositivos GPS para hacer cumplir la hora de regreso obligatorio y para asegurarse de que los ex presidiarios no frecuentan lugares que no debieran). También se espera que hagan visitas cuando la persona que está a su cargo no está en casa, para averiguar si algún miembro del hogar tiene algo distinto que decir cuando aquel no está delante. El proceso incluye entrevistas a sus jefes, vecinos y familia. En el caso de un agresor sexual, el agente podría preguntar a sus vecinos si han visto a algún niño rondando por su casa, por ejemplo. Los agentes tratan de hacer sus preguntas con delicadeza, porque no quieren desfavorecer la reintegración del ex convicto alarmando a su jefe o amigos.

El agente mantiene abierto un expediente donde constan todas las personas con quienes ha entablado contacto y la información recogida, tanto positiva como negativa. Si se diera una violación grave de la libertad condicional, como un resultado positivo en un control de consumo de estupefacientes o la tenencia de un arma sin autorización, el agente daría cuenta a la junta de libertad condicional, que puede imponer nuevas condiciones o revocar la libertad condicional. La junta también podría requerir al agente que hiciera inspecciones con mayor frecuencia.

El número apropiado de casos que debería atender un agente de libertad condicional es un tema muy debatido en este ámbito. Un agente de libertad condicional californiano lleva 70 casos de media, pero, individualmente considerados, pueden estar haciéndose cargo de un número indeterminado entre 30 y 200 casos a la vez, dependiendo de la supervisión requerida. Los índices de reincidencia podrían bajar si cada agente tuviera menos casos de los que ocuparse. Sin embargo, algunos estudios sugieren (PDF) que los resultados serían incluso mejores si se mejorara la gestión, introduciéndose prácticas como impartir formación profesional y ofrecer tratamientos para la adicción a las drogas a los ex presidiarios.

*Artículo originalmente publicado en el medio digital estadounidense Slate.

Traducción: Carola Paredes

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