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Greipel gana la "clásica" de la Vuelta en una jornada accidentada

EFE
Actualizado 01-09-2009 18:29 CET

Lieja (Bélgica).-  El alemán André Greipel, del Columbia, se apuntó la etapa más larga de la Vuelta a España, la "clásica" de la presente edición disputada entre Venlo y Lieja a través de 225 kilómetros y que tuvo un final accidentado, con una caída masiva que no alteró la clasificación general, ya que el suizo Fabian Cancellara, uno de los involucrados, retuvo el maillot oro.

Greipel, nacido en Rostock, como Jan Ullrich, hace 27 años, aportó otra victoria al Columbia. Fue el más rápido entre los 4 supervivientes de la masiva caída que se produjo a 2 kilómetros de meta. Celebró su primera victoria en la Vuelta con un tiempo de 5h.43.05, por delante del belga Wouter Weylandt (Quick Step) y de otro alemán, Bert Grabsch, también del Columbia, los más afortunados del día.

El hecho de haberse producido el accidente a menos de tres kilómetros de la llegada permitió que no se contabilizara el tiempo de retraso de los accidentados. "Menos mal", decían con alivio los españoles Samuel Sánchez y Alejandro Valverde, que fue uno de los que se cayó, pero tuvo fortuna.

"Ha sido una locura de etapa. Tenían que haber quitado el último tramo. Me he caído pero no me ha pasado nada", dijo Valverde. Tampoco le pasó nada al campeón olímpico del Euskaltel, ni al líder Cancellara, pero llegó maltrecho y empujado por los compañeros el gallego Ezequiel Mosquera (Xacobeo).

Cancellara aguantó el maillot oro un día más y los favoritos mantuvieron las posiciones. El campeón olímpico de contrarreloj lleva camino de aguantar de líder la primera semana de carrera, tal y como hizo en el pasado Tour de Francia.

Una etapa maratoniana, la más larga de la presente edición, de genuino sabor a ciclismo clásico. Viaje que se lanzó en Venlo, aún en Holanda, con fina lluvia, y desembocó en Lieja junto al río Mosa, en el corazón de la francófona capital de Valonia con el guión aplicado al pie de la letra, ya que no faltó la fuga consentida de anónimos y la posterior caza previa al esprint.

El Andalucía siempre se apunta a las expediciones hacia la gloria. En la víspera se pegó la paliza Jesús Rosendo. Ahora su compañero y paisano de Carmona (Sevilla) Javier Ramírez Abeja, compañero de Contador en el Liberty hace unos años y obligado en 2008 a pasarse al campo aficionado cuando dicho equipo desapareció víctima del escándalo de la Operación Puerto.

Con Abeja se marcharon Lars Boom, holandés del Rabobank, otro luchador empedernido; el alemán Dominik Roels (Milram) y el uzbeko Sergey Lagutin, del Vacansoleil. El cuarteto abrió diferencias abismales, cercanas al cuarto de hora, en perfecto entendimiento bajo la lluvia y el viento, ante el desdén de un pelotón que rodaba tranquilo, como si no tuviera prisa.

El doble paso por el Cauberg, la pequeña cota que adorna la prueba cervecera de la Amstel Gold Race, se lo adjudicó Boom, que además del maillot de la montaña se llevó la ovación de la numerosa afición local, entusiasta también bajo la lluvia. El grupo principal cruzó este punto, en el kilómetro 116, a 9 minutos de la cabeza de carrera.

La cabalgada se diluyó como un azucarillo a 32 kilómetros de Lieja, la primera ciudad que puede presumir de haber recibido en sus calles finales de etapa de Tour, Giro y Vuelta, la "golosa" urbe del gofre, el sirope y los exquisitos chocolates, sin olvidar el famoso café "liegeois".

Antes del reagrupamiento general y de la efímera resistencia de Ramírez Abeja y Roels, los últimos en claudicar, hubo caídas, alguna de ellas espeluznantes, como la del danés Jacob Fuglsang (Saxo Bank), que se empotró contra la parte trasera de un camión aparcado en el arcén. Su chasis debe de ser más duro que el del inoportuno vehículo, ya que salió ileso y enseguida se reenganchó al pelotón con ayuda de sus compañeros Frank Schleck y O'Grady.

Mucha precaución, incluso miedo, por las estrechas carreteras belgas. Nadie apostó por el riesgo la víspera de la jornada de descanso. El asfalto parecía impregnado de aceite a juzgar por las constantes caídas. Algunos, como Samuel Sánchez, pincharon dos veces.

El peligro se materializó de nuevo a 3 kilómetros de meta, donde se produjo una descomunal montonera que afectó a la mitad del pelotón. Sólo 7 corredores se salvaron de la quema, y de ellos cuatro fueron los encargados de disputar el reducido esprint, con mayoría aplastante del Columbia, que solo tuvo que lanzar a Greipel para que el germano alzara los brazos en ganador. Por detrás, el amasijo de bicicletas se iba deshaciendo. Heridas, golpes y todo el mundo lamentando la "locura de etapa".

La Vuelta regresa a España. El pelotón voló de Lieja a Reus para disfrutar el miércoles de la primera jornada de descanso. Atrás quedó la interesante experiencia en los Países Bajos, donde el ambiente ciclista y la respuesta de la afición destacaron por encima de todo. Los favoritos comenzarán la batalla a partir del sábado, con la cronometrada de Valencia y las posteriores jornadas de montaña.

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