Emmen (Holanda).- El alemán Gerald Ciolek, del Milram, estrenó su palmarés en la Vuelta con un triunfo al esprint en la segunda etapa que se disputó entre Assen y Emmen, de 203,7 kilómetros, la primera jornada en línea que cumplió el guión de llegada masiva y en la que el suizo Fabian Cancellara logró mantener el jersey oro de líder.
Ciolek, un joven alemán de 22 años que procede del Columbia de Cavendish, ganó el primer asalto entre "guepardos" por delante del italiano Fabio Sabatini (Liquigas) y del británico Roger Hammond (Cervélo), todos dentro de un primer grupo que cortó el pelotón el los últimos kilómetros y que dejó en fuera de juego a algunos de los favoritos, como Andy Schleck, que perdió medio minuto.
El corredor germano sorprendió a Tom Boonen, que fue el primero en lanzar el esprint y al triple campeón mundial Oscar Freire, que una vez más, sin equipo, navegó a la deriva en el momento clave, en una jornada señalada con el público holandés entregado a favor de la escuadra Rabobank, el equipo bandera en los Países Bajos.
Una jornada en principio de transición dejó heridas entre los favoritos. Con el mismo tiempo del ganador (4h.32.12) entraron en un primer grupo Alejandro Valverde, Cadel Evans, Ezequiel Mosquera, Ivan Basso y Roman Kreuziger.
Sorprendidos en el despiste cedieron 18 segundos Samuel Sánchez, Alexandre Vinokurov, Gómez Marchante y Frank Schleck. Y se dejaron medio minuto Andy Schleck e Igor Antón. Resultado inesperado en una jornada de teórica transición.
Cancellara guardó el maillot oro, mientras que Ciolek pasó al segundo lugar, a 8 segundos, y Tom Boonen al tercero a 9. De los favoritos solo aparecen por el 'top ten' Ivan Basso y Valverde, noveno y décimo, respectivamente, a 18 segundos.
La esperada rebelión de los modestos se inauguró apenas dada la salida en Emmen, donde llovía y dejaba de llover cada cinco minutos. Una escapada en la que no podían faltar los holandeses, para entusiasmo de la afición local, la que jaleaba con pasión "futbolera" a los suyos en el circuito de Assen.
Se apuntaron Tom Leezer, del Rabobank, y Lieuwe Westra, del Vacansoleil. También el alemán Dominik Roels (Milram) y los españoles David García Dapena (Xacobeo) y "Cata" Martínez, del Andalucía.
Al paso por el "puerto" de la Vuelta, en el kilómetro 60, Leezer, un esprinter holandés de 25 años de la cantera del Rabobank, aplicó su punta de velocidad para erigirse en el primer líder de la montaña. En un país donde la mayor altura está en la cima del Monte Vaals (321 metros) y más de la mitad del territorio se encuentra bajo nivel del mar, la organización se inventó un paso de montaña honorífico: el Relus Ter Beek.
Ter Beek era el comisario de la reina Beatriz de Holanda en la provincia de Drenthe y el encargado de negociar la salida de la Vuelta en los Países Bajos. Falleció poco después de la presentación de la carrera en Madrid y está enterrado muy cerca del simbólico puerto de montaña. La carrera le rindió así un homenaje pendiente.
En ese punto el Saxo Bank ya había tomado cartas en el asunto para que la escapada no se le fuera de las manos ni el maillot oro de la espalda de Cancellara, así que apretó el ritmo para que el retraso no se desbordara de los límites lógicos.
La escapada, que alcanzó una renta máxima de 7 minutos en el kilómetro 100, estaba condenada al fracaso, pero alguien resistió. El pelotón devoró a Cata Martínez, García Dapena, Leezer y Roels a 22 kilómetros de meta, pero se sublevó Westra, loco por dedicar a sus compatriotas una victoria en su estreno en la Vuelta.
Poco dura la alegría en casa del pobre. El Garmin de Farrar, el Quick Step de Boonen y el Liquigas de Bennati bajaron de la nube al ciclista del Vacansoleil con 10 kilómetros por delante hasta Emmen. Una nueva etapa, la fase definitiva, donde afloraron los nervios por coger el mejor sitio para disputar la locura final del esprint.
El Columbia gestionó el pelotón a más de 55 kms/hora. Como si estuviera el rey Cavendish, con seis hombres tirando a bloque. Ritmo insoportable que partió el pelotón. Muchos se asustaron por las caídas que se produjeron en el último tramo, y para evitar riesgos decidieron bajar el pistón.
Valverde se subió al primer vagón, como Basso y Evans, pero los hermanos Schleck y Samuel Sánchez optaron por la prudencia. Así que el esprint se preparó con el Columbia de conductor.
Boonen intentó el golpe de mano. Demasiado pronto, y se quedó sin fuerzas. Ciolek salió desde atrás, con decisión, y su ataque final fue definitivo. Así estrenó su palmarés en la Vuelta el alemán de Colonia. Degustó la gloria en una de las grandes. Por velocidad. Y por descaro.
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