Washington.- Edward Kennedy, icono de la izquierda estadounidense y "león del Senado" de EE.UU., fue enterrado hoy junto a sus hermanos en el Cementerio Nacional de Arlington, tras un velatorio multitudinario de tres días en el que el presidente Barack Obama lo calificó como el "más grande legislador de nuestros tiempos".
El patriarca de la dinastía política fue enterrado en una ceremonia privada en el Cementerio Nacional de Arlington, cercano a Washington y que sirve de panteón a más de 330.000 soldados y héroes nacionales.
El sepelio, con gala militar y riguroso rito católico, fue presidido por el cardenal y arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick, amigo del ex senador demócrata de Massachusetts.
"Su rugido y su entusiasmo por las cosas en las que creía hicieron una diferencia en la vida de nuestra nación", dijo McCarrick, quien leyó una carta que Kennedy envió recientemente al Papa Benedicto XVI mediante el presidente Obama.
La viuda de Kennedy, Vicki Reggie Kennedy, recibió la bandera estadounidense que cubría desde el miércoles el féretro del senador.
El "león liberal" del Senado reposa a 30 metros de la tumba de su hermano, el ex senador Robert Kennedy, y a unos 61 metros de la del ex presidente John Fitzgerald Kennedy, donde arde una llama inextinguible y es imán de cuatro millones de turistas cada año.
Kennedy falleció el martes pasado a los 77 años en su hogar en Hyannis Port (Massachusetts) tras una batalla de 15 meses contra un cáncer cerebral. Al menor de nueve hermanos ahora le sobrevive únicamente su hermana Jean Kennedy Smith, de 81 años.
Sus restos mortales permanecieron hasta hoy en la Biblioteca Presidencial JFK en Boston, donde unas 50.000 personas se acercaron, incluso desde varios puntos de la costa este, para despedirse de un "hombre del pueblo" pese a una vida de privilegios.
En su último recorrido por Washington, el cortejo fúnebre paró unos minutos frente al Senado, adonde Kennedy llegó por primera vez a los 30 años, en 1962.
Allí, centenares de personas, entre líderes del Congreso y empleados y ex empleados de Kennedy, lo recibieron con prolongados aplausos, oraciones y patrióticas canciones como "God Bless America" (Dios bendiga América) y "America The Beautiful" (América la bella).
La caravana fúnebre, con limusinas, todoterrenos con ventanas polarizadas y autobuses, recorrió todo lo ancho de la Avenida Constitución y el Memorial Bridge, sobre el Río Potomac, rumbo al cementerio.
Bajo fuerte custodia policial, el clan Kennedy saludaba con las ventanas bajas a centenares de personas que aplaudían de forma prolongada, portando cámaras, carteles, y banderas estadounidenses de todo tamaño.
Cecilia Sinohui, una estudiante californiana con raíces indígenas y mexicanas, dijo a Efe que "el trabajo de Kennedy a favor de los derechos civiles, así como de la educación y la reforma migratoria, tuvo un gran significado para el país".
Mientras, John y Alma Glover, una pareja de jubilados afroamericanos septuagenarios, afirmaron que Kennedy "fue un hombre del pueblo que dedicó toda su vida a buenas causas", como los derechos civiles y la defensa de los marginados.
Horas antes, en una misa fúnebre en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Boston (Massachusetts), Obama pronunció un panegírico de 15 minutos en el que celebró la fortaleza de Kennedy frente a la adversidad, su entrega a los necesitados y sus triunfos legislativos.
Al ensalzar su obra y figura ante unos 1.500 invitados, Obama se refirió a Kennedy como "compañero, mentor y, sobre todo, amigo", y destacó que el senador es producto de una era en la que la "nobleza de la política" se anteponía a las pugnas partidistas.
"Fue así como Ted Kennedy se convirtió en el más grande de los legisladores en nuestros tiempos: se ciñó a sus principios pero también buscó consenso y causa común... a través de la amistad, nobleza y humor", dijo Obama, como ejemplo del esfuerzo bipartidista de Kennedy en sus 47 años el Senado.
A la misa asistieron luminarias de la constelación política de EE.UU., incluyendo tres de los cuatro ex presidentes del país, miembros del Gabinete presidencial y de ambas cámaras del Congreso, artistas y celebridades de los medios de comunicación.
En la ceremonia actuaron el tenor español Plácido Domingo y el violonchelista estadounidense Yo-Yo Ma.
Sus hijos Patrick Kennedy y Ted Kennedy Jr, dieron el toque más íntimo a la ceremonia, al recordar, con humor y con la voz entrecortada, la vida y trayectoria de su padre.
"La labor continúa, la causa perdura, la esperanza aún vive y el sueño nunca morirá", dijo Edward Kennedy Jr, repitiendo la lapidaria frase de su padre al perder la candidatura presidencial del 1980.
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