Madrid.- Enanos, bailarinas, acróbatas suspendidos en el aire y humanoides que ríen y hablan en silencio se despiden el próximo lunes del museo Reina Sofía con la complicidad de cerca de medio millón de visitantes que se han perdido hasta la fecha y durante cuatro meses entre las criaturas del universo de Juan Muñoz.
Desde el 22 de abril y hasta hoy, la mayor retrospectiva de la obra del escultor ha conquistado a 483.156 visitantes a falta de cinco días para su cierre, según datos facilitados por el centro de arte.
Un centenar de esculturas repartidas por el jardín, el claustro o el balcón que une dos áreas expositivas del edificio Sabatini componen esta muestra que recorre toda la obra de Juan Muñoz (Madrid, 1953-Ibiza, 2001).
La interacción entre las esculturas y con el espectador es constante, algo a lo que contribuye el montaje del museo, con grandes composiciones como el trabajo "Many Times", de 1999, donde decenas de figuras de poco más de metro y medio de estatura y con rasgos asiáticos murmuran, ríen y observan su entorno hasta inquietar al propio visitante.
"Te produce una sensación de sensualidad muy grande, de armonía, de simpatía, simplemente de gran belleza. Te encuentras muy integrado en ella", comenta María Luisa, que de visita en Madrid ha aprovechado la última semana de Juan Muñoz en el Reina Sofía para perderse entre sus esculturas.
A Ángeles, de Vigo, le cuesta describir la sensación que le produce la sala de "Many Times": "Noto algo raro, veo algo misterioso en ellos, yo creo que no son tan felices como parecen en las esculturas".
Unas esculturas que experimentan no sólo en lo espacial sino también en lo material. Juan Muñoz se atrevió a trabajar con papel maché, resina, poliéster o bronce, ingredientes con los que consiguió dotar de expresión y textura a cada una de sus criaturas.
Precisamente, conocer de qué están hechas las figuras de Muñoz es una de las preguntas más frecuentes entre los visitantes, según Encarnación Molina, encargada de varias salas de la exposición.
"Se quedan asombrados y entonces intentan tocar todos los muñequitos", bromea Molina, quien reitera que los espectadores "se quedan alucinados".
Tras el impacto de "Many Times", el visitante vuelve a sorprenderse en cada sala. Participar en un juego de sombras, de espejos o intentar descifrar lo que un ventrílocuo le susurra a la pared son otros de los alicientes de la obra de uno de los escultores españoles más importantes del siglo XX.
La muestra no termina en el interior del museo porque al visitante le esperan en la terraza veintiuna figuras anónimas con rostro humano y cuerpo esférico entre las que puede pasear y asomarse al jardín donde se expone otro grupo escultórico.
Es ahí donde Antonio, que ha viajado desde Barcelona "únicamente" para ver la exposición, comenta a Efe que lo que más le ha sorprendido son los "auténticos malabarismos de los personajes".
"Vale la pena venir a ver el arte de Juan Muñoz, porque no tiene ningún tipo de competencia, tiene un sello que es digno de ver", concluye.
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