BANGKOK (TAILANDIA).- La capital de Tailandia es conocida por la calidez de su gente, por su comida picante y por sus chicas en bikini que bailan en la barra de los numerosos bares de los distritos rojos en Nana y Patpong, pero hay mucho más esperando al viajero que decida desmarcarse de los paquetes turísticos y aventurarse en solitario en una de las capitales más seguras del mundo. En esta guía te contamos como conseguirlo.
Alojarse en The Eugenia equivale a dar un salto en el tiempo y entrar en un santuario al buen gusto que su dueño, el coleccionista de antigüedades taiwanés Eugene, hace patente en cada uno de los detalles de este precioso hotel de sabor colonial. Desde los interruptores de luz, hasta las bañeras de bronce de los baños, las camas de madera de teca o los suelos con baldosas art decó, todo en The Eugenia hace que el huésped se resista a abandonar el hotel para lanzarse al a veces caótico exterior. Situado en la céntrica calle Sukhumvit, a 5 minutos del Sky Train y con tan sólo 12 suites, los precios empiezan desde los 100 euros por habitación con desayuno.
Para los que prefieran el encanto del río, The Arun Residence no decepciona. Es una pequeña construcción de siete habitaciones de inspiración colonial portuguesa separada del Wat Arun oTemplo del Amanecer por el río Chao Phraya. Su restaurante al aire libre y la terraza de copas son visita obligada para disfrutar del paso de las barcazas por el Chao Phraya y la majestuosidad del templo al atardecer o al anochecer. Eso sí, si reserváis aquí aseguraos de que os den una de las habitaciones que dan al río, mucho más interesantes y con menos humedades que las que dan a la calle trasera. A partir de 70 euros por habitación.
A los más modernos les gustará el súper-chic Sleep at Seven.Y para los que quieran un sitio donde dormir céntrico, agradable pero sin demasiados lujos, existen multitud de hoteles nuevos a precios razonables por todo Bangkok, entre ellos el The Heritage Bangkok, a partir de 35 euros por habitación.
Esta es una de las cosas más fáciles de conseguir en Bangkok, donde la comida de los puestos callejeros es conocida por su alta calidad. Déjate llevar por el delicioso aroma de salsa de coco o del curry amarillo o el pollo a la brasa que despide cualquier puesto por el que pases. Si quieres ir a lo seguro, acude a la soi (nombre que se le da en Bangkok a las calles que atraviesan las principales) 38 de Sukhumvit, en la estación del Sky Train Thong Lo. No te pierdas sus deliciosas wonton noodles soup, su característico pad thai (tallarines fritos con gambas, tofu y brotes de soja) o el postre de mango con arroz dulce en salsa de coco. Todo te saldrá por menos de 3 euros. Otra recomendación muy útil si te sorprenden la lluvia del monzón o las altas temperaturas que suelen castigar Bangkok es acudir a los centros comerciales y buscar el Food Court, zonas en las que se puede pedir comida de varios restaurantes diferentes por un precio muy reducido. Si estás por la zona del río, échale un vistazo a Harmonique, en el 22 Charoenkrung soi 34 (tel: 02 237 8175), un sencillo y agradable restaurante situado en una mansión colonial de principios del siglo pasado.
Para los más marchosos, el Bed Supperclub ofrece actuaciones de prestigiosos DJ’s internacionales, espectáculos de baile, gente guapa y la oportunidad de estar cenando o tomando una copa al tiempo que te dan un masaje de hombros o de pies. Tomar una copa desde la altura del piso 64 mientras se contempla espectáculo de luces a muchos metros más abajo tampoco tiene desperdicio. Visita Sirocco o Vertigo para unas vistas que no olvidarás. Si lo que quieres es un postre antes de las copas tumbado en un jardín bajo el cielo estrellado, no te pierdas Spring y su BTS (o Better Than Sex), un suflé de chocolate caliente que se derrite sobre helado de vainilla. O si agotado por las compras buscas un lugar donde tomarte un café o un té con pastel casero en un lugar único con un jardín de ensueño, Agalico te parecerá lo más cercano al paraíso.
¡Uff! Ni la generosidad en cuanto a espacio de un medio online como soitu daría para completar este apartado, pues las compras son otro de los puntos fuertes de Bangkok. No te podrás marchar sin visitar el mercadillo más grande del mundo, el mítico Chatuchak o JJ’s, en el que puedes encontrar prácticamente todo lo que se te ocurra y más. Como curiosidad, consta de 27 secciones diferentes divididas por temas (hogar, textiles, animales, ropa, etc.) y cerca de 15.000 puestos de venta. Sólo abre los fines de semana, de 9:30 a 18:00 y está muy bien comunicado por metro y Sky Train. Si pasas por la zona de los animales exóticos en el Chatuchak Plaza, prueba el masaje exfoliante de pies con peces que se comen la piel muerta, una experiencia como pocas. Y si prefieres la comodidad del aire acondicionado y buscas imitaciones y la camiseta del viaje acude al MBK.
Aunque sea una opinión muy personal, creo que uno de los grandes placeres de Bangkok son los maravillosos masajes que se ofrecen cada 10 metros en cualquier calle. Como en todo, aquí también hay clases, aunque lo normal es que darse un buen masaje en un sitio aceptable no pase de los 10 euros. Si te apetece darte un homenaje, acude al hotel Mandarin Oriental y a su centro ayurvédico , donde el aceite caliente que se desliza sobre tu cabeza te hará olvidar cualquier preocupación, incluida la de pagar 80 euros por el tratamiento.
El parque Lumpini es testigo cada fin de semana de la heterogeneidad de los habitantes de Bangkok. Túmbate en la hierba, contempla los impresionantes lagartos varanos paseando por sus canales o únete a una clase de aeróbic colectiva en el pulmón verde de Bangkok por excelencia. También, acércate al río y súbete a los ferries públicos que te pasearán por 10 céntimos, eso sí, algo apretado en hora punta.
Paseando en una long tail boat —o barca de cola larga— por el río Chao Phraya, con cualquiera de sus templos o el Palacio Real de fondo.
Bangkok fue centro neurálgico de escritores a principios del siglo XX. Tómate un té en el Authors Lounge del Oriental, sabiendo que antes que tú lo hicieron Ernest Hemingway, Graham Greene, Joseph Conrad o Sommerset Maugham entre otros; acude a un combate de Muay Thai para conocer de cerca el boxeo tailandés; o tómate una cerveza en Nana o Patpong para comprobar que incluso en sus distritos rojos Bangkok no pierde la amabilidad y calidez que le caracteriza, con un punto de surrealismo muy divertido.
Y en el Utoi:
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