Las creencias inducen comportamientos extraños. En el Ganges, millones de personas se bañan y beben de un río extremadamente contaminado para purificar sus almas. Mientras tanto, en varias costas de España, otras tantas personas se rebozan en fangos de aguas contaminadas por sus supuestas propiedades curativas.
A menudo, se piensa que las creencias, las supersticiones y determinadas tradiciones (asentadas en las anteriores) son inofensivas, incapaces de hacer daño a nadie. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Muchas creencias contrarias a la razón, lejos de ser inocuas, provocan daños a las personas (ya sean físicos o psicológicos) llegando hasta el punto de causar muertes.
Desafortunadamente, la medicina es un terreno abonado para tales supersticiones que casi siempre toman la misma y repetitiva forma: curación milagrosa. Allí donde haya más estrés, incertidumbre, dolor y desesperación habrá un deseo más ferviente de creer, de escapar de la realidad del problema imaginando una mágica solución.
En la India, la solución mágica es bañarse en el río Ganges, aunque no para curar el cuerpo, sino el espíritu. Según los hinduistas, un baño en sus aguas purifica el alma, limpia los pecados y convierte a la persona en inmortal. Sería una hermosa forma de escapar de la realidad, si no fuera porque el Ganges es uno de los ríos más contaminados del mundo y bañarse y beber de sus aguas te acerca más a la tumba que a una existencia eterna.
Aguas residuales repletas de heces y orines procedentes de millones de personas, desechos industriales, cenizas de difuntos, animales muertos... Es la dantesca composición del famoso río. La cantidad de bacterias fecales es tan elevada que en cualquier otro país del mundo se prohibiría el baño por importantes riesgos para la salud humana: Infecciones de heridas, conjuntivitis, gastroenteritis, cólera, dermatitis, hepatitis... Pero en la India no, la superstición prevalece y aquellos más creyentes, al considerar el Ganges un lugar sagrado, niegan su contaminación. Mientras tanto, la gente enferma y enfermará por entrar en sus aguas porque así lo dicta la fe que niega la realidad.
Seguramente, la mayoría de los que estáis leyendo estas líneas en este instante pensaréis y os preguntaréis cómo es posible que la gente esté dispuesta a enfermar por bañarse en el río Ganges, por qué se permite, etc... Ante supersticiones ajenas a nuestra cultura, no hay remilgos en criticarlas. Nos parecen extrañas, indiferentes, ilógicas... Y es que las supersticiones no son falsas verdades universales. Nosotros consideramos tan estúpidas las supersticiones de otros países como los extranjeros consideran las nuestras.
Nosotros también tenemos nuestro propios Ganges patrios, con sabor ibérico. Aquí la solución mágica para la cura o mejora de muchas y variadas enfermedades es rebozarse en lodos de aguas contaminadas. Y así, en Formentera, muchos turistas aprovechaban el viaje para darse unos baños de lodos en la laguna interior de Espalmador. ¿Por qué? Porque se decía que estos lodos eran beneficiosos para la piel y la circulación sanguínea (aún podemos encontrar muchas de esas afirmaciones por internet). Una superstición inventada, contada de boca a boca, que se tomó como por verdad cuando, en realidad, se prohibía el baño en dicha zona desde hace mucho tiempo. Por suerte, ante el elevado grado de contaminación de las aguas (bacterias fecales, lo que dice bastante del origen de las aguas), se optó por vallar el perímetro de la laguna por motivos de salud pública. Algo que se les debió de olvidar a los publicistas de Estrella Damm que mostraban imágenes de personas bañándose en dicho lugar.
Pero el ejemplo de Formentera no es nuestro único Ganges ibérico. En Murcia, en la zona norte del Mar Menor (concretamente en las salinas que se encuentran a su lado) podemos seguir contemplando patrias y pintorescas supersticiones. La solución mágica vuelve a ser la misma y para lo mismo: Rebozarse en los mal llamados lodos (en el caso del Mar Menor son limos) para curar o mejorar muchas y variedades enfermedades: reumáticas, circulatorias, dermatológicas... De nuevo, se desconoce la existencia de informes médicos que avalen las supuestas propiedades curativas de los lodos de dichas aguas. El boca a boca hace su trabajo y miles de personas acuden al lugar "sagrado".
Encontrándome yo de paseo por dicha zona, junto a visitantes del extremo norte de España, me resultó graciosa la sorpresa con la que mis compañeros observaban el panorama (para mí el fenómeno no era nuevo): cientos de personas embadurnadas de lodo negro frente a aguas contaminadas, de las cuales surgía un olor pestilente en algunos lugares. Las dos últimas fotos (tomadas justo ayer) hablan por sí mismas.
Las aguas fecales y los desechos industriales, navales y agrícolas han contaminado bastante las aguas del Mar Menor y parte de las salinas colindantes. La cantidad de nitratos es tan elevada, que produce plagas frecuentes de medusas y determinadas algas y provoca la muerte de los peces. Muchas de las zonas no son aptas para el baño, pero las supersticiones son poderosas. Los lodos del Mar Menor siguen siendo un poderoso reclamo turístico por sus supuestos beneficios como también lo sigue siendo el río Ganges. Ambos son emblemas de un mismo y mágico deseo.
Investigaciones realizadas sobre la contaminación en el Mar Menor:
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