Colombia, ante un Ecuador más conciliador y una Venezuela más beligerante

Bogotá.-  Las diferencias que mantienen Ecuador y Venezuela con Colombia, por temas como las FARC y el acuerdo militar entre Bogotá y Washington, parecen tomar caminos opuestos, con el recrudecimiento de la tensión entre los Gobiernos de Hugo Chávez y Álvaro Uribe, y el lento acercamiento entre Bogotá y Quito.

La detención el domingo de 41 colombianos en Caracas, incluido un funcionario del consulado de ese país, enrareció aún más el ambiente entre los dos países, pese a pronunciamientos como el del vicepresidente de la Asamblea Nacional venezolana, Saúl Ortega, que calificó hoy solo como una "incidencia de orden público" ese hecho.

Los 41 colombianos "fueron todos liberados anoche", informó este lunes a Efe la cónsul colombiana en Caracas, María Elvira Cabello, quien añadió que los documentos personales que la Policía les había retenido los "entregan hoy".

Según las autoridades del municipio de Libertador, uno de los cinco que integra Caracas y único en manos del oficialismo, el suceso se produjo en medio de un operativo consular de renovación de documentos que se realizaba sin el permiso correspondiente que emite el Ministerio del Interior y Justicia venezolano.

Cabello dijo vía telefónica a Efe que desconocía que requerían permisos del Ministerio del Interior para dichos operativos, ya que en los "cuatro años" que lleva en Venezuela siempre los ha realizado sin que se loes haya exigido ninguna autoridad.

Pero ya sea por desinformación o por un simple malentendido, esto no ayuda a las relaciones bilaterales, "congeladas" por Chávez el 28 de julio pasado, como respuesta a las denuncias "irresponsables" de Colombia sobre el presunto desvío de armas venezolanas hacia las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

De acuerdo con el mandatario venezolano, esos señalamientos solo buscaban desviar la atención sobre el tratado que Bogotá y Washington terminaron de negociar el pasado viernes y por el cual soldados estadounidenses podrán usar hasta siete de sus bases colombianas, algo considerado por Caracas como una "amenaza" para su "revolución".

Y aunque el viernes pasado Uribe aseveró que el pacto con Estados Unidos le "conviene" a todo el continente y se mostró dispuesto a retomar el diálogo tanto con Caracas como con Quito, este domingo Chávez aseguró que era "imposible" recomponer las relaciones con su colega, a quien acusó de exhibir un "cinismo sin límites".

Una posición que ahora es muy diferente a la mostrada por el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien reaccionó con un tono más conciliador ante el llamado al diálogo de Uribe, quien, además, volvió a ofrecer disculpas a Quito por el bombardeo colombiano contra un campamento de las FARC instalado en Ecuador.

Ese ataque del 1 de marzo de 2008, en el que murió el entonces número dos de las FARC, alias "Raúl Reyes", llevó a Quito a romper las relaciones diplomáticas con Bogotá.

Correa aceptó el sábado las disculpas de Uribe y abrió una puerta al diálogo, pero insistió en condicionar la reanudación de las relaciones entre ambos países al cumplimiento de varios requisitos.

Entre ellos está el que Bogotá "rechace explícitamente" la tesis "perversa" de la extraterritorialidad, según afirmó hoy el canciller ecuatoriano, Fander Falconí.

Colombia debe "dejar expreso" que se abstiene de "intervenir en terceros países si es que considera que hay algún tipo de amenaza a su seguridad", dijo Falconí a Radio Sonorama.

Además de dejar abierta la puerta a negociaciones para recomponer las relaciones con Bogotá, Quito recordó este lunes que considera a las FARC como un grupo "absolutamente irregular" y que no se "ha evocado ni se evocará" la posibilidad de otorgarle a la guerrilla el estatus de grupo "beligerante".

"Hasta Venezuela ya ha renunciado a esa posibilidad", afirmó el ministro ecuatoriano de Defensa, Javier Ponce, en una entrevista publicada hoy por la revista Vanguardia, en la que dijo que "es evidente la vinculación de las FARC con el narcotráfico", pese a que ese grupo "tiene un origen político muy claro".

De acuerdo con el ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez, esta renovada posición conciliadora del Gobierno de su país se debe a que Correa no tiene otra salida que "aceptar la mano" que Uribe le está tendiendo para dialogar, ante las denuncias que vinculan a miembros de su Administración con las FARC.

"Correa se siente acorralado con todas las evidencias de que su Gobierno está vinculado con el narcotráfico y las FARC. Es una manera de salir del enorme embrollo en el que está metido", aseguró Gutiérrez en una entrevista que publicó este lunes el diario colombiano El Espectador.

Este tire y afloje entre Quito, Caracas y Bogotá se produce a menos de dos semanas de la reunión extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), del próximo 28 de agosto en Bariloche (Argentina), que fue convocada para analizar el impacto en la región de los nuevos acuerdos militares de Colombia y EE.UU.

Por su parte, la ministra argentina de Defensa, Nilda Garré, reiteró hoy la "preocupación" de su Gobierno por el acuerdo en negociación para que militares estadounidenses usen hasta siete bases colombianas, a las que definió como "extrañas a la región".

La reunión de Bariloche servirá para debatir entre la "posición guerrerista" colombiana y el pacifismo mayoritario en la región, dijo hoy Alí Rodríguez, dirigente del gobernante Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV).

Para el momento de dicha cumbre, el cuestionado pacto militar ya podría estar firmado, tal como afirmaron el sábado a Efe fuentes del Ministerio de Defensa de la nación suramericana, tras el anuncio del día anterior que dio cuenta del fin de las negociaciones sobre dicho acuerdo.

Mañana, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, y el canciller colombiano, Jaime Bermúdez, se reunirán en Washington para hablar, entre otros asuntos, del acuerdo de cooperación militar.