Londres.- El Gobierno del Reino Unido reconoció hoy que es imposible garantizar que la información sobre terrorismo que manejan los servicios de espionaje británicos no se obtiene mediante la tortura a sospechosos en el extranjero.
En un artículo conjunto publicado en el "Sunday Telegraph", los ministros británicos de Exteriores, David Miliband, y del Interior, Alan Johnson, niegan las acusaciones de complicidad de los servicios secretos nacionales en el maltrato de sospechosos fuera del país.
"No son verdad las sugerencias de que los servicios de seguridad e inteligencia operan sin control en el extranjero", subrayan los ministros, al reiterar los desmentidos del Gobierno británico a ese respecto.
"No es verdad -insisten- la sugerencia más grave de que es nuestra política operar en secreto al solicitar o participar directamente en los abusos de presos".
No obstante, los titulares de Exteriores y el Interior recalcan que la tortura no se practica en territorio británico, aunque reconocen que no se pueden tener las mismas salvaguardas con sospechosos detenidos por autoridades extranjeras.
"Algunas operaciones se han interrumpido porque el riesgo de maltrato era demasiado alto, pero no es posible erradicar todos los riesgos", admiten ambos responsables gubernamentales.
Miliband y Johnson, responsables del MI6 (agencia de espionaje exterior) y el MI5 (agencia de espionaje interior), respectivamente, respondieron así a un informe parlamentario publicado el pasado martes.
La Comisión de Derechos Humanos Conjunta del Parlamento británico pidió entonces una investigación independiente sobre las acusaciones de que el Reino Unido ha sido cómplice de torturas cometidas contra sospechosos de terrorismo en el extranjero.
La Comisión difundió un informe en el que remarca su preocupación por el "inquietante número de alegaciones creíbles" acerca de la supuesta complicidad de este país.
Asimismo, la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes manifestó hoy su inquietud sobre esas acusaciones.
Ese comité de diputados también advirtió contra la relación que las agencias de inteligencia británicas mantienen con los servicios secretos paquistaníes (ISI), cuyas prácticas son "causa de gran preocupación".
Entre las mencionadas alegaciones se incluyen las del etíope Binyam Mohamed, residente en el Reino Unido, quien salió en libertad de la cárcel estadounidense de Guantánamo (Cuba) el pasado febrero.
El etíope ha denunciado que el MI5 fue cómplice de las torturas a las que fue sometido primero en Pakistán, en el 2002, por agentes pakistaníes durante tres meses de detención en ese país.
Mohamed asegura que después fue trasladado a Marruecos en un vuelo clandestino de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EEUU), donde volvió a ser torturado y se enteró de que agentes británicos suministraban preguntas e información a sus carceleros.
La Policía Metropolitana de Londres (MET), también conocida como Scotland Yard confirmó el pasado mes que investigará si el MI5 participó en la supuesta tortura de Binyam Mohamed durante su arresto en varios países antes de su traslado a Guantánamo.
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