Teherán.- El vicefiscal del tribunal general y revolucionario de Teherán, Mohebati, presentó hoy la acusación contra los detenidos por las protestas postelectorales, que calificó de "un intento infructuoso para provocar un golpe de estado de terciopelo", según la televisión pública iraní.
Mohebati acusó a los procesados de atacar con armas blancas y de fuego centros militares y edificios públicos, de destruir bienes, de provocar el terror entre los ciudadanos y de tener relaciones con los grupos de oposición como el de los "muyahedin del pueblo".
Los cargos incluyen también agresiones a los agentes de policía y a otras personas, así como preparar informes para los medios extranjeros y distribuir cartas de contenido contrario a la República islámica de Irán.
Mohebati intervino en la primera sesión del juicio que comenzó esta mañana a las 09.10 hora local (05.50 GMT) con la recitación de versículos de Corán.
Entre los detenidos figuran destacados activistas políticos miembros de "la Organización de Muyahedin de la Revolución Islámica", cercano de Mohamad Jatami, y el partido "Frente de la participación", cercano a Akbar Hashemi Rafsanyani,
En el tribunal revolucionario de Teherán son procesados un centenar de detenidos por las manifestaciones que se produjeron en Irán tras las elecciones presidenciales del 12 de junio, calificadas de fraudulentas por el candidato reformista Mir Hosein Musavi.
Las principales ciudades de Irán fueron escenarios de masivas protestas a partir del día siguiente tras ser proclamado ganador de los comicios el actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
Las manifestaciones, a las que acudieron los partidarios de otros tres candidatos de las elecciones, fueron reprimidas brutalmente por la policía iraní, con un saldo oficial de al menos 20 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos.
Musavi, quien recibió el apoyo de Jatami y Rafsanyani durante las elecciones, acudió el pasado jueves junto con otro candidato reformista, Mahdi Karrubi, al cementerio de "Behesht Zahra", al sur de Teherán para conmemorar a las víctimas de las manifestaciones.
El acto terminó en un enfrentamiento con la policía iraní que detuvo, según un alto mando militar, a cincuenta personas acusados de haber provocado disturbios.
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