Bagdad.- En la jornada más violenta que vive Irak en las últimas tres semanas, 27 personas murieron hoy y 68 resultaron heridas por una cadena de atentados que se cebó en fieles chiíes que acaban de cumplir con sus oraciones del viernes.
Fueron cinco las bombas que estallaron cuando los fieles salían de las mezquitas de esta capital y de sus alrededores, en una operación que parecía estar coordinada y que ha manchado de sangre lugares sagrados de los chiíes, que son mayoría en este país.
Los objetivos fueron las mezquitas chiíes de Al Sharufi, Al Rasul al Aazam, Al Hakim, Al Sadrin y la del imán Al Sadiq, repartidas en varios puntos de esta capital y sus alrededores.
Fuentes del Ministerio del Interior dijeron a Efe que el mayor número de muertos se produjo a las afueras de la mezquita de Al Sharufi, en el barrio de Al Shab (noreste de Bagdad), donde perecieron 21 personas y otras 40 resultaron heridas.
En la mezquita de Al Rasul al Aazam, donde se produjo el segundo atentado más grave, murieron cinco personas y hubo quince heridos.
Por lo menos en uno de los casos las autoridades dijeron que la explosión fue ocasionada por un coche-bomba.
Ningún grupo se ha hecho responsable de la cadena de atentados, pero todas las sospechas apuntan a grupos terroristas vinculados a Al Qaeda.
Según las fuentes, las explosiones parecían estar programadas para que se produjeran a la misma hora, tras concluir las oraciones más importantes del viernes, hacia mediodía, que suelen congregar a millones de musulmanes en todo el mundo.
Los chiíes representan el 65 por ciento de la población de Irak, de unos 26 millones de habitantes.
Estas explosiones despiertan el temor de que estalle en Irak una nueva ola de violencia sectaria similar a la del 2006, cuando el país estuvo al borde de la guerra civil tras el atentado contra la mezquita chií de Samarra, unos 100 kilómetros al norte de Bagdad.
Los enfrentamientos que siguieron al atentado contra este santuario chií causaron la muerte de miles de iraquíes y centenares de miles tuvieron que huir de sus lugares de origen para escapar a la ola de violencia.
Los atentados de hoy se producen un mes después de que las tropas de Estados Unidos destacadas en Irak completaran su retirada de los los centros urbanos, el pasado 30 de junio, para cumplir con los compromisos de seguridad firmados por los dos países en el 2008.
Los cerca de 130.000 soldados estadounidenses operan ahora fuera de las ciudades, cuya seguridad ha quedado a cargo del Ejército y la Policía de Irak. La salida definitiva de las tropas norteamericanas se producirá antes de que termine el 2011.
Los ataques de hoy son los más graves que se producen desde el 9 de julio pasado, cuando tres explosiones, dos de ellas en la población de Telafar y la otra en el barrio bagdadí de Sadr City, causaron 42 muertos y casi cien heridos.
En los últimos días se han producido varios atracos violentos a un banco, una casa de cambios y un furgón de transporte de caudales, que las autoridades iraquíes sospechan puedan ser obra de grupos insurgentes que están intentando financiar sus actividades.
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