ETA ha vuelto a la carga con un atentando con furgoneta bomba en una Casa Cuartel de la Guardia Civil de Burgos. En aquel momento 120 personas dormían en el edificio Benemérita. No hubo aviso ni por el momento se ha reivindicado el ataque, pero fuentes de la investigación se lo atribuyen a la banda. La explosión —que tuvo lugar en torno a las tres y media de la madrugada— ha causado 65 heridos, al parecer leves, 38 de los cuales han sido trasladados al Hospital General Yagüe de la capital burgalesa. Casi todos han sufrido cortes y pequeñas heridas pero, a juzgar por la magnitud de los destrozos, podría haber sido mucho peor.
La explosión ha destruido y ha dejado al aire algunas de las viviendas del inmueble. Además provocó un gran cráter en el suelo —de unos 7 metros de diámetro— y afectó a las catorce plantas del edificio, las primeras de las cuales quedaron "prácticamente destruidas", según informó en el lugar de los hechos el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, quien confirmó que los terroristas no avisaron previamente del atentado.
El coche bomba ha provocado también daños de consideración en edificios cercanos, que han sido desalojados de forma preventiva. Marquesinas y ventanas han tenido que ser retiradas por los bomberos y han sido innumerables los cristales rotos que se han esparcido por la zona y que han sido los que han provocado muchas de las heridas leves a los principales afectados. De los 65 heridos, seis son niños y dos son mujeres embarazadas, mientras que más de la mitad, 27, son personas que residían en la casa.
Algunos vecinos del bloque donde ha explotado el artefacto lamentan los grandes daños que han sufrido sus casas y opinan que se ha evitado mayor número de afectados porque muchas personas están de vacaciones. De hecho, a juzgar por los destrozos, la tragedia podría haber sido mucho mayor. Según el presidente de la Junta de Castilla y León, "ETA ha ido a matar". Las víctimas están teniendo que ser atendidas psicológicamente por un equipo especializado.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, se encuentran en Burgos en estos momentos, junto con otras autoridades de Castilla y León y el País Vasco. Para el titular de Interior este atentando buscaba "dejar víctimas" sin "ninguna duda".
Se trata del octavo atentado de ETA en lo que va de año. Sólo uno de ellos, el perpetrado el pasado 19 de junio ha tenido una víctima mortal, el policía nacional Eduardo Puelles.
El cuartel burgalés estaba en la lista de objetivos del 'comando Vizcaya'. Así se desprende del auto del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón que envió a prisión en julio del año pasado a siete de los presuntos integrantes del comando, y que detallaba los planes del llamado 'complejo Vizcaya' de ETA.
En junio del año pasado, el presunto jefe militar de ETA, Garikoitz Aspiazu 'Txeroki', ordenó al jefe del 'comando Vizcaya' que elaborara información detallada sobre la casa-cuartel, que hoy ha sufrido el atentado. No en vano, este grupo tiene en su historial tres atentados con explosivos contra tres dependencias de la Guardia Civil, que fue precisamente la fuerza de seguridad encargada después de desmantelar el comando.
ETA ha cometido en Burgos varios atentados desde 1983, todos sin víctimas mortales y la mayoría vinculados a vías férreas y edificios militares, aunque también se convirtió en escenario de los secuestros del funcionario José Antonio Ortega Lara y del político Javier Ruipérez.
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