Bucarest.- El Príncipe de Asturias avaló hoy el compromiso de la empresa española con el futuro de Rumanía, un mercado clave, dijo, en el que la presencia de compañías de España está generando empleo y contribuyendo al desarrollo económico del país balcánico.
Don Felipe clausuró el encuentro empresarial Rumanía-España, celebrado en Bucarest con motivo del primer viaje oficial de los Príncipes a este país, al que llegaron ayer acompañados por unos 80 empresarios para respaldar las inversiones españolas y fortalecer las relaciones bilaterales.
De hecho, España está muy interesada en el proceso de modernización que está llevando a cabo Rumanía, uno de los países s menos desarrollados de la UE y con grandes oportunidades para la inversión, especialmente en infraestructuras.
Hasta el año 2013, en Rumanía se destinarán a infraestructuras de transporte 4.565 millones de euros de fondos comunitarios y 1.200 millones más del presupuesto rumano.
Por el momento, las empresas españolas se han adjudicado más de 160 contratos en el sector de la construcción y obra civil de este país por un importe que supera los 1.200 millones de euros.
Y es que Rumanía, según indicó Don Felipe en el almuerzo de clausura, se ha convertido en un "mercado clave" para las empresas españolas, presentes en los sectores de la construcción, inmobiliario, ingeniería, energía o industria.
"Esa presencia -añadió- genera empleo, contribuye al desarrollo económico y supone un compromiso duradero con el futuro de este país mediante su plena integración en las estructuras productivas locales".
Según recordó, el comercio bilateral se ha multiplicado por seis desde el año 2000 hasta rozar los 2.000 millones de euros, a la vez que España se encuentra ya entre los diez principales países en inversión extranjera directa en Rumanía.
El Heredero de la Corona volvió a ofrecer a Rumanía la experiencia en la gestión de los fondos estructurales europeos, que ha sido "muy positiva y eficaz" para el desarrollo de España y que "puede resultar de gran valor" para el país del este europeo.
Por su parte, el ministro rumano de Desarrollo Regional, Vasile Blaga, invitó a las compañías españolas a participar en los concursos de obras y calificó a España como un modelo a seguir en la gestión de los fondos europeos y en la descentralización autonómica.
La segunda jornada de los Príncipes en Rumanía comenzó con un desayuno de trabajo con la delegación empresarial española previo al Encuentro, al que asistieron representantes de Iberdrola, FCC, Isolux, Garrigues, La Caixa, Tercialia, Typsa o Isolux.
Los secretarios de Estado para la UE, Diego López Garrido, y de Comercio, Silvia Iranzo, participaron también, al igual que el presidente del Consejo Superior de Cámaras, Javier Gómez Navarro, y el vicepresidente de la CEOE, Juan Lezcano.
De boca de los empresarios Don Felipe conoció la situación y perspectivas de las compañías radicadas en Rumanía, unas 3.600 que hasta abril pasado habían invertido más de 800 millones de euros, lo que coloca a España en el octavo puesto en este ránking.
Aunque Don Felipe ya disponía de un informe de las Cámaras de Comercio sobre esa situación, los empresarios le trasladaron su inquietud por las trabas burocráticas que encuentran para ejecutar sus proyectos y la necesidad de que Rumanía fortalezca su administración pública porque es incapaz de absorber los fondos.
También le explicaron la presión que Francia e Italia ejercen para conseguir las adjudicaciones y la lentitud en algunos pagos. De hecho, alguno de ellos calificó de coincidencia que ayer mismo se desbloqueara el pago a una empresa española por unas obras que le debía el Ayuntamiento de Bucarest.
El Príncipe se entrevistó después con el primer ministro rumano, Emil Boc, del Partido Demócrata Liberal, con quien repasó las relaciones bilaterales y a quien trasladó las inquietudes de los empresarios, entre ellas la posibilidad de recuperar la mano de obra cualificada de buena parte del millón de rumanos que ha emigrado a España.
Después de ese encuentro, los Príncipes se trasladaron a la Casa del Pueblo, sede del Parlamento rumano, donde fueron recibidos por los máximos representantes del Senado y de la Cámara de Diputados, y más tarde clausuraron el Encuentro Empresarial.
La Casa del Pueblo, el segundo edificio más grande del mundo tras el Pentágono, fue construido durante la época del dictador Nicoale Ceaucescu, fusilado hace veinte años.
Ceacescu mandó construir este megalómano edificio en 1983 y para ello se destruyó una parte importante del centro histórico de Bucarest.
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