La vida en beta perpetua

Dos grandes corrientes de pensamiento abordan seriamente la cuestión de la formación específica en las TIC. Una insiste en la alfabetización en los nuevos medios y la otra en la alfabetización digital. Aun reconociendo las aportaciones de cada una, nos desmarcamos de las dos por la sencilla razón de que tienden a permanecer ancladas a concepciones relativamente formales de la enseñanza y del conocimiento, concibiéndolos antes de nada como producción y como producto.

Son nuestras vidas lo que se está cuestionando y debemos aprender a verlas como procesos continuos de adquisición de conocimientos y capacidades entendidos como flujos más que como libros que podemos sostener entre las manos, leer, conocer e incluso tirar o quemar.

La web actual sobre la que cada vez encontramos más y más programas disponibles en versión beta por un tiempo indeterminado nos brinda una metáfora útil. Estos programas están inacabados y es su utilización por numerosos usuarios, la práctica, la participación de todos, lo que permite afinarlos. Sus funcionalidades no se dan de una vez por todas: fluctúan.

Aquí estamos abordando también nuestras vidas en un mundo donde las TIC ocupan un lugar cada día más importante. Imposible 'saber'. No sirve de nada aprender 'cosas' (stuff, dicen los norteamericanos). Lo que conocemos nunca es suficiente ni está totalmente al día. Las cosas y personas que nos rodean cambian tanto que debemos aprender a conducir nuestras vidas como si éstas estuvieran en "perpetua versión beta".

Vivir la vida en beta perpetuo implica aprender a aprender, cambiar con el cambio (cuando no llegamos a ser capaces de anticiparlo o a ayudar a que emerjan nuevas tecnologías o nuevos usos), crear y a contribuir en los tres niveles clave:

• El individuo en las redes, sus relaciones con los grupos a los que está conectado y que él mismo ha escogido para sí (o le han sido impuestos), la gestión de sus relaciones sociales, de su identidad, de su reputación, etc.
• Las actividades profesionales, que varían para cada cual pero que siempre implican anticipar los cambios inevitables y tener la visión más amplia posible para evitar transiciones y saltos dolorosos.
• El espacio social y colectivo donde hay que saber salvaguardar la vida privada de los ataques del Gran Hermano y sus hermanas (las grandes empresas privadas), así como ser capaces de relacionarse con los otros para poner en marcha movimientos tanto creativos como de protesta, a favor de causas o contra abusos, para sacar partido de las fabulosas oportunidades que nos procuran las TIC y, sobre todo, la posibilidad de organizarse sin organización.

Ésta es la discusión más reciente que mantenemos Dominique Piotet (con quien escribí La alquimia de las multitudes: cómo la web está cambiando el mundo y yo.

Todo esto, ¿os inspira? ¿qué pensáis vosotros?

[Foto en Flickr de ViaMoi]