Recordemos como llegó el cataclismo en el pasado. Primero las larguísimas filas de singles a 175 pesetas de los grandes almacenes fueron menguando hasta desaparecer. Ya sólo quedaban maxisingles y los LP. Un día salió la noticia de un nuevo soporte que decían era el futuro, sonaba muchísimo mejor y nunca se rayaba ni rompía. Lo que no nos contaban es que ese nuevo soporte era tan frágil como los demás y no se podía tratar a patadas como nos decían en los anuncios. Se rompía, se rayaba, las patillas que aguantaban los CD dentro de la caja se partían, los libretos se estropeaban al andar sacando y metiéndolos y las cajas de plástico se rayaban y ensuciaban tanto como las de las odiadas casetes.
Lo que empezó siendo un pequeño espacio en las tiendas de discos para el nuevo soporte, caro e incómodo de manipular —casi había que hacer un máster de ingeniería para poder abrir el celofán de las cajas—, fue poco a poco avanzando hasta hacer desaparecer por completo el disco de vinilo en las tiendas. Por si alguien tenía dudas, las ediciones en CD de las novedades solían incluir dos o tres temas más que el vinilo para ayudar a decidirse a los indecisos.
Con la patraña del mejor sonido y la calidad aséptica del mismo y el no tener que levantarnos del sofá para cambiar la cara del disco, todo el mundo corrió a comprarse de nuevo la colección de discos que ya tenía en el nuevo soporte y, en muchos casos, deshacerse de su vieja y querida colección de vinilos. La mayoría de esas ediciones estaban sin cuidar, mal remasterizadas y, muchas veces, con el encarte interior omitido. Muchas de esas reediciones han sido hasta dos y tres veces vueltas a editar en estas décadas con supuestas actualizaciones de sonido, subida de volúmenes y graves y otra vez a precio de novedad... El timo del tocomocho, vamos.
Todo el afán usurero de la industria musical se vio ensombrecido cuando comenzó el tema de la piratería y las descargas por internet. No era como grabar un vinilo en casete, las copias de CD eran como disponer del máster original del disco, copia 100% idéntica al original. La edad de oro de las discográficas tenía los días contados.
Un ejecutivo discográfico que pidió no ser identificado aseguraba hace poco en un periódico que las ventas de CD están muertas y que las discográficas tienen puestas sus esperanzas en las descargas digitales de canciones sueltas. El concepto disco como tal desaparece y ahora lo que importa para seguir promocionando el trabajo de un artista es que su primer single tenga las suficientes descargas de pago a 0,99 euros para seguir invirtiendo en vídeos y promociones.
Y mira tú por donde reaparece el vinilo. Nunca estuvo desaparecido del todo ya que se ha seguido utilizando sobre todo para profesionales y Djs en música de baile y techno, pero era imposible encontrarlo en tiendas de acceso libre para el público común. Ante la bajada de ventas del CD, una de las principales impulsoras de la vuelta del vinilo han sido las propias discográficas. No es que el CD ya no interese —es muchísimo más barato de fabricar que el vinilo y, si se vende, da un mayor margen de ganancia— pero es mejor empezar a vender vinilos. A la gente le da igual tener un CD pirateado, pero nadie quiere un vinilo pasado a casete en su casa.
Toda la industria en pleno se ha puesto las pilas. Vuelve la picaresca de cuando apareció el CD y hay que aprovecharse de una generación completamente nueva que no conoció el vinilo. Esto es, reeditar todo lo posible en LP. Por un lado tenemos el esnobismo de comprarse los discos en vinilo, que mola mucho eso de pasearse con las voluminosas carpetas de más de 30 centímetros bajo el brazo; por otro lado, tenemos a todos los temerarios que regalaron, tiraron a la basura o malvendieron su colección de vinilos originales para hacer hueco a las versiones en CD de los mismos que iban comprando y, tras descubrir que el CD no era tan bueno como dijeron, quieren recuperar la sensación del acto de poner una aguja en un vinilo y envolverse dentro de su orgánico sonido.
Una de las causas que hizo que los vinilos dejasen de venderse en beneficio del CD fue la cada vez peor calidad de su fabricación. No sé si por motivos de crisis o por alguna maniobra oscura, los discos de la última época casi se doblaban en un ángulo de 90 grados. El que la mayoría de ellos se hicieran con vinilo reciclado hizo que su calidad fuese cada vez más nefasta, perjudicando al sonido.
Ahora el vinilo se presenta como símbolo de calidad, buen gusto y material para entendidos
. Las ediciones se presentan en carpetas de cartón duro y con un gramaje de vinilo que nunca es menor de 180 gramos —el llamado 'dj friendly'—. Rodajas de plástico negro duro que soporta los estoques de las agujas de los tocadiscos sin ningún problema, con gran calidad de sonido y sin saltos. Algunas ediciones especiales sobrepasan los 200 gramos, pero con un elevado precio de venta.
"Evidentemente el vinilo está en auge porque, excepto para coleccionistas o revisionistas, este formato estaba prácticamente desaparecido. Ahora vemos que aunque lento, los aficionados al formato crecen". Eso nos contaba Carlos Galán, responsable de Subterfuge, cuando le preguntamos sobre la moda del vinilo. El vivió los últimos días del vinilo con exitosas ediciones de los primeros discos de Dover, Los Planetas o Australian Blonde. Uno de los discos editados en su momento por Subterfuge, 'Pop' de Los Planetas, estaba cotizándose a altos precios en ebay en su edición original. Coincidiendo con el 20 aniversario del nacimiento de Subterfuge, la compañía ha reeditado el disco en vinilo traslúcido de colores en una edición limitada que prácticamente ya está agotada. "Editar en su momento el disco de Los Planetas fue un subidón que queríamos repetir. Con el tema del aniversario nos planteamos hacer reediciones de discos del pasado y esto es sólo el inicio de una serie de reediciones que convivirán con las novedades que esperamos poder ir editándolas en vinilo en su totalidad, como hemos hecho con Anni B Sweet, Lidia Damunt o Unfinished Symplathy", nos anuncia Carlos Galán.
Manuel Corcés, responsable de la sección de música de Fnac Bilbao nos cuenta que ha notado que la venta en vinilo respecto al CD ha subido en los últimos meses en un 30%, algo considerable, teniendo en cuenta que en la ciudad vasca ya no existen prácticamente tiendas de discos como tal y que el grueso de ventas de discos se hace a través de grandes almacenes, donde compra todo tipo de público y no sólo el especializado. "No creo que sea sólo una moda pasajera —nos dice Manuel—. Las novedades las compra el público en general, pero el fondo de catálogo es más para entendidos".
En las estanterías de Fnac se mezclan vinilos de 10 pulgadas de rockabilly, reediciones de jazz y singles de psicodelia de los sesenta con las abultadas y carísimas cajas de vinilo de los nuevos trabajos de U2, Depeche Mode o Metallica. Junto a ellos aparece el nuevo disco de la triunfita Labuat, Raphael o las reediciones de clásicos de Camarón y Paco de Lucía que está presentando Universal este verano. Todo vale, las discográficas van a por todas a la hora de captar compradores potenciales.
Monster Records es otra discográfica que apuesta por el vinilo. Cuando se formaron a partir del fanzine 'La herencia de los Monster' ya regalaban singles de vinilo con la publicación, lo mismo que Subterfuge en su fanzine. Han ido alternando sus publicaciones en CD con ventas a través de correo de singles de 7 pulgadas en el llamado 'club del single' y editando rarezas en el elegante formato de 10 pulgadas, como los discos de rock n roll de los años 50. Tras llegar a un acuerdo con Dro, Monster ha estado reeditando en vinilo de colores los clásicos del comienzo del sello como Decibelios, Desechables, Siniestro Total o Parálisis Permanente. El 'must' fue una caja de edición limitada de 300 copias que contenía en vinilo blanco una edición facsímil de catorce singles imposibles de encontrar de Dro, entre los que estaban los primeros trabajos de Kgb, Tnt o Derribos Arias. Para después de verano Monster ha anunciado la creación del subsello 'Vinilísssimo', un acuerdo con Sony/BMG que les permitirá acceder al catálogo de sellos míticos como Cbs, Novola, Chapa, Zafiro y Rca para editar en vinilo de gran calidad y partiendo de las portadas y cintas máster originales trabajos míticos de Las Grecas —su primer disco 'Gipsy rock'—, Veneno, Elkin y Nelson, Los Brincos, Bravos o Kaka de Luxe.
Por infraestructura, lo corto de las tiradas o por no fiarse todavía de que esto vaya a funcionar, muchas de las multinacionales todavía no se fían y prefieren ceder la fabricación de sus vinilos a terceros. En 1989 Bob Irwin creó Sundazed Music. Aunque comenzó editando CD, ahora está especializado en la reedición de clásicos en vinilo en cooperación con multinacionales. Las ediciones actuales que podemos encontrar de los primeros discos de Bob Dylan, Love, MC5, Otis Redding o los Rascals, están en las tiendas gracias a él.
Durante estos años, son legión los que se han mantenido fieles al vinilo. "El CD tiene menos futuro que unas natillas a la puerta de un colegio", vaticina Alberto Lodeiros de El Beasto Records. "El futuro de la industria discográfica en general es bastante incierto, así que vete a saber lo que ocurrirá de aquí a unos años, pero estoy seguro que el vinilo se seguirá publicando porque es el formato ideal para el rock n roll y géneros afines. Supongo que los grandes sellos se buscarán otro formato o usarán internet... La verdad es que me importa poco. Ellos se han buscado el estar donde están a base de masacrar a sus clientes y pensar sólo en sus cuentas", añade.
¿Un disquero hablando mal de la industria y poniéndose de parte del comprador? Bueno, es que Alberto tampoco es un disquero convencional. Ante todo El Beasto es una tienda de discos de A Coruña que se dedica a editar vinilos de los grupos que le gustan en cuidadas ediciones para coleccionistas. 666 singles del single debut de Jukebox Racket —el grupo formado por ex Dinamita pa los Pollos y Boggie Punkers—, 250 copias del LP de Los Indómitos en 180 gramos, o un single amarillo de Lords Of Altamont, también en 666 copias, son algunos de sus últimos lanzamientos.
Desde el comienzo del sello, El Beasto sólo edita vinilo a pesar de los problemas que eso conlleva. En España no quedan fábricas que prensen discos y hay que encargarlas en Francia o en una famosísima fábrica Checoslovaca donde acude media Europa
¿Y cómo va a ser el futuro? El que piense que los CD van a desaparecer lo tiene claro. Irán perdiendo terreno en las tiendas para dejar espacio a los muebles de vinilo. ¡Si hasta vuelve el single! El problema es que una desaparición total que alegraría a muchos puristas es imposible por la cantidad de complementos digitales con los que nos hemos ido surtiendo estos años. ¿Qué vamos a hacer con mp3, Ipods, ordenadores...? Ya sé que la compresión digital no es la mejor forma de escuchar música pero, para muchos, es la única.
La fabricación y venta de platos también ha ido en aumento. Muchos de los listos que se deshicieron de su colección de vinilos en los 90 también tiraron el tocadiscos a la basura. Los nuevos modelos que aparecen en el mercado están llenos de juguetes para seguir consumiendo música digital. Además de software para conectar los nuevos platos al ordenador vía USB y poder pasar el vinilo a soporte digital, ya hay modelos más sofisticados que tienen enganches directos para el Ipod o incluso grabadores de CD incorporados, como antiguamente las minicadenas de música que tenían el plato conectado al casete para grabar sin interferencias.
Para celebrar el sesenta aniversario de la aparición del vinilo —lo cual es muy curioso cuando la industria fue la que intentó destruirlo y ha tenido que volver a él con las orejas gachas— Universal Records ha lanzado la campaña Back to Black Vinyl, una reedición en vinilo de los clásicos editados por el sello y que incluye un código de descarga en su interior. Introduciendo ese código en internet se puede bajar una copia digital del disco comprado para disfrutarlo en los reproductores de mp3 o en el CD del coche.
Esta misma opción para los compradores de vinilo la están haciendo otros sellos como la independiente Polyvinyl Records. El sello donde graban grupos como Of Montreal, Someone Still Loves You Boris Yeltsin o Joan Of Arc, incluye en todas sus ediciones de vinilo (maxis, LP o singles) un código de descarga para tener copia digital del mismo. Como dicen en el papelito incluido dentro de los discos con el código personal correspondiente: "compra el vinilo para escucharlo en casa y disfruta en el exterior de la descarga".
Otros incluyen una copia del CD como regalo dentro del vinilo. El nuevo disco de We Are Standard lo trae y la edición en vinilo del disco de Christina Rosenvinge, 'Tu labio superior', incluye el mini CD que regalaban en sus conciertos con temas inéditos. ¡Todo sea por no perder un solo comprador!
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