Nueva Delhi.- La India conmemoró hoy el décimo aniversario de su "victoria" militar en el último conflicto armado con Pakistán, sumida en un debate interno sobre si debe reanudar el diálogo formal con la potencia nuclear vecina.
El primer ministro, Manmohan Singh, y el titular de Defensa, A.K. Antony, acudieron al amanecer al monolito instalado bajo la puerta de la India en recuerdo de los soldados caídos en combate en la guerra de baja intensidad de Kargil (1999).
"Me sumo a toda la nación para rendir homenaje a los mártires de la guerra de Kargil. Sacrificaron sus vidas para defender la unidad e integridad de la India", dijo Singh ante el memorial delhí de "Amar Jawan Jyoti" o del soldado desconocido, según la agencia IANS.
También hubo un homenaje sobre el terreno, en la montañosa Kargil, situada en la carretera poblada de puestos militares que une Srinagar, la capital de la Cachemira india, con la turística Leh.
Políticos, soldados y familiares de las víctimas de la guerra acudieron al memorial de Drass en Kargil para rendir tributo a los más de 500 militares indios que murieron en el conflicto, que se desarrolló en este terreno a gran altura dividido por la llamada Línea de Control (LoC) que separa las dos Cachemiras.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa se hizo eco del uso de su poder aéreo entre mayo y julio de 1999 en Kargil, que desempeñó un "papel central en la victoria" sobre Pakistán.
Según la versión oficial paquistaní, el conflicto se desencadenó después de que insurgentes paquistaníes cruzaran la LoC y atacaran posiciones indias, aunque Nueva Delhi ha insistido en que eran soldados.
Kargil hizo sonar las alarmas de la comunidad internacional, ya que dos potencias nucleares se enfrentaban en un conflicto abierto.
El ex general Pervez Musharraf, por aquel entonces jefe del Ejército paquistaní, concedió esta semana una entrevista a un canal indio en la que aseguró que Kargil supuso "un gran éxito" para Pakistán, ya que empujó a la India a conversar sobre "la disputa por Cachemira".
Sus compatriotas consideran en general como una derrota aquella guerra limitada, que ilustró además la animadversión entre el ex general y el entonces primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif. Un año después, Musharraf lo derrocó en un golpe de Estado.
Pakistán no organizó hoy ninguna ceremonia con motivo de la efeméride del final del conflicto, recordado en los canales indios con una abundante cobertura y testimonios de los familiares de las víctimas.
Además, Nueva Delhi aprovechó para presentar hoy el primer submarino nuclear indio de fabricación propia.
Tras rendir tributo a los soldados por la mañana, Singh viajó a la localidad meridional de Visakhapatnam, en el estado de Andhra, para hablar del "momento histórico" que supone para la India la construcción del submarino.
"Hoy nos unimos a un selecto grupo de cinco naciones que tienen la capacidad de construir submarinos nucleares", celebró el primer ministro durante la ceremonia militar, según un comunicado gubernamental.
Singh dijo que el submarino no pretende "amenazar a nadie", ya que la India "busca una atmósfera en la región y fuera de ella que lleve al desarrollo pacífico".
"El Gobierno está totalmente comprometido en asegurar la defensa de nuestros intereses nacionales y la protección de nuestra integridad territorial", matizó luego.
Pakistán y la India compiten desde hace décadas en una carrera armamentística y han librado tres guerras desde que obtuvieron la independencia, dos de ellas por Cachemira, al margen de Kargil, considerado un conflicto menor.
El deshielo diplomático que significaron las rondas de diálogo abiertas en 2004, dirigidas a resolver contenciosos territoriales y a aumentar la cooperación económica, se vio truncado tras el atentado terrorista de Bombay de finales de noviembre de 2008.
Recientemente, altos cargos de ambos países han mantenido contactos en foros internacionales, como la entrevista entre Singh y su homólogo paquistaní, Yusuf Razá Guilani, durante la cumbre de los Países No Alineados en Egipto.
La disposición del Gobierno indio a retomar el diálogo con Pakistán -siempre y cuando demuestre su compromiso en la lucha antiterrorista- ha soliviantado a la oposición hinduista, que acusa al Ejecutivo de haber sucumbido a la voluntad de Islamabad.
Mientras, el Gobierno de Singh sigue lanzando mensajes de conciliación y advertencias a su país vecino, que ha expresado en varias ocasiones su deseo de volver a la mesa de negociaciones.
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