WASHINGTON, D.C.- El pasado 11 de julio la agencia de noticias estadounidense Associated Press anunciaba la creación de un sistema para controlar su contenido en Internet. Cada uno de sus artículos, fotos y vídeos iría acompañado de un código invisible que permite saber quién y donde reproduce cada pieza, además de hacer que servicios como Google ofrezcan las noticias entre los primeros resultados de una búsqueda.
Lo que no supimos hasta hace unos días es que AP pretende que ese sistema también ayude a cobrar por publicar titulares con links a sus noticias. Esto afectaría tanto a medios como a cualquier internauta que no tenga un contrato con la agencia. El código oculto servirá de espía, chivando a la agencia cada vez que alguien copie su noticia o ponga un link a un texto "protegido".
"Si alguien puede crear un negocio multimillonario a partir de palabras clave, nosotros podemos crear uno multibillionario a partir de titulares, y eso es lo que vamos a hacer", declaró el presidente de AP, Tom Curley, al New York Times el pasado viernes.
Desde que la noticia apareció en el diario norteamericano, Internet se ha convertido en un foro de voces en contra de la decisión de AP.
La agencia es una cooperativa de 1.500 medios de comunicación estadounidenses, en su mayoría periódicos. Los dueños de estos medios pagan a AP para que cubra información que después ellos distribuyen. Este sistema tuvo su origen cuando la mayoría de los medios eran locales y no tenían acceso a información más allá del área que cubrían ni recursos para contratar a corresponsales en el exterior. Los medios regionales tampoco competían por publicidad fuera de su zona de distribución, por lo que tenía sentido que todos reprodujeran las mismas noticias. Sin embargo, Internet ha cambiado todo esto y ahora podemos acceder a cientos de medios desde un mismo lugar. Sólo nos hace falta un link.
En medio del debate que viven estos días los medios, han sido muchas las voces que han nombrado a AP como el principal problema para la prensa en Internet. Cuando los periódicos empezaron a publicar sus ediciones online, agencias como AP o Reuters dejaron que todos los diarios publicaran la misma noticia y al mismo precio, unificando el contenido ante los ojos de los lectores. Muchos medios han acusado a los agregadores de noticias por la falta de ingresos por publicidad o el descenso en el tráfico de visitas, pero fueron las agencias —y los dueños de los medios que están detrás de ellas— las que permitieron reproducir el contenido desde el principio, sin que su autor original viera incrementados sus ingresos por cada copia de la noticia.
A nadie se le ocurrió obligar a los medios a poner un link a la página de AP. Paradójicamente, muchos de los agregadores a los que acusan ahora los medios siguen poniendo un link al contenido original. Y AP quiere cobrar por ese link.
La medida es desesperada e incoherente. La agencia y los medios para los que trabaja cuentan con aplicaciones para teléfonos móviles que permiten recomendar su contenido. Cualquier usuario de su aplicación para iPhone puede reenviar un titular a su cuenta de Twitter o copiarlo y pegarlo en su blog. La aplicación es gratuita, pero si AP sigue con esta iniciativa, habría que pagar por recomendar un simple titular.
AP aprovecha además la ausencia regulación al respecto para establecer las normas. Estados Unidos carece de una legislación que delimite el uso que se puede hacer de un titular o un link en Internet. Ante el vacío legal, sólo quedan recomendaciones de "uso justo", prácticas que no violen los derechos de propiedad intelectual. Hasta el momento ninguna legislación ha considerado que la publicación de un link a una noticia viole estos derechos. Pero a este paso serán las empresas las que dicten las normas.
Como ejemplo de la falta de consenso legal en esta materia, valgan las declaraciones de Curley al New York Times. "No estamos buscando un remedio legal, sólo queremos saber la magnitud del problema", declaró. También se negó a contestar qué entiende por "uso justo" de material en Internet.
Los medios se quejan de los agregadores porque servicios como Google News o Yahoo! News publican contenido ajeno bajo su dominio y cobran por los anuncios que ponen en estas páginas. Además, no todos los agregadores dirigen al lector al contenido original de forma que el medio que invirtió en la producción de una noticia, reciba más visitas y mejore sus ingresos en publicidad. Ante este problema, expertos como Jeff Jarvis, autor del blog Buzz Machine, propusieron hace tiempo un modelo basado en la "economía del link".
Por un lado, Jarvis sugiere que los medios se centren en contenido original —si se trata de un medio local, que inviertan en noticias locales— y que publiquen links a todo lo que no pueden cubrir. Por otro, recomienda un reparto justo de los ingresos por publicidad. Pongamos un ejemplo. Google News pone anuncios junto a los resultados de búsqueda de noticias. Cada vez que entre esos resultados aparezca una noticia de soitu.es, Google deberá pagar a soitu.es una proporción de sus ingresos por ese anuncio. Además, soitu.es pagará a Google cada vez que un lector llegue a sus páginas gracias al buscador. De esta forma, buscador y medio de comunicación salen ganando.
El sistema propuesto por Jarvis es coherente con las últimas tendencias mostradas por los usuarios de Internet. Los lectores acceden cada vez más a los medios digitales a través de links publicados en redes sociales, agregadores y marcadores de páginas. Esto indica que los lectores eligen ahora qué quieren leer, sin esperar a ver qué es lo más importante según lo dicte la portada de un periódico. Y lo encuentran gracias a recomendaciones en forma de links.
Los periódicos todavía carecen de un modelo que les permita recuperar las cifras que un día ingresaron por la edición de papel. Y la decisión de AP es un ejemplo más de su desesperación por aumentar beneficios en la red. Medidas como ésta o el pago por acceder a su edición digital muestran que siguen centrados en cobrar por una información que todos los medios publican de forma idéntica, y no en la creación de contenido que les diferencie a unos de otros.
En vez de convencer al lector con información de calidad, los medios pueden hacer pagar a cualquiera que les hizo llegar a su página.
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