Santurce, Vizcaya. El noble pueblo pesquero que ha dado hijos musicales tan ilustres como Eskorbuto y Tamara Seisdedos —y su madre, y su ladrillo— celebra las fiestas del Carmen. En el escenario un militar, un policía, un cowboy, un obrero, un motorista y un indio cantan 'In the navy' mientras para la coreografía despliegan unos banderines con… ¡la ikurriña! Lo que podría parecer el rodaje de nuevos episodios de la irreverente serie humorística de ETB 'Vaya semanita' es, en realidad, el final de la actuación de Village People, que han volado exclusivamente desde Las Vegas para dar este concierto.
Tras finalizar la escasa hora de actuación con voces en directo, playback musical y varios cambios de vestuario, el cowboy baja del escenario agarrándose la zona lumbar y completamente agotado. Sus compañeros no están mejor que él y todos se encierran en el improvisado camerino para intentar recuperar fuelle y descansar. Más de 30 años como grupo les contemplan y casi todos han pasado hace tiempo del medio siglo de edad.
Lo que antes eran cuerpos musculosos y abdominales, hoy son barriguitas cerveceras. El indio se pasará medio concierto preocupado por cerrar un chaleco que no hace más que abrirse y mostrar una tripa más que considerable. Más o menos la puesta en escena de Village People sigue siendo la misma en sus coreografías que en los 70: que si te empujo, que si hago que te pego, que si te invito a una copa… rollo colegueo de club gay. Sólo han eliminado la parte de 'Macho man', donde se tiraban al suelo a hacer flexiones. Cuando no se puede, no se puede.
De la formación original sólo quedan Felipe Rose, el indio y miembro fundador de Village People que por enfermedad no acudió a España enviando a Angel Morales, un clónico perfecto que hizo que en un primer momento le confundiéramos con el auténtico Felipe, David Hodo, el obrero y Alex Briley, el militar. Glen Hughes, el motorista, fallecía de cáncer hace pocos años, Randy Jones, el cowboy, va por su cuenta y de Victor Willis, el policía, mejor no hablar.
Willis era parte importante del grupo ya que además de ser la voz principal fue compositor junto a los productores del grupo, Jaques Morali y Henri Belolo, de los grandes éxitos del grupo. 'YMCA', 'Macho man' o 'In the navy' son composiciones suyas así como grandes éxitos de la música disco para otros artistas como Patrick Juvet o las Ritchie Family.
Con el éxito obtenido por Village People, Victor Willis empezó a ser tentado para grabar en solitario. Convencido por aduladores que le decían que él era la estrella del grupo, el único heterosexual de la banda se lanza en solitario, fracasando estrepitosamente. Su caída, unida a la cada vez más ascendente carrera de su esposa, que comienza a triunfar en televisión como la esposa de Bill Cosby y madre de Lisa Bonet en la serie 'La hora de Bill Cosby', hace que su matrimonio y su mundo se derrumbe. Divorcios, drogas, detenciones… Impresiona ver las fotografías que hay por la red de Willis esposado y vestido con el típico mono naranja de presidiario asistiendo a uno de sus juicios.
A Willis le sustituiría Ray Simpson, el hermano de la cantante Valerie Simpson, a la hora de rodar la película 'Que no pare la música', así como en la grabación de la banda sonora. Posteriormente volvería Willis al grupo aunque, al ser imposible trabajar con él, sería expulsado para retomar su puesto Simpson, que a día de hoy sigue ejerciendo de policía en activo en Village People, con una más que abultada curva de la felicidad asomando por los ceñidos pantalones y escondiendo tras la gorra una melena de trencitas impropia de un representante de la ley. De Victor Willis lo único que se sabe —y que nos dijeron— es que se encuentra en busca y captura. Buceando por Internet se puede descubrir que está incluso en páginas de 'los más buscados' por la policía y el FBI.
Para saber cómo empezó todo hay que remontarse a mediados de los años 70, cuando los productores Jaques Morali y Henri Belolo descubren al puertorriqueño Felipe Rose en un club gay donde trabajaba como camarero y gogo vestido de indio. Felipe, que llegó a ser coreógrafo en el Crazy Horse de París, se encargó de reclutar a los demás miembros del grupo bajo la idea de Morali y Belolo de cubrir el espectro de diferentes roles de la comunidad americana. O eso es lo que nos quisieron vender en un principio.
La estructura de Village People no difiere mucho de la típica boy o girl band. Diferentes roles en cada uno de sus miembros para acaparar el mayor target posible de público. Da igual que sea el rapero malo, el chico guapo, el gracioso o la pija, la deportista o la bakala.
En realidad, los roles de Village People no eran los de los diferentes estratos de la sociedad americana tal y como nos los presentaron, sino los que estaban de moda en ese momento en los club gays de Nueva York. Ahora es fácil adivinar que el policía con sus botas de caña alta no era más que un personaje de Tom de Finlandia que había cobrado vida o que el vaquero y el indio eran los típicos personajes que desde los años 50 llenaban las páginas de las primeras revistas gays americanas de beefcakes disfrazadas de publicaciones de 'culto al cuerpo'. Para descubrir que el motorista en realidad era una leatherona tendríamos que esperar a ver a Al Pacino en 'A la caza' y atar cabos.
Mientras en Estados Unidos sus canciones sonaban en los clubs más escondidos y eran censurados por editar lps sobre cruising, relacionar en sus canciones a la organización cristiana YMCA con la posibilidad de sexo gratis entre chicos adolescentes, y que un anuncio que rodaron para incitar a los jóvenes a alistarse en la marina fuese retirado de televisión, en España eran invitados a los programas de variedades y el grupo infantil Parchís traducía sus canciones al castellano.
Desde 1985 no han grabado un disco con canciones nuevas. El último, 'Sex over the phone' no tuvo el éxito esperado. Su último gran éxito había sido la canción principal de la película 'Can’t stop the music' en 1980, donde eran protagonistas principales. La canción fue un éxito, no así la película ni la actuación de los Village, que recibieron durísimas críticas. A partir de ahí su carrera discográfica no levantó cabeza, no hay más que ver la portada de 'Rennaisance' (1981) cuando abandonan sus disfraces para maquillarse como puertas y vestirse a lo nuevo romántico en la onda Visage. Las risas todavía se escuchan en muchas tiendas de discos.
A partir de 1985 se han editado más de una decena de grandes éxitos. Con remezclas, portadas diferentes, versiones alargadas, pero todo material viejo. Sin tener discos que presentar en los medios, Village People sigue actuando como el primer día, no les faltan los shows y están tan en activo como en sus mejores momentos de gloria.
"Llevamos 32 años en esto y hemos sobrevivido a la industria", contó a soitu.es el actual vaquero de Village, People Jeffrey Olson –parece que los miembros del grupo hablan de él como un ente con vida propia, sin importar si son miembros fundadores o no—. "Los setenta fueron una gran época, por desgracia los discos ya no se venden como antes. La industria discográfica ha cambiado tremendamente, pero tenemos la suerte de que no nos faltan las actuaciones", explicó.
Homenajeados por estrellas del rock o del pop, Village People es todo un referente en la historia de la música disco. U2 los imitaban en el video de 'Discoteque' y Pet Shop Boys grabaron una versión de 'Go west' . Jeffrey admite que cada vez que escuchan a alguien haciendo una versión de sus temas es un gran orgullo para el grupo: "Pet Shop Boys hicieron un gran trabajo con 'Go west', y nos encanta la producción y el video que grabaron".
La baza principal con la que cuentan Village People es un excelente repertorio en sus primeros trabajos. La exquisita y rica producción de Belolo y Moralis con orquestas y músicos de verdad con preciosistas arreglos de viento y cuerda es una de las características de los excelentes discos de música de baile que se hacían en los 70 orientados, en un principio, a los clubs de negros y gays, y que posteriormente invadieron las pistas de baile de medio mundo.
Hoy, Village People han quedado relegados a sonar en fiestas de nochevieja y despedidas de solteras. "Ponte una rumbita, una de salsa o alguna horterada de los Boni Eme o los Vilas Pipol" es lo que puedes oír cualquier sábado a una manada de féminas alcoholizadas y con penes de trapo en la cabeza. En el concierto, la mayoría de público eran matrimonios, grupos de chicos haciendo botellón, algún que otro disfrazado de obrero con casco y un par de tímidas banderas gays que asomaron 15 segundos entre las filas del fondo.
El repertorio en los directos del siglo XXI tampoco es que se lo trabajen mucho. Sabedores que para la posteridad sólo ha quedado 'YMCA', 'Macho man' e 'In the navy', no hacen nada más de su repertorio. Ni brutalidades rompepistas como 'Fire island', 'San Francisco' o 'Key West'. Un más que discutible pupurrí de grandes éxitos de la música disco de los 70 (pero música disco americana, no la europea y, sobre todo, alemana que conocimos aquí en su época), y una aséptica versión tribal del 'Iko iko' rellenan los 45 largos minutos de los conciertos de Village People. En los costados del escenario dos mesas sirven para que se cambien de ropa y se pongan diferentes complementos. Demasiada edad para andar subiendo y bajando rampas con destino a los camerinos.
Mientras que Felipe Rose combina su rol de indio con la colaboración en decenas de asociaciones de apoyo a enfermos y niños con cáncer y mantiene una frenética actividad como pintor, siguiendo la corriente pictórica naif de otros grandes artistas como Lola Flores y La Chunga —algunos cuadros llegan a tener atrevidas combinaciones de color dignas de los primeros óleos de Carla Duval, David Hodo— se quita el casco de obrero en cuanto entra al camerino y le cuesta horrores levantarse de la silla donde descansa —más muerto que vivo— para firmar un par de autógrafos en las primeras ediciones en vinilo de sus discos.
Casi arrastrando los pies y a punto del desmayo, David nos cuenta que durante un tiempo estuvo viviendo en España pero que no sabe español. El policía Ray Simpson se asombra no sólo de que sepamos que es hermano de Valerie, sino de que conozcamos los discos de Ashford and Simpson. Sí, hay gente que no consideramos que Village People es un grupo de borracheras y bodorrios, sino parte de la historia de la 'disco music'. ¡Ya les gustaría a muchos de los que hacen hoy en día discos con un pc de hipermercado en el salón de su casa poder componer dos líneas de bajo de cualquier producción de la época!
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