Bogotá.- Varios países latinoamericanos advirtieron hoy del riesgo de un derramamiento de sangre en Honduras y se pronunciaron a favor de aumentar la presión sobre el Gobierno de facto, en momentos en que el presidente depuesto Manuel Zelaya se dispone a viajar hacia la frontera de su país.
Tras el fracaso de la mediación de Costa Rica en el conflicto, el mandatario de Bolivia, Evo Morales, afirmó que la situación que vive Honduras "puede desembocar en una lucha armada", por lo que reclamó la renuncia de los golpistas como única alternativa para ese país.
En una rueda de prensa en La Paz, Morales criticó la "soberbia de los golpistas y de la derecha hondureña" y volvió a responsabilizar del golpe de Estado del pasado 28 de junio al "imperialismo".
Si el "imperio" quisiera, Zelaya podría volver a su país bajo la protección de "los más de mil militares" que están en la base estadounidense en Honduras, dijo el gobernante, quien aclaró, al igual que lo hace el venezolano Hugo Chávez, que una cosa es el presidente Barack Obama y otra la "estructura del imperialismo en EE.UU."
La jefa de Estado chilena, Michelle Bachelet, pidió hoy a las partes "hacer todo lo posible para buscar una solución pacífica y evitar un derramamiento de sangre que sería una nueva tragedia para Honduras", un riesgo del que ya han alertado otros mandatarios.
En declaraciones desde Asunción, donde realiza una visita oficial previa a su participación en la Cumbre del Mercosur, Bachelet lamentó el fracaso del diálogo y agradeció los esfuerzos de su colega costarricense, Óscar Arias, en busca del restablecimiento de la democracia en Honduras.
La propuesta de Arias "contenía todos los elementos esenciales y las garantías para que las partes hubieran permitido construir este compromiso", aseguró Bachelet, quien consideró que es momento de que la OEA adopte medidas adicionales.
Arias presentó este miércoles el Acuerdo de San José, que prevé la formación de un Gobierno de unidad encabezado por Zelaya, el adelanto de las elecciones a octubre y la creación de una comisión de la verdad, y confió en "tener pronto una respuesta" de ambas partes.
El Gobierno encabezado por Roberto Micheletti reiteró ayer su oposición al retorno de Zelaya, pero dijo seguir abierto al diálogo, mientras el depuesto jefe de Estado dio por fracasada la mediación ante la "intransigencia" de los golpistas y rechazó el nuevo texto.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, pidió hoy desde Washington a las partes enfrentadas que elijan el camino de la reconciliación y respondan "positivamente" y "pronto" al documento elaborado por el Nobel de la Paz 1987.
"Un rechazo abre el camino de la confrontación. No queremos este camino", afirmó Insulza, quien consideró "equilibrada" la propuesta, ya que "permite restablecer la normalidad democrática" y aborda los problemas de fondo de la crisis desatada por el golpe de Estado.
Zelaya fue depuesto por los militares en cumplimiento de una supuesta orden judicial en su contra por convocar a una consulta popular con vistas a una reforma constitucional, a pesar de que había sido declarada ilegal por varias instituciones del Estado.
Los cancilleres de Brasil, Celso Amorim, y México, Patricia Espinosa, reunidos en Brasilia, confiaron hoy en que la presión internacional ayude al regreso de Zelaya al poder y destacaron la importancia de que la OEA adopte medidas adicionales contra Micheletti.
El organismo interamericano suspendió a Honduras como miembro el 4 de julio por la negativa de Micheletti a restituir a Zelaya en la Presidencia.
"Lo que pueda hacer la OEA es importante, y si es necesaria una decisión más explícita para darle cobertura a una acción de todos los miembros, ese puede ser un camino", señaló Amorim, quien pidió a EE.UU. y a la Unión Europea (UE) una mayor "presión económica".
Espinosa coincidió en que "en el marco de la OEA aún queda mucho por hacer" para doblegar a los golpistas, pero aclaró que México "no desearía que se ejerzan (...) medidas de presión (económica) que, en el fondo, pueden perjudicar a la población".
En tanto, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, pidió una vez más al pueblo de Honduras que resista hasta lograr el retorno de Zelaya y rechazó que su participación en la crisis sea un "injerencia", al considerar que "la preservación de la democracia" interesa a todos.
El derrocado mandatario hondureño pidió a la comunidad internacional medidas "más drásticas" contra los golpistas en una carta dirigida al gobernante de EE.UU, Barack Obama, según una entrevista publicada hoy por el diario alemán "Süddeutsche Zeitung".
Desde Honduras, el dirigente campesino Rafael Alegría, miembro del movimiento social que respalda a Zelaya, también demandó hoy a EE.UU., las Naciones Unidas y la OEA "una posición bastante fuerte y (que) presionen de manera contundente al régimen golpista".
Alegría reiteró que el "diálogo está terminado" y aseguró que esperan para mañana o el fin de semana la llegada de Zelaya procedente de Nicaragua, por lo que sus seguidores ya han comenzado a desplazarse hacia la frontera con ese país para recibirlo.
El propio Zelaya dijo a un canal de televisión de Argentina que hoy mismo emprenderá viaje desde la capital nicaragüense hacia "otro municipio", para luego desde allí iniciar el trayecto hacia la zona fronteriza de Honduras.
En tanto, el Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado continuó hoy las medidas de presión, con cortes de carreteras en varias partes del país, una huelga de maestros y la paralización en algunas instituciones públicas.
El canciller hondureño, Carlos López, consideró hoy "un triunfo" la propuesta de Arias, porque incluyó aspectos que su Gobierno defiende, como una solución en el marco constitucional y la vigencia de los tres poderes, y dijo que están abiertos al diálogo.
Sin embargo, reiteró su rechazo a la reinstalación de Zelaya porque, aseveró, está sometido a la justicia y el Ejecutivo no puede detener el proceso.
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