La histórica visita del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, al peñón de Gibraltar, no sólo llega después de una ardua batalla diplomática que ha durado meses, sino que ha levantado ampollas. Entre los mayores detractores de este encuentro está la oposición, que lo ve como una traición a la soberanía de España. Sin ir más lejos, el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, lo ha calificado de "error histórico", ya que, según él, "favorece la posición política" del ministro principal del Peñón, Peter Caruana. Éste es "el primer Gobierno de la historia de la democracia de España que no está defendiendo la soberanía española en Gibraltar", lamentaba Arenas en rueda de prensa. Paradójicamente, es precisamente este argumento de la soberanía el que más curiosidad suscita en la comunidad internacional, que no puede evitar pensar en Ceuta y Melilla. Hasta en el fenómeno mundial que es la trilogía 'Millenium', sale el tema a relucir.
Gibraltar era un lugar que no se parecía a ningún otro. La Ciudad había permanecido aislada durante décadas: una colonia que, inquebrantable, se resistía a incorporarse a España. Por supuesto los españoles protestaban contra la ocupación. Sin embargo, Lisbeth Salander consideraba que los españoles deberían cerrar el pico mientras ocuparan el enclave de Ceuta en territorio marroquí, al otro lado del Estrecho....
En este párrafo de la página 795 de 'La reina en el palacio de las corrientes de aire', Stieg Larsson, autor de la popularísima trilogía Millenium, resume el argumento que muchos han echado en cara a las autoridades españolas ante cualquier reivindicación en torno a la soberanía de la Roca. Como el difunto Larsson, otros se han cuestionado lo mismo.
Manuel Toledo, redactor de BBC Mundo y experto en el Magreb recuerda que "desde que Marruecos alcanzó la independencia de Francia y España en 1956, muchos políticos e intelectuales marroquíes han dicho que Ceuta y Melilla también debieron ser devueltas". Toledo también sugiere que puede haber un doble rasero a la hora de tratar estos espinosos asuntos territoriales. "Lo curioso es que mientras que Madrid prefiere mantener el status quo sobre Ceuta y Melilla, con frecuencia exige a los británicos que les devuelvan el Peñón de Gibraltar, que es también un recordatorio del pasado colonialista de muchos de los países que hoy integran la Unión Europea", señala el periodista.
Por otro lado, no todas las críticas al respecto han llegado desde el exterior. "¿Se puede mantener al mismo tiempo y sin cambiar de argumentos que Gibraltar es tan español como Ceuta y Melilla?", preguntaba Ignacio Escolar, ex director de Público, en su bitácora.
Las autoridades del Peñón, lo tienen claro. El gobernador, Peter Caruana, ha pedido a Londres en numerosas ocasiones que defienda Gibraltar "como España defiende a Ceuta y Melilla". Desde el Reino Unido también se ha pronunciado el argumento de las ciudades autónomas. "Gibraltar es para Gran Bretaña un poco lo que Ceuta y Melilla son para España. No es parte de nuestro territorio, pero la gente de allí se siente muy británica, del mismo modo que la gente que vive en Ceuta y Melilla se siente cien por cien española. Creo que debemos respetar esas ligazones nacionales", aseguraba Denis MacShane, quien fuera Secretario para Asuntos Europeos del Reino Unido hasta 2005.
En España casi siempre ha primado la convicción de que, históricamente, España tiene tanto derecho a reclamar Gibraltar como a mantener la soberanía sobre las ciudades autónomas en el norte de África. Para ello, los analistas tiran de libro de historia y sostienen que Ceuta y Melilla fueron conquistadas siglos antes de que Marruecos, que logró la independencia de Francia y España en 1956, existiera como país (por lo tanto, no la consideran como una colonia), mientras que Gibraltar fue cedida a Inglaterra hace 300 años.
Ángel Pérez señala que "España reclama Gibraltar atendiendo a consideraciones diversas, pero en todo caso respetuosas con las circunstancias de la colonia". El analista sostiene que la principal diferencia entre las pretensiones españolas y las de Marruecos es que "Gibraltar es un territorio colonial, así reconocido por el Reino Unido, recogido entre los territorios no autónomos en la ONU y al que debe aplicarse, en consecuencia, el derecho internacional correspondiente", mientras que Ceuta y Melilla no lo son.
El experto asegura la reclamación española "es acorde con ambos ordenamientos, el británico y el internacional", ya que "no desconoce la soberanía británica sobre la roca", factores que, según él, "de ninguna forma" se dan el la pretensión marroquí de anexionarse Ceuta y Melilla. "En la cuestión gibraltareña y la comparación con el caso de Ceuta y Melilla, como suele suceder, los árboles no han dejado ver el bosque. Más allá de una exposición de argumentos jurídicos, conviene establecer con claridad el hecho de que España debe aspirar a la defensa de todos sus intereses, que en este caso suponen la reintegración de Gibraltar y el vínculo permanente con Ceuta y Melilla", sentencia Pérez.
Pero hay opiniones radicalmente encontradas y casualmente se producen dentro de España. Máximo Cajal, un importante diplomático español, ahora encargado de la Alianza de Civilizaciones, se muestra radicalmente a favor de ceder Ceuta y Melilla al reino alauí. En su libro 'Ceuta y Melilla, Olivenza y Gibraltar. ¿Dónde acaba España?' plantea esta cesión y demás posesiones en el norte de África a Marruecos como paso previo a la recuperación de Gibraltar.
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