Durante los pasados días la 'noticia eléctrica local' ha sido la decisión del Gobierno referente al futuro cierre de la central de Garoña. No voy a comentarla. Ya lo ha sido en gran medida, aunque me permitiría recomendar la lectura de la opinión de Natalia Fabra sobre un aspecto poco tratado de esta cuestión. Pero sí que me gustaría hablar de dos noticias nucleares, una en Italia y la otra en los Estados Unidos.
Primero, Italia. El senado acaba de aprobar (154 votos contra 1, y la ausencia de los principales partidos de la oposición) un proyecto de ley que prevé la fundación de la agencia italiana de seguridad nuclear e insta al gobierno a desarrollar la normativa básica en esta materia. En Italia esta legislación no existe debido a que no hay plantas nucleares en operación, como consecuencia del referéndum de 1987 en que los italianos votaron en contra de este tipo de energía.
El proyecto en cuestión ha sido impulsado por la coalición gobernante, que planea comenzar la construcción de cuatro plantas nucleares en 2013 para la entrada en operación de al menos una antes de 2020. No obstante, es muy posible que todo esto se retrase, debido a la oposición de otros sectores políticos. De hecho, ya ha habido cargos públicos que se han manifestado en contra, en particular los presidentes de la región de la Puglia, Nichi Vendola; o del Piamonte, Mercedes Bresso.
La otra viene de Estados Unidos. En mayo de este año el Departamento de Energía ha seleccionado cuatro proyectos de construcción de plantas nucleares como firmes candidatos para disponer de garantías gubernamentales de crédito. Aunque es preciso enfatizar que, por el momento, son sólo proyectos (nadie ha puesto todavía el dinero en la mesa ni, mucho menos, se ha empezado a construir nada) es posible que estas noticias señalen el inicio de una serie de nuevas plantas nucleares con una estructura de financiación poco habitual.
Antes de entrar en materia, permítanme una pequeña digresión, que espero que no sea ociosa. Los Estados Unidos son uno de los principales países emisores de dióxido de carbono, con una tasa por cápita de 19 toneladas anuales, casi el doble de la Unión Europea, que ya es muy superior a la media mundial. Alrededor de 8 toneladas son debidas a la generación de electricidad. También esta cifra duplica la media de la UE. La principal razón es que la mitad de la generación eléctrica en los Estados Unidos proviene de centrales de carbón, mucho más de lo habitual en Europa. Una gran parte del resto viene de la combustión de gas natural.
La economía relativa de estas fuentes de energía es interesante. Me voy a basar en los números que se indican en el informe 'Update of the MIT 2003 Future of Nuclear Power', publicado este año por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), que es una de las mejores universidades del mundo. Los investigadores del MIT estiman que los costes de la electricidad actuales proveniente de centrales nucleares, de carbón y de gas natural son, respectivamente, de 84, 62 y 65 dólares por megawatio-hora ($/MWh). Claramente, la nuclear es más cara.
No obstante, antes de este año se espera que la ley Waxman-Markey sea aprobada (o no) por el senado, entrando a continuación en vigor. El senado puede todavía introducir enmiendas significativas en la actual redacción de la misma que ha sido aprobada por la cámara de representantes, y de hecho me sorprendería que no ocurriera. Pero en cualquier caso, la ley prevé la existencia de un mercado de CO2 similar al que ya existe en Europa, que obliga a los generadores eléctricos a pagar por sus emisiones. Si se supone un precio de 25 dólares por tonelada (del orden del que ha existido en Europa) el coste de la electricidad del carbón sube a 83 $/MWh, y el del gas natural a 74 $/MWh. La nuclear sigue siendo la más cara, pero ya por un margen mucho más estrecho.
Una de las principales razones de esta carestía es que los investigadores del MIT suponen, correctamente, que los préstamos a los promotores de las nucleares se realizan a un tipo de interés considerablemente superior al que pueden conseguir los de carbón o gas natural. Esto es debido a que, históricamente, tanto los costes finales como sobre todo los tiempos de construcción han sido considerablemente mayores de los inicialmente planeados. Parte del problema ha venido de la exigencia de los reguladores de medidas de seguridad más estrictas que las inicialmente planteadas así como, en algunos casos, a los retrasos causados por la oposición pública. Los bancos compensan este mayor riesgo de cobrar con retraso exigiendo intereses más altos.
No obstante, si el gobierno aporta a los bancos garantías adicionales sobre el cobro de las cantidades prestadas a los promotores nucleares en caso de que surgieran estos problemas, sería quizá posible contemplar tipos de interés (costes de capital, en la jerga financiera) sensiblemente inferiores a los actuales. Si fueran tan bajos como para el carbón o el gas, el coste de la electricidad nuclear sería de 66 $/MWh, pasando a ser de la más cara a la más barata.
Si las garantías que planea aportar el gobierno de los Estados Unidos son suficientes para alcanzar este objetivo es algo que sinceramente ignoro. Pero en cualquier caso en este marco se ha levantado el interés por nueva construcción nuclear. Se han presentado 28 solicitudes de construcción de nuevas plantas al regulador nuclear de los EE.UU. De nuevo, hay que señalar que estas solicitudes no implican compromiso de inversión. De estas, se han seleccionado los cuatro proyectos arriba mencionados para el otorgamiento de garantías de crédito.
Estos cuatro proyectos son muy diferentes, y están en sistemas muy diferentes, algunos basados en mercados de electricidad (el de NRG en Texas y el de Constellation en Maryland) y otros en sistemas con regulación tradicional (el de South Carolina Electric and Gas en Carolina del Sur y el de Southern en Georgia). Pero todos comparten, y esta es la novedad, la participación financiera de la empresa que hace los reactores (Toshiba, Westinghouse o Areva). Es decir, el propio fabricante adelanta préstamos al comprador. La solución probablemente venga forzada por la actual crisis financiera, que ha hecho difícil el uso de procedimientos más tradicionales.
Volviendo a Italia. La decisión de construir centrales nucleares sigue a un acuerdo sobre cooperación nuclear firmado por Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy el pasado 24 de febrero. El mayor fabricante mundial de centrales nucleares es Areva, empresa controlada por el estado francés. ¿Qué mejor garantía de crédito?
*Julián Barquín, profesor en la Escuela de Ingeniería (ICAI) e investigador del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas.(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).
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