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El suicidio del director de orquesta Edward Downes y su esposa aviva el debate sobre la eutanasia

EFE
Actualizado 15-07-2009 13:34 CET

Londres.-  El suicidio asistido del conocido director de orquesta británico Sir Edward Downes y su esposa, Joan, en una clínica suiza, ha avivado el debate sobre la eutanasia en el Reino Unido.

Acompañado de sus dos hijos, el matrimonio viajó la pasada semana a la polémica clínica Dignitas para quitarse allí la vida después de que Joan, una ex bailarina de 74 años, recibiera la noticia de que sufría un cáncer terminal.

Edward se encontraba frágil de salud, oía mal y tenía mala vista, y decidió que no quería seguir viviendo sin su esposa después de 54 años de vida en común.

Downes, un especialista en Verdi, Wagner y el repertorio ruso, que trabajó muchos años al frente de la orquesta de la Royal Opera House, había dado sus últimos conciertos hace tres años con la Sinfónica de Birmingham y la Filarmónica de la BBC.

Según Mike George, productor de esta última orquesta, "Joan viajaba a todas partes con él, es como si fuera sus ojos. En los últimos tiempos, le acompañaba desde el camerino hasta el borde del escenario y él seguía entonces por el pasillo abierto entre los primeros y segundos violines".

No es la primera pareja británica en acudir a la clínica suiza, y así el pasado febrero también recurrieron a sus servicios el matrimonio compuesto por Peter y Penelope Duff, de 80 y 70 años respectivamente, ambos enfermos de cáncer terminal.

En ambas ocasiones fueron los hijos de los matrimonios quienes comunicaron lo sucedido a la prensa británica.

En este y otros casos, la policía británica debe investigar si hubo delito y si los suicidas fueron acompañados de terceros, para informar a la Fiscalía de la Corona.

Ayudar a una persona a suicidarse es un delito que puede ser castigado con un máximo de catorce años de cárcel, aunque hasta ahora la Fiscalía no ha procesado a ningún acompañante.

Más de 115 británicos se han quitado la vida en Dignitas, algunos de ellos en condiciones que los médicos no consideran terminales. Entre éstos figura Daniel James, de 23 años, que quedó paralítico a consecuencia de un accidente sufrido en un partido de de rugby.

Tras conocerse el suicidio de los Downes, los grupos a favor de la vida reiteraron sus llamamientos en contra de la eutanasia.

Según Andrew Ferguson, de la organización "Care Not Killing" (Cuidar en vez de Matar), el caso de Edward Downes es conmovedor porque es sobre todo una historia de amor, de un hombre que no podía continuar su vida sin su compañera de tantos años.

Pero Ferguson dijo a Efe que mantener la actual legislación tal como está es importante porque se trata de proteger a la gente más vulnerable de la sociedad, como los ancianos que sienten que son una carga emocional y financiera para la familia que les cuida.

Agregó que el pasado día 7, la Cámara de los Lores (alta) rechazó -con una mayoría de 53 votos- cualquier modificación a la ley británica referida a la ayuda a una persona que quiere suicidarse.

Ferguson reconoció que el debate religioso sobre el suicidio no acabará nunca.

De la misma opinión es el grupo Pro Vida, que señaló en una nota enviada a Efe que el Reino Unido resiste todos los intentos de legalizar el suicidio asistido.

"Tenemos que hacer todo lo posible para asegurar que nadie muere con dolor físico o mental, pero no se puede aceptar la eutanasia o el suicidio asistido como la respuesta a una sociedad realmente justa", resaltó el comunicado.

Del otro lado del debate están los grupos que apoyan la eutanasia.

James Harris, del "Dignity in Dying" (Dignidad en la Muerte), dijo a Efe que el caso del director de orquesta pone de manifiesto la necesidad de que el Reino Unido revise su legislación cuando se da el caso de una persona que acompaña a un familiar a una clínica suiza para poner fin a su vida.

Harris resaltó que, en virtud de la actual ley británica, estas personas pueden ser condenadas a 14 años de cárcel por acompañar a otra al extranjero para suicidarse.

Al ser preguntado sobre cuán lejos está el Reino Unido de modificar la legislación, Harris afirmó que es "inevitable" y sólo "cuestión de tiempo".

Y recordó que en los últimos sondeos el 78 por ciento de los encuestados consideró que no se debe condenar a un individuo por ayudar a otro a viajar a Suiza para suicidarse.

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