Redacción Deportes.- El Cruzeiro presenta sus credenciales al título de la Copa Libertadores con un seguro en la portería como Fábio, la versatilidad en marca y ataque de Ramires, y el 'Gladiador' Kléber, como principal arma de gol.
Pero esta columna vertebral sobre la que está estructurada la propuesta táctica de fútbol pragmático del entrenador Adilson Batista puede no resultar suficiente para resistir a la presión de un rival como Estudiantes, que llega a Belo Horizonte con las mismas ambiciones de gloria del Cruzeiro.
El equipo brasileño, que busca este miércoles el tercer título de la Libertadores tras los de 1976 y 1997, puede llegar al partido de vuelta de la final con algunos problemas en sus líneas, según confesó Batista.
La plantilla acumula desgaste y problemas físicos en una temporada que ya los obligó a jugar todo un torneo regional, la Copa do Brasil y diez jornadas del Campeonato Brasileño, además de trece partidos de la Libertadores.
De persistir el empate entre ambos equipos al final de los noventa minutos, el reglamento para esta edición ha dispuesto una prórroga, que para nada agrada a los brasileños, agobiados por el cansancio físico.
Por eso no es secreto que el portero Fábio se ha dedicado en las últimas prácticas a someterse a largas tandas de penaltis y que defensores como el lateral diestro Jonhathan y el zurdo Gerson Magrao han hecho énfasis en trabajos escalonados, para evitar la salida al mismo tiempo al ataque, que tanto les gusta.
En sentido contrario ha sido el trabajo del espigado Leonardo Silva, segundo en el juego aéreo, pero lento en los cierres. El objetivo es evitar quedar expuesto, en el mano a mano con sus rivales y para ello será importante la concentración de su socio Thiago Heleno, aunque su presencia aún es motivo de dudas.
Preocupado con el poco gas que tienen sus pupilos, Adilson Batista parece resignado a definir el equipo titular a solo horas del partido decisivo en el estadio 'Mineirao', según el momento de sus jugadores.
"Tengo una gran preocupación con el aspecto físico y clínico, por el desgaste de la temporada. Lamentablemente hemos tenido varias lesiones", dijo Batista, quien como jugador fue protagonista del título de Libertadores obtenido en 1995 por el Gremio, el mismo rival que como técnico dejó en la cuneta en las semifinales.
Así las cosas, el equilibrio táctico de un equipo del sudeste brasileño distante del 'jogo bonito' y más próximo al fútbol pragmático de los sureños parece depender ahora del apoyo del público en las tribunas cuando flaqueen las fuerzas en la cancha.
"Estamos llegando a una decisión con algunos problemas, pero estos jugadores están trabajando para recuperarse. Entonces, es importante que el hincha entienda eso y nos de apoyo", subrayó.
Una de las expectativas de los hinchas del conjunto celeste es la recuperación del defensor Thiago Heleno, cuya torcedura en el pie derecho le impidió jugar el partido de ida de la final, el 8 de julio, y dio paso a Anderson.
"Espero estar en la cancha para ayudar a mis compañeros en el partido más importante de mi carrera", anunció.
En ataque, las cosas parecen ser menos preocupantes, si los dos puntas se encuentran en buena noche. Kléber, anotador de cinco goles, y Wellington Paulista, dueño de cuatro, tienen a su favor el hecho de que en los seis partidos disputados en el 'Mineirao' siempre ganaron.
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