Tan sólo en Aragón han ardido en las últimas horas 11.700 hectáreas, la mayor parte en Teruel, donde intentaban extinguir las llamas más de 2.000 personas y 28 aparatos aéreos. Esta ha sido una semana negra para los montes españoles, que ha terminado con un balance trágico de seis bomberos forestales muertos: cinco en el fuego de Horta de Sant Joan (Tarragona), pues hoy viernes falleció en el hospital uno de los dos heridos graves, y un camionero de una motobomba en Teruel. Mientras siguen devorando hectáreas forestales algunos de estos fuegos, hablamos con seis de estos profesionales que se juegan la vida batallando una y otra vez contra las llamas. Todos nos dicen lo mismo: Se sabía que este año pintaba muy mala y por eso hay que extremar las precauciones.
Domingo Vázquez, bombero de Vigo, con 26 años de experiencia: "La mayoría de los incendios son provocados. El monte no se prende fuego solo. A todos esos delincuentes habría que sancionarlos con penas de muchos años en la cárcel. En función de lo que han quemado, debe de ser el castigo que reciban. Las cosas no se deben a que no exista vigilancia y control, ya que participa tanto la Guardia Civil como la Polícia Local. Pero siempre hay gente que cree que no se le va a atrapar y que no va a recibir un castigo"
Miguel Cercos, bombero de Teruel, con 27 años de experiencia: "Está claro que este año las cosas pintaban muy mal. Las condiciones que se están dando este verano en cuanto a las elevadas temperaturas, la falta de humedad y los fuertes vientos propician que a poco que pase se generen incendios de esta magnitud. La situación es muy similar o incluso peor a la de los años 1994 ó 1995 en la provincia de Teruel".
Ángel Marzo, bombero de Zaragoza, con 27 años de experiencia: "Sea el incendio que sea, siempre hay riesgo. Si hoy se producen una mayor cantidad de incendios probablemente sea por tres razones: la primera es que la climatología es distinta que la de hace años, antes del verano llueve más y durante el verano hace más calor que antes; la segunda es que la orografía dificulta poder llegar rápidamente a los incendios, hay mucho monte y hay mucho pino; y la tercera es que hay una mayor cantidad de hierba".
Luis Lampérez, bombero de Zaragoza, con 27 años de experiencia: "Se trabaja mejor que hace diez años y hace diez años se trabajaba mejor que hace veinte, pero todos los años se repite la misma historia: tenemos que lamentar pérdidas humanas. Deberíamos atacar con más medios aéreos y exponer menos a los bomberos, ya que siempre existe el riesgo de que pase lo que ha sucedido con nuestros compañeros. En Cataluña se vieron lamentablemente sorprendidos por el fuego. Comentando sobre la situación, recordamos un incendio que huboen el que unos compañeros tuvieron que salir corriendo porque el fuego les envolvió, no se veía por dónde salir y ni siquiera tuvieron tiempo de recoger el material; en otro, hubo cambios de viento imprevisibles que hicieron que el frente del incendio cambiase de dirección. Incluso un compañero tenía que ir con una linterna, a plena luz del día, por la gran cantidad de humo que había y porque no se podía guiar a los coches que iban para apagar el incendio. En situaciones como esas, te encuentras abandonado a tu suerte, solo con el agua que llevas en el camión. No tenemos una imagen vía satélite o un GPS para cada uno de los bomberos y saber dónde están"
José Antonio Rodríguez, Jefe de la Zona Centro de los Bomberos de Asturias, con 17 años de experiencia: "Lo difícil cada vez que pasan estas cosas en España es concienciar a los ciudadanos de que una vida no se paga con dinero. Se pierden vidas y eso tiene un valor incalculable. Además de lo costoso que es para los Ayuntamientos movilizar los medios materiales y humanos. En un incendio todo depende de los factores que se presentan en cada situación: el viento, las vaguadas, los acantilados, la hora del día... En todo caso no hay que perder de vista que tenemos una profesión de riesgo. Nuestra formación es muy importante y todos nos preparamos, tenemos cursos y también los impartimos, pero hay muchas variables que hacen que el riesgo no se pueda evitar"
José Miguel Acosta, con 20 años como bombero voluntario en La Palma: "Soy conductor de vehículos pesados y todos los que estamos aquí somos bomberos voluntarios. Siempre que hay un incendio en el monte se presenta el viento, siempre aparece. Una vez, en un incendio en Roque Faro, se extendió el incendio por el viento y tardamos una semana en apagarlo. Lo que aquí se comenta entre los bomberos es que hay que saber qué viento hay, a qué velocidad va, los kilómetros a los que está. Siempre decimos que debemos de tener un camino por donde escapar en caso de emergencia. Es una desgracia lo que ha pasado en Tarragona, la mala suerte. Hay que tener una precaución enorme y siempre hay que tener muchísimo cuidado con los cambios bruscos"
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