Naciones Unidas.- El Consejo de Seguridad de la ONU expresó hoy preocupación por las consecuencias humanitarias de la ofensiva que desde el pasado enero lleva a cabo, con el apoyo del organismo mundial, el Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) contra dos grupos armados.
En una declaración leída por el presidente de turno del máximo órgano, el embajador de Uganda, Ruhakana Rugunda, sus quince miembros condenaron las atrocidades cometidas por estos grupos armados contra la población civil en la zona oriental de la RDC.
"También expresamos nuestra grave preocupación por las denuncias continuas de masivas violaciones de derechos humanos, agresiones sexuales generalizadas y reclutamiento de menores, por parte de grupos armados y de algunos elementos de las fuerzas de seguridad congolesas", dijo Rugunda a la salida de una reunión del Consejo de Seguridad.
El diplomático resaltó la importancia de que se combata la impunidad en este tipo de crímenes, particularmente dentro de las filas del Ejército, y celebró la instauración el mes pasado por parte de Kinshasa de una política de "cero tolerancia" respecto a actos criminales cometidos por militares.
Asimismo, solicitó a la misión de paz de la ONU en la RDC (MONUC) que colabore con las autoridades congolesas en la supervisión de la conducta de las tropas del Ejército nacional.
El responsable político de MONUC, Alan Doss, reconoció que la ofensiva lanzada a principios de año contra las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y la guerrilla ugandesa del Ejército de Liberación del Señor (LRA) ha venido acompañada de "consecuencias humanitarias graves para la población civil".
"Las represalias del FDLR y del LRA que causaron nuevos desplazamientos de población, así como las graves violaciones de derechos humanos cometidas por estos grupos y soldados indisciplinados del Ejército, han provocado crecientes sentimientos de aprensión en el país y en la comunidad internacional", dijo Doss.
El diplomático británico atribuyó los problemas de disciplina a la apresurada incorporación de ex miembros de grupos rebeldes tutsi en las filas de las fuerzas armadas congolesas.
La inclusión de los guerrilleros en el Ejército forma parte del acercamiento entre los Gobiernos de la RDC y de la vecina Ruanda, que en 2008 condujo al desmantelamiento de la milicia tutsi del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP).
"La comunidad internacional de manera repetida ha pedido que se desmantelen los grupos armados que operan en la región oriental de la RDC. Esa es la operación que ahora está en marcha, pero su impacto humanitario comprensiblemente ha generado preocupación", señaló Doss en una intervención ante el Consejo de Seguridad.
Aseguró que los "cascos azules" de la ONU redoblaran sus esfuerzos para proteger a la población civil, pero a la vez pidió al Consejo de Seguridad que mantenga el apoyo político y material al Gobierno de Kinshasa en su lucha contra los grupos armados.
El FDLR se formó en el este del Congo por hutus huidos de Ruanda y a los que se responsabiliza del genocidio ruandés de 1994, en el que unas 800.000 personas, tutsis y hutus moderados, fueron asesinadas en ese país, según cifras de la ONU.
Por su parte, el LRA, que desde 1987 pretende instalar en Uganda un sistema de gobierno basado en los mandamientos bíblicos, ha sido acusado de asesinar y torturar sistemáticamente a civiles y secuestrar a niños, a los que fuerza a tomar las armas, y niñas, a las que esclaviza sexualmente.
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