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Las primeras damas vinieron, sí, pero las italianas reaccionaron

  • Conclusiones de una de la cuatro promotoras del manifiesto contra Berlusconi
Por ANNE MAASS*
Actualizado 10-07-2009 18:08 CET

Todas las primeras damas han asistido a la cumbre del G-8 celebrada en L'Aquila. Ninguna ha hecho caso al manifiesto firmado por cuatro profesoras universitarias del norte de Italia que pedían su ausencia en señal de protesta por la política machista de Il Cavaliere. De hecho, la mayoría se han ajustado al programa oficial (Sarah Brown incluso ha hecho un blog sobre el evento). Sólo Michelle Obama y Carla Bruni, que llegó un día más tarde y visitó L'Aquila de forma independiente, se han saltado la agenda. Aun así las firmantes están satisfechas con el resultado de su iniciativa. Anne Maass, profesora de la Universidad de Padua y una de las promotoras, nos da su visión en el siguiente artículo.

Poco antes de la cumbre del G8, un reducido grupo de mujeres italianas pusimos en marcha una iniciativa en cierto modo inusitada e invitamos a las primeras damas a boicotear la cumbre en señal de protesta contra las políticas sexistas, el comportamiento machista y el discurso del Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi. Fuimos las primeras en sorprendernos al ver cómo cientos de mujeres del mundo de la Ciencia y de la Cultura firmaban inmediatamente nuestra petición y cómo, cuando ésta estuvo disponible en dos webs (incluyendo la de la revista MicroMega), el número aumentó rápidamente hasta llegar a cerca de 15.000. Curiosamente, muchas de estas firmas se acompañaron de comentarios de solidaridad entre mujeres tales como "una vez más, el cambio tiene que venir de las mujeres" o "todas las mujeres italianas deberían estar presentes en el G8 en lugar de las primeras damas". Bueno, hay un grupo de mujeres italianas que ha estado presente en la cumbre, manifestando sus opiniones: son éstas que se hacen llamar irónicamente "últimas mujeres", las mujeres sin hogar de Abruzzi que, tres meses después del terremoto, siguen viviendo en tiendas de campaña y que probablemente nunca estarían invitadas a las fiestas privadas que es bien sabido que celebra Berlusconi.

¿Por qué respaldaron tantas mujeres (y hombres) italianos esta iniciativa? Está claro que nuestro objetivo principal no era el de convencer a las siete primeras damas que acudieron al G8 de que cancelaran un plan de viaje programado con antelación (ni agriarles los helados a las hijas de Obama ) sino más bien protestar contra la forma en que Berlusconi trata a las mujeres, con comportamientos que van desde una "atención" que no desean (algo que normalmente recibe el nombre de "acoso sexual" en cualquier lugar fuera de Italia) hasta colocarlas en instituciones políticas y en los medios de comunicación conforme a criterios que nada tienen que ver con su competencia o cualificación.

Transgrediendo cualquier norma de corrección política y de civismo, Berlusconi ha ofendido sistemáticamente a las mujeres, ignorando por completo que las mujeres jóvenes no consideran que la "atención" que les presta un hombre de la tercera edad sea precisamente un cumplido. El comportamiento personal de Berlusconi está en sintonía con la manera en que los medios de comunicación que controla retratan a las mujeres (generalmente ligeras de ropa y como bellezas silenciosas con el único fin de servir de objeto decorativo, mientras que quienes llevan la voz cantante son hombres mayores que ellas y vestidos de los pies a la cabeza). El impacto tras unos 15 años de lavado de cerebro es impresionante; por ilustrarlo de algún modo: hay menos mujeres en el Parlamento italiano que en el turco y algunas de ellas fueron show girls, incluyendo algunas en el Gobierno.

15.000 mujeres están convencidas de que ha llegado la hora de hablar alto y claro y decir lo qué piensan. El comportamiento de Berlusconi (y el de muchos otros políticos de su coalición) ha dañado seriamente la imagen internacional de Italia, y, más aún, reforzando el estereotipo comúnmente aceptado de que los italianos hacen gala de actitudes desfasadas de macho. Pero lo peor es que constantemente se les mete en la cabeza a mujeres jóvenes y a niñas la idea de que serán sus cuerpos más que sus habilidades y sus conocimientos los que les abrirán paso hacia el éxito en esta sociedad. 15.000 mujeres, muchas de ellas profesoras de Universidad, científicas, escritoras, bibliotecarias, periodistas, están diciendo "no" a esta forma de "cosificación", exigiendo que se les trate como seres humanos, capaces de razonar y decidir.

Y, quién nos lo iba a decir, los medios internacionales nos escucharon y se hicieron eco de nuestras voces informando con gran detalle sobre el llamamiento a las primeras damas, mientras que sólo una pequeña parte de la prensa italiana destinó espacio entre sus páginas a esta iniciativa, por no mencionar a la televisión que, cómo no, no dijo ni mu. Pero esto no impedirá que las 15.000 mujeres (y hombres) italianas encuentren otras formas de expresar su desacuerdo y mantener la guardia ante cualquier manifestación pública de sexismo.

Para saber más:


* Anne Maass es una de las cuatro profesoras promotoras del manifiesto contra Berlusconi

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