NUEVA YORK (EEUU).- La fusión entre ayer y hoy recorre la columna vertebral de este espacio donde gastronomía, arquitectura, diseño y arte se dan la mano en una simbiosis muy particular. Chelsea Market es uno de esos lugares que hacen comprender por qué uno ama esta ciudad.
'National Biscuits Company’ 1898 – 1958. Nabisco INC, reza una placa a la entrada del histórico edificio. Los ecos de un pasado industrial resuenan desde que atravesamos la puerta. Hablan de cuando aquí se fabricaban galletas. Tantas que pronto en el interior de este edificio y anexos, se generaba la mitad de la producción de Estados Unidos.
Pero no sólo eso, punteros como siempre han sido los americanos en temas publicitarios, aquí nacieron y se expandieron por todo el país y el resto del mundo nombres como el de las famosas galletas Oreo.
Las máquinas pararon en 1958 cuando una nueva planta de producción tomó el relevo en el vecino estado de New Jersey. La fábrica pasó a manos del inversor Louis J. Glickman. No mucho que reseñar hasta que en 1990, el también inversor Irving B. Cohen, organizó una asociación para comprar y reinventar el edificio que hoy se extiende entre la novena y la décima avenida y las calles 15 y 16.
Desde 1990, la antigua fábrica sufre una transformación que la convierte hoy en visita obligada. Para empezar diremos que la historia de Chelsea Market es relativamente reciente, pero su pasado pesa tanto que lo impregna todo. La primera planta no es de acceso público y aloja empresas de tecnología, audiovisuales, marketing... Es la planta a pie de calle donde el mercado abre sus puertas a clientes y curiosos.
Su recorrido entrando por la avenida novena discurre a través de un largo pasillo con suelo de piedra oscuro y piso irregular. Las paredes son de ladrillo visto y desgastado. Pesados ventiladores industriales en el techo, marcan el recorrido alternados con grandes lámparas blancas de papel de arroz que se mecen con delicadeza al paso de la gente y el movimiento de las aspas. Tuberías vistas, vigas descubiertas y un reloj que resistió a todos los cambios. Aquí no hay hilo musical como en la mayoría de los espacios comerciales, sin embargo, el ruido del agua lo envuelve todo. Hacia la mitad del recorrido encontramos una fuente artificial en un intento de tener siempre presente ese valor escaso en muchas partes del planeta. Con las monedas que la gente arroja, la ONG Charity: Water está tratando de llevar agua limpia y sin riesgos a comunidades de países en vías de desarrollo.
Mesas y sillas se arremolinan aquí y allá combinadas con grandes asientos de piedra. Son el lugar perfecto para el descanso o un bocado arrancado de alguna de las tiendas que se extienden a ambos lados del paseo. Estos locales completan la otra parte del alma de este mercado: el alma culinaria de la buena mesa y los productos de temporada.
Una parte de este mercado sigue honrando el pasado del edificio y hornea pan y bollería fresca a diario en ‘Amy’s Bread’. A través de grandes cristaleras, las manos se mueven con agilidad y las bandejas quedan listas para ser el pan fresco de la mañana cuando aquí comienza a caer la tarde. Los restaurantes no son muchos, pero siguen una norma que cada vez gana más terreno. En 'The Green Table’ todos los productos son orgánicos, locales y de agricultura sostenible. Verduras de temporada y mimo en la presentación.
El resto del recorrido queda salpicado por una muestra siempre exquisita y de primera calidad de los imprescindibles en una buena mesa: vinos, café, productos mediterráneos en ‘Buon Italia’, te, frutas y verduras, carne, pescado, leche o el dulce capricho de los helados de ‘L’Arte Del Gelato’... Para paladares exquisitos o para cualquiera preocupado con lo que pone encima de la mesa, este es el lugar donde perderse y llenar la cesta. Obviamente aquí llenar la cesta tiene un precio nada despreciable pero… ¿qué no lo tiene en esta ciudad?. Al menos la calidad y el sabor quedan garantizados.
La guinda del pastel la pone el toque cultural que se consigue aderezando las paredes con arte generalmente fotográfico. Las exposiciones se suceden y la temática es diversa aunque en muchas ocasiones tiene que ver con lo solidario y lo sostenible. También hay clases organizadas por algunos locales como jornadas de cata de vinos o incluso veladas donde el amplio pasillo ha acogido música o clases de tango.
En definitiva, una variedad de disciplinas que mezclan los sabores de la buena mesa con tuberías industriales, exposiciones de fotografía, clases de tango e iniciativas solidarias. ¿Lo apuntas en tu lista para tu próxima visita a la ciudad?
75 novena Avenida (Entre calles 15 y 16)
Lunes a sábado de 7 am a 10 pm
Domingo 8 am a 8 pm
Bajar en la calle 14 con la octava Avenida – líneas A, C, E, L
Downtown M11 hasta la calle 15 y novena Avenida
Uptown M11 hasta la calle 15 y novena Avenida
Crosstown M14 hasta la calle 15 y novena Avenida
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