París.- La compañía franco-holandesa Air France-KLM va a revisar la formación de sus tripulaciones, la calidad de sus informaciones meteorológicas y el uso que se hace de los radares tras la experiencia del siniestro del vuelo Río de Janeiro-París del pasado 1 de junio, cuyas causas están todavía por determinar.
En una entrevista publicada hoy por "Le Figaro", el director general de Air France-KLM, Pierre Henri Gourgeon, destacó que "con ocasión de un incidente y máxime de un accidente, la experiencia muestra posibilidades de fallos. Tengan o no un vínculo con la causa del acontecimiento, nuestro deber es corregirlos".
Gourgeon reiteró que cuando se produjo el accidente del Airbus A330, en el que murieron los 228 ocupantes, las sondas para medir la velocidad, a las que algunos expertos han achacado el siniestro, se estaban cambiando en la flota de la compañía.
"Las nuevas sondas las entregó el fabricante la semana que precedió a la desaparición del (vuelo) AF447. Por eso hay que entender que en el momento del accidente, el cambio de las sondas estaba en marcha pero ningún documento exigía el reemplazo", explicó.
Según Gourgeon, el comandante de otro vuelo Sao Paulo-París que cruzó el lugar del siniestro poco después del accidente ha dicho que atravesó una zona de tormentas que no había sido detectada y luego pudo evitar otra más importante gracias a haber reforzado manualmente la sensibilidad del radar.
"Ese testimonio va a incitarnos a revisar la forma de utilizar los radares, indicó antes de añadir que "sea o no la causa de la desaparición del vuelo AF447, tenemos que estudiar todos los factores y hacer evolucionar los procesos y las reglas".
El directivo de Air France-KLM insistió en que "la compañía es segura. Lo era ayer, lo es hoy y lo será todavía más mañana porque todo se va a pasar por el filtro".
Sobre los reproches de haber reaccionado tarde a la desaparición del aparato, reconoció que aunque el A330 siniestrado envió a las cuatro de la madrugada 24 mensajes automáticos de problemas, sólo se relacionó con un posible accidente a las 8.30.
Al respecto, puntualizó que esos mensajes "tienen como objetivo preparar intervenciones técnicas" cuando los aviones llegan a su base de París antes de emprender nuevas rutas.
Igualmente confirmó que no hubo contacto de radio entre el Airbus y otros aviones, que el centro de control aéreo de Dakar no pudo comunicar con él y que antes de las 8.30 era demasiado pronto para que pudiera intercambiar mensajes con los de Madrid o Brest.
Gourgeon aseguró que "no ha habido ninguna dimisión de azafatas o personal de vuelo de Air France desde la catástrofe" y denunció que ese "es un rumor particularmente indigno".
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