Como ya comentábamos en '¿Cuáles son tus motivaciones para follar?', el sexo puede realizarse con la finalidad de cumplir distintos cometidos, y no siempre son éstos la procreación y el placer. De hecho, al igual que puede ocurrir con la comida o la televisión, por ejemplo, hay personas que utilizan el sexo para refugiarse de las miserias de su vida diaria o para evadirse de sus problemas.
Se ha comprobado que el ser humano tiene una inmensa capacidad para evadirse. Aunque esto puede cumplir una función positiva en situaciones amenazantes, también suele conducir a serias complicaciones, paradójicamente. La evasión cumple la función de actuar como mecanismo de defensa. Se presenta cuando una persona siente algún tipo de conflicto (agobio, temor, culpabilidad...) con respecto a una situación determinada y actúa como si ese conflicto no existiera. Es una paradoja que permite a la persona continuar con su vida sin tener que gestionar la situación conflictiva. Inconscientemente, cree que al ignorarla no tiene necesidad de enfrentarla.
La forma más común de evasión es mediante el consumo de drogas. No obstante, no es la única manera. En ocasiones la persona consigue evadirse sin necesidad del consumo de una sustancia química. Hay individuos que han desarrollado la habilidad para desconectar de su realidad viendo televisión, navegando por Internet, comiendo... y sí, también, practicando el sexo.
Se puede decir que para este tipo de persona es irrelevante con quién se tienen relaciones sexuales. Lo importante es tener la oportunidad de evadirse y olvidarse de su cotidiana realidad. Por ello, cuanto más acusada es la necesidad de evasión, mayor será la compulsión hacia el sexo. En este sentido, el sexo puede comprender una inmensa variedad de prácticas. Puede tratarse, por ejemplo, de actividad masturbatoria. Sin embargo, puede también implicar a otra u otras personas. En cualquiera de los casos, la persona experimenta un conflicto y casi de forma automática busca sexo para evitar enfrentarse a dicho conflicto, para evadirse... Obviamente, en la medida en que esta situación se repite, el grado del problema es mayor.
En los casos que hemos tratado en consulta, generalmente el paciente -es más común en hombres que en mujeres- busca una relación extramarital o se aficiona a visitar prostitutas, por dar un par de ejemplos. Crea una especie de doble vida, que le permite alejarse de los conflictos de su vida cotidiana y de las frustraciones de su existencia.
La gran paradoja, no obstante, es que si al principio la persona actúa para eludir enfrentarse a una situación problemática, al no hacerle frente, lo único que consigue es complicarse la vida aún más. Recordemos que la omisión es una acción pasiva y tiene consecuencias.
En el caso de algunos de nuestros pacientes, hemos llegado a ser testigos de situaciones de sufrimiento extremo debido a esa tendencia a evadirse y a esconderse de los problemas. En ocasiones, cuando vuelven a la realidad -por ponerlo de ese modo-, se encuentran que ahora sus problemas son mayores y que han de sufragar los daños ocasionados por su tendencia a la evasión. Terminan entendiendo que la evasión no representa ninguna solución real. Se dan cuenta de la necesidad de cambiar el uso que han ido haciendo del sexo.
¿Alguna vez has usado el sexo para refugiarte de tus problemas? ¿Puedes imaginar que el sexo se convierta en una especie de droga? ¿Conoces a alguien que lo haga? ¿Cuál es tu experiencia al respecto?
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