Madrid.- El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, dijo hoy que "necesitamos imperiosamente un cambio radical" en la regulación para que los mercados puedan volver a realizar sus funciones habituales, que son asignar los recursos y distribuir los riesgos.
Quintás hizo esta consideración durante la segunda jornada del IX Encuentro Financiero Internacional organizado por Caja Madrid, en el que añadió que "según se van alejando los días de pánico" vividos durante la crisis, "el coraje para realizar las reformas en el sistema financiero se va debilitando".
Explicó que aunque todo parece indicar que se va a llevar a cabo la citada modificación, "existe cierto riesgo de que el funcionamiento de las entidades financieras quede contaminado por las conductas tóxicas que se han llevado a cabo durante los últimos años".
Si este riesgo se cumple, advirtió, en quince o veinte años "el caos retornará".
El presidente de la CECA también abogó por realizar una regulación "macroprudencial" que pueda evitar nuevas crisis financieras a medio plazo y manifestó sus dudas acerca de si los reguladores internacionales pueden abordar los cambios que se deben llevar a cabo, difundidos por las autoridades y los expertos sobre la regulación de las entidades financieras demasiado grandes.
Sobre este asunto, el presidente de la CECA dijo que debido a la recesión económica se ha puesto de manifiesto que algunos de los "grandes bancos" suelen ser "demasiado grandes" para dejarlos caer, pero también "demasiado grandes para ser rescatados.
Quintás explicó que la existencia de bancos "demasiado grandes" es un problema adicional para la estabilidad del sistema y que debe ser considerada en el marco de la regulación.
El presidente de la CECA aseguró que tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), como los distintos gobiernos o expertos han lanzado muchas recomendaciones para llevar a cabo la citada reforma financiera.
Entre ellas, Quintás destacó, como las mejor argumentadas, una que propone obligar a las grandes entidades a elaborar de forma periódica un Plan de Contingencia en el que se especifiquen las instrucciones para saber sobre cómo se podría desmantelar rápidamente la entidad, en el caso en el que fuera necesario.
También resaltó otra que aboga por requerimientos de capital muy superiores a los exigidos a los bancos y por poner mayor atención al riesgo de liquidez, de modo que se reduzcan las probabilidades de necesitar asistencia estatal, lo que aminoraría el coste de la intervención financiera.
Por último, mencionó la propuesta que propone aplicar incentivos para reducir el tamaño de las entidades, o alternativamente, establecer un límite de tamaño o de cuota de mercado.
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