Bogotá.- Dos tenientes y seis soldados colombianos fueron condenados en dos procesos por las muertes en presuntos combates de un campesino y dos personas más, entre ellas un ingeniero, presentados como un "guerrillero" dado de baja, en el primer caso, y "delincuentes", informaron hoy fuentes judiciales.
La primera sentencia afecta a los tenientes Andrés Mauricio Rosero Bravo y Yamid Díaz Tovar, y a los soldados Ubiel de Jesús Ramírez Vargas y Ely de Jesús López Giraldo, hallados responsables del delito de homicidio, precisaron las fuentes.
La investigación estableció que los militares reportaron como "muerto en combate" el asesinato del campesino Germán Darío Hernández Galeano.
Según señalaron los uniformados, Hernández Galeano pertenecía a una facción del Ejército de Liberación Nacional (ELN), y al pie de su cadáver "fueron hallados un revólver, dos artefactos explosivos y un radio de comunicaciones".
Sin embargo, familiares de la víctima y testigos declararon a la Fiscalía que el labriego fue detenido por los uniformados "cuando cortaba caña" en una finca de la zona rural de la localidad de Cocorná, en el departamento de Antioquia, noroeste.
Su cadáver apareció como N.N. en la sede de medicina legal de ese municipio, "no obstante que en el momento de ser retenido portaba sus documentos de identidad", señalaron las fuentes.
Un examen de balística hecho por expertos del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía concluyó que el revólver encontrado junto a la víctima "no se podía disparar".
La segunda condena, de 35 años de prisión, afecta a los soldados Diomedes Rafael Carey Tovar, Luis Fernando Betancur Londoño, Santiago de Jesús Escudero Uribe y Carlos Enrique Zabala Zapata.
Los cuatro soldados resultaron involucrados en el asesinato de dos personas presentadas como "delincuentes muertos en combate".
Los militares, según el proceso, asesinaron al ingeniero Gonzalo Correa Roldán y a su amigo Mauricio Mazo Zapata, en un paraje rural del municipio de Yarumal, también en el departamento de Antioquia.
Un teniente desertor, Jaime Andrés Uribe, reportó a sus superiores que las muertes ocurrieron "en una misión".
Sin embargo, la Fiscalía logró demostrar que las llamadas recibidas en el celular del ingeniero Correa Roldán se originaron en el teléfono de uno de los soldados y también las imprecisiones en los relatos y declaraciones de los militares involucrados.
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