Las abejas vuelven a la Cordillera Cantábrica para mantener el ecosistema de montaña

Oviedo.-  Las abejas vuelven a poblar la Cordillera Cantábrica para ayudar a mantener los ecosistemas de montaña a través de la polinización y gracias a la intervención del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS).

El FAPAS ha presentado hoy en Oviedo los resultados del Proyecto de Recuperación de la Abeja y reforzamiento de la polinización en la Cordillera Cantábrica, un estudio que demuestra que la presencia de colmenas en esta zona incrementa en un 80 por ciento la producción de fruto de los arandaneros silvestres, uno de los principales alimentos del urogallo y el oso pardo.

Según ha explicado el presidente de la organización conservacionista, Roberto Hartasánchez, estos insectos alcanzan altos niveles de polinización debido a cómo se organizan sus sociedades a través de colmenas con muchos ejemplares, pero las abejas silvestres cada vez son más escasas.

Hartasánchez ha destacado la importancia de las abejas para el mantenimiento de los ecosistemas ya que la polinización repercute positivamente tanto en la flora como en la fauna del entorno de la colmena al aumentar la cantidad de frutos que producen los árboles y, por lo tanto, la cantidad de comida a la que tienen acceso los animales.

En este sentido, ha señalado que normalmente se aprecia una preocupación por la desaparición de algunas especies como el oso y se crea gran expectación con ejemplares como 'Paca' y 'Tola', mientras que pasa desapercibido cómo otros animales de gran importancia para el ecosistema como las abejas silvestres han visto sus poblaciones muy deterioradas en los últimos años, lo que en su opinión se debe al desconocimiento ecológico.

El director general de Biodiversidad del Principado, Jose Félix García Gaona, que también ha acudido a la presentación del estudio, ha coincidido con Hartasánchez en estas apreciaciones y ha dicho: "Estamos hartos de ver proyectos con especies bandera como el urogallo o el oso, pero detrás hay siempre un trabajo que tiene que ver con el mantenimiento del ecosistema".

Una parte muy importante de la dieta del urogallo está basada en los arándanos silvestres, sobre todo cuando son crías ya que este ave, cuya tasa de supervivencia y reproducción es muy baja, pasa la primera parte de su vida entre estas plantas.

Por esta razón, cuanto menores son los niveles de polinización del arandanero, menor es la cantidad de frutos y por lo tanto el urogallo tiene mayores dificultades para conseguir comida.

Según el estudio realizado por FAPAS, la presencia de colmenas en las inmediaciones de estos árboles incrementan en un 80 por ciento la producción de frutos, mientras que en otras especies frutales como el majuelo el aumento es del 10 por ciento.

FAPAS ha colaborado en los últimos meses con los apicultores de montaña y particulares para instalar 454 colmenas y 48 estaciones de polinización en aquellas zonas oseras y urogalleras de la Cordillera Cantábrica donde el estudio detectaba menor presencia de abejas.

Uno de los objetivos es involucrar a la administración regional para llevar a cabo programas de recuperación de hábitats, lo que permitiría la reintroducción de ejemplares de especies en peligro de extinción criados en cautividad.

Para lograrlo es necesario que el territorio cuente con las mejores condiciones ecológicas posibles.

Gaona ha concluido que esta clase proyectos evidencian la interacción entre las actividades tradicionales del mundo rural y la conservación de la naturaleza mediante acciones muy sencillas pero de gran repercusión y efectividad, y ayudan al desarrollo económico de las zonas que los acogen.