Santander.- El catedrático de Nutrición y Genética de la Universidad Tufts de Boston (Estados Unidos), José Ordovás, ha defendido hoy que la salud depende de la interacción entre la genética y el medio ambiente y ha achacado el incremento de ciertas enfermedades a la "globalización" y a las comidas rápidas.
"Enfermedades como la obesidad, las cardiovasculares o el cáncer, tienen un componente genético al 50 por ciento y el resto lo determina la actividad física, la nutrición o los comportamientos", ha asegurado Ordovás hoy en Santander, donde participa en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre Nutrigenómica.
En rueda de prensa, el director del Laboratorio de Nutrición y Genómica "Human Nutrition Research Center on Aging" ha explicado que la Nutrigenómica es una combinación de dos ramas de la ciencia, "durante mucho tiempo separadas", y estudia la realidad de cada individuo.
Se trata, ha añadido, de identificar los genes que marcan la predisposición de cada individuo a padecer enfermedades, entre las que ha destacado las más habituales en la actualidad, como la obesidad, las cardiovasculares o el cáncer, y poder actuar sobre ellas.
"Son enfermedades poligénicas, fruto de una combinación compleja de los comportamientos de nuestro genoma que determina que unos individuos estén más expuestos que otros a padecerlas", ha señalado Ordovás, quien ha explicado que la Nutrigenómica puede ofrecer recomendaciones personalizadas, concretamente ante la obesidad.
Sobre esta enfermedad, el investigador ha señalado que en la actualidad los avances están encaminados a descubrir más genes que inciden en ella, así como las mutaciones que marcan el riesgo de padecerla, y ha defendido que la "mejor dieta" para cada individuo es la que consumían sus antepasados.
"El genoma en pocas generaciones es capaz de adaptarse al medio ambiente", ha apuntado Ordovás, quien ha señalado que las bondades de la dieta mediterránea son atribuibles no a un componente concreto, aceite de oliva o pescado, entre otros, sino a la combinación de todos ellos.
Frente a esto, ha rechazado la "globalización" en los hábitos alimenticios que supone la comida rápida, a la que ha achacado el incremento de enfermedades como la obesidad, y que, a su juicio, se debe a que los genes "no están acostumbrados" a ella.
A esta razón, según Ordovás, se suma el hecho de que esta alimentación aleja al individuo del "aspecto lúdico" que la comida tiene habitualmente, como un momento de "disfrute" y de "contacto con los amigos".
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