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En su centenario, Onetti supera las fronteras y se reafirma como un "clásico"

EFE
Actualizado 01-07-2009 20:25 CET

Montevideo.-  Uruguay celebra hoy el centenario del nacimiento de Juan Carlos Onetti, quien con obras como "El Pozo" o "La vida breve" superó las fronteras nacionales y se convirtió en un revulsivo para la narrativa latinoamericana y un "clásico" de la literatura en español.

El escritor de los claroscuros y la ambigüedad no quiso retornar a Uruguay tras su exilio en España, donde pasó sus últimos 19 años de vida y donde encontró un nuevo hogar que le reconoció, con su galardón más importante, el Cervantes, una obra mundialmente reconocida.

Sin embargo, al creador de la imaginaria Santa María (prima hermana de la Yoknapatawpha de William Faulkner, el Macondo de Gabriel García Márquez o el pueblo Comala de Juan Rulfo) nunca se le olvidó en Uruguay y hoy, cien años después de su nacimiento en Montevideo, se le rinde homenaje como una de sus cumbres literarias.

El "Año Onetti", organizado por el Ministerio de Educación y Cultura, la Biblioteca Nacional, la Academia Nacional de Letras, la Intendencia capitalina y el Centro Cultural de España, comenzó el 26 de mayo en el Teatro Solís de Montevideo y durará hasta diciembre, cuando se cumple el 70 aniversario de la publicación de "El pozo".

El pistoletazo se dio con la lectura por parte de la viuda del escritor, Dorothea Muhr, en el Solís de esa novela corta, una de las obras más emblemáticas de Onetti.

Según dijo a Efe el director de Cultura del Gobierno uruguayo, Hugo Achugar, "El pozo" marcó "un antes y un después" en la literatura latinoamericana que se confirmó once años más tarde con la publicación de "La vida breve".

Desde mayo se han sucedido las conferencias y presentaciones de libros sobre Onetti, se han convocado concursos de fotografía y cómics, la Cinemateca Uruguaya abrió un ciclo y los periódicos y revistas están publicando especiales sobre el autor.

Hoy también se presentó en Madrid el tercer tomo de sus Obras completas, con la recopilación, entre otros materiales, de sus artículos en la prensa, donde empezó ya a trabajar en su juventud, tanto en Montevideo como en Buenos Aires, la tercera ciudad de referencia de este hombre que "hizo de la escritura su necesidad".

Así lo explicaba a Efe Hortensia Campanella, responsable de esas obras completas en tres tomos y directora del Centro Cultural de España en Montevideo, donde en los próximos meses continuará el homenaje con varias conferencias.

"Básicamente escribir era lo único que le interesaba. Escribir y leer", dijo a Efe el uruguayo Hugo Verani, doctor en Filosofía y Letras y uno de los mayores especialistas en Onetti.

Verani es autor de las "Cartas de un joven escritor", que presenta esta noche en el Paraninfo de la Universidad de la República en el acto central del homenaje que se brinda a Onetti, con la participación de las principales autoridades académicas de Uruguay y una pléyade de expertos en el autor de "El astillero".

El título del libro hace referencia a la correspondencia que mantuvo Onetti con el pintor y crítico argentino Julio Payró entre 1937 y 1955 y que ofrece una visión luminosa del escritor y su apenas conocido interés por la pintura.

El escritor dedicó a Payró su novela "Tierra de nadie" (1941).

"Tenía una gran fascinación. Lo dice en una de esas cartas: 'He aprendido más del arte, de la crítica del arte, que de los escritos sobre literatura'", aseguró Verani.

Este investigador conoció personalmente a Onetti y el análisis de sus cartas le llevó a profundizar si cabe más en su personalidad.

"Ahora veo el claroscuro, la importancia de la luz" en ese primer Onetti, explicó Verani, quien, no obstante, dijo comprender la impresión general de oscuridad que posteriormente se convirtió en la esencia de su mito.

Onetti "siempre fue muy taciturno, muy hosco. A veces no trataba bien a la gente y era muy difícil llegar a él. Básicamente quería que lo dejaran en paz", destacó.

Sin embargo, "cuando uno lo conocía más, era muy cariñoso, una persona muy cálida".

Onetti, recordó Verani, explicaba con claridad la situación: "Es que la gente no se da cuenta de que uno es un solitario".

Esa soledad fue otra de sus marcas y lo acompañó hasta su muerte, en 1994, pese a que parecía desmentirla la visión inseparable de su cuarta esposa, "Dolly" Muhr, con quien vivió sus últimos 40 años.

Lo que parecía depresión, desesperanza, era en realidad "vida acumulada", explicó a Efe Achugar, para quien "Onetti creó un personaje de sí y mucha gente compró ese personaje".

En el prólogo del primer tomo de esas obras completas, el escritor mexicano Juan Villoro cuenta cómo Onetti fabricó a partir de "La vida breve" esa doble leyenda, la de la ciudad mítica "y la del escritor que es creado por su propia literatura".

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