¡Feliz 1986!

La Academia de la Televisión, fiel reflejo del talento audiovisual de este país, vivió anoche su anual Gala de los Premios. "TVE aspira a 17 de los 19 galardones", informó Lorenzo Milá en esa recta final del Telediario que han convertido en un pregón promocional de la cadena pública. La 2 (TVE) emitió en falso directo el grandioso espectáculo, que tuvo como epicentro intelectual la "histórica transición" hacia la TDT. "Cambia la tele... A mejor, eso sí", aseguró Juan Ramón Lucas, uno de los presentadores. Mientras decía esta frase, en la parte inferior de la pantalla se podía leer: "Vota tu momento de la TV y gana una televisión de plasma con TDT". Cada voto, es decir, cada llamada, costaba 1,28 euros. A mejor, tenía razón Lucas...

Y si no, fíjense en las innovadoras propuestas y los sorprendentes galardones que nos deparó este moderno espectáculo televisivo: saludaron al público con el "¿Cómo están ustedes?" de los payasos de la tele, recuperaron sketches de Eugenio y Tip y Coll, emitieron un play back de Pitingo, y entregaron premios a Concha Velasco, 'Cuéntame', 'Los Lunnis' y... ¡Lorenzo Milá! ¿Se puede pedir más?

"Va a ser una gala muy divertida y corta", aseguró la otra presentadora, una Julia Otero que mintió hasta en lo segundo (¡casi tres horas!). Los planos del público, con caras largas y aburridas, eran el perfecto reflejo de una gala patética, realizada con guionistas de saldo y realizadores que suspiraban por los planos de Manuel Campo Vidal. Para repetir el año que viene, supongo.

"¡Feliz 1986!", gritó uno de los chicos de Muchachada Nui a modo de perfecto resumen de la velada. Y es que si la televisión que viene, la digital, es ésta... Pues permitan que les diga que es igual de tediosa, decrépita, cochambrosa y chabacana que la analógica. Tan aburrida y mediocre como el discurso de Campo Vidal, perfecto paradigma de una televisión vieja e hipócrita. Tan teatral y pedante como el sermón de Ángeles González-Sinde, Ministra de Cultura.

Para terminar, la pregunta: ¿Para qué sirve la Academia de las Ciencias y de las Artes de la Televisión?

P.D.1.

"Siento cierta repulsión por las ratas. Si me podéis quitar, por favor, esas imágenes", dice Ana Rosa Quintana al ver en pantalla la casa de una mujer de Orihuela con síndrome de Diógenes. Ana Rosa, todo sensibilidad, no soporta la presencia en pantalla de estos entrañables roedores. Y, sin embargo, no duda en compartir mesa con el conde Lequio o Nacho Abad. ¡Qué puñetera esta Ana Rosa, que se estremece con una rata y ni se inmuta cuando abre su programa con una mujer descuartizada!

P.D.2.

Caminero, el grandioso centrocampista del Atlético de Madrid que tan buenos ratos me hizo pasar... está pasando un mal rato. Desde El Descodificador, un abrazo, muchos ánimos y unas imágenes para recordar qué buen jugador era. Podría estar viendo este regate toda la vida...

Un motivo para no ver la televisión

Rubia peligrosa.

Autor: Walter Mosley.
Roca Editorial.

Gran noticia para los amantes de la novela negra: vuelve Easy Rawlins, el original detective privado tejano instalado en Los Ángeles. Tan incisivo, cáustico y atormentado como siempre, mantiene su complicada vida sentimental, sus amistades peligrosas y toda la carga filosófica necesaria para sobrevivir.

La historia se repite. Recuerden que todo comenzó con 'El demonio vestido de azul', una primera novela fantástica publicada en 1994 por Anagrama. En ese momento Rawlins, ex militar negro en paro, recibió un encargo: encontrar a una cantante blanca desaparecida. En 'Rubia peligrosa' el detective continúa persiguiendo mujeres difíciles, recibiendo palizas memorables y soñando con vasos llenos de bourbon.

Mosley es el sucesor de Chester Himes. La culpa la tienen sus magníficos diálogos, un ejemplo de sencillez y ritmo, y la obsesión por incluir en sus novelas detalles de la cultura negra norteamericana. Otra obra maestra que habla de la amistad, las apariencias, y cómo sobrevivir a ambas cosas.

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