Naciones Unidas.- El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, se dirigirá mañana a la Asamblea General de la ONU para exponer la situación de su país tras el golpe militar del domingo, que hoy recibió la condena generalizada de los miembros del organismo mundial.
Los Gobiernos latinoamericanos encabezaron hoy en la ONU las declaraciones de rechazo al golpe militar en Honduras en una reunión de urgencia del órgano convocada a raíz de los acontecimiento vividos los últimos dos días en el pequeño país centroamericano.
El presidente del organismo, el nicaragüense Miguel D'Escoto, anunció, además, que Zelaya explicará personalmente a los países la situación en la que ha quedado Honduras tras el golpe militar.
Zelaya se dirigirá a la Asamblea a partir de las 15.00 GMT, un órgano que tiene previsto aprobar una resolución condenatoria de esos sucesos, dijo el ex canciller sandinista, que también expresó satisfacción por la "unidad" con la que los países de la ONU han respondido ante la situación en Honduras.
En su intervención, D'Escoto instó a los 192 países miembros del organismo mundial a sumar sus voces a la expulsión de Zelaya, que achacó a "fuerzas reaccionarias" alarmadas por los movimientos populares que han elegido "Gobiernos progresistas en respuestas al las desastrosas consecuencias de las políticas neoliberales".
En ese sentido, el embajador de Honduras ante la ONU, Jorge Arturo Reina, aseguró que su país "ha perdido la democracia" y denunció la detención de varios colaboradores del depuesto presidente.
El diplomático defendió la posición de Zelaya de seguir adelante con una consulta popular para preguntar a los hondureños si estaban a favor de la celebración de un referendo en noviembre próximo sobre una Asamblea Constituyente.
"Buscaba fortalecer la democracia hondureña, la democracia que tanto se nos ha exigido", apuntó Reina, que también instó a la Asamblea General a emitir "una condena global" al golpe de Estado, exigir el retorno de Zelaya al poder y no reconocer ningún otro Gobierno como legítimo.
Por su parte, el embajador de México ante la ONU, Claude Heller, exigió en nombre del Grupo de Río "la restitución inmediata e incondicional en sus cargos del presidente legítimo y constitucional", tras la ruptura "inadmisible e inaceptable" del orden democrático hondureño.
"El Grupo de Río reitera que el apego a los valores y principios democráticos y el respeto irrestricto al orden constitucional y al Estado de Derecho deben prevalecer por encima de cualquier diferencia política", apuntó Heller, en nombre de la asociación regional que reúne a todos los países de América Latina y el Caribe.
Heller recordó que el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó para el martes una sesión extraordinaria para adoptar medidas conformes con la Carta Democrática Interamericana.
En ese mismo sentido intervinieron ante la Asamblea General el embajador chileno, Heraldo Muñoz, en nombre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), así como el representante de Venezuela, Jorge Valero, en el de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).
Valero, al tomar posteriormente la palabra en nombre de su país, aseguró que no es casualidad la acción militar en contra de Zelaya, un aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez.
"El golpe en Honduras no es un hecho aislado. Hay una contrarrevolución fraguándose y ejecutándose a través del planeta. Debemos detenerla en Honduras como condición para impedir su avance mundial", afirmó el diplomático venezolano.
El embajador checo, Martin Paulos, pidió en nombre de la Unión Europea (UE) la liberación de todos los representantes del depuesto Gobierno hondureño detenidos por el Ejército e instó a buscar "una solución mediante al diálogo".
De igual manera, la embajadora adjunta de EE.UU., Rosemary DiCarlo, expresó el rechazo de Washington al derrocamiento de Zelaya, su negativa a reconocer las actuales autoridades en Tegucigalpa y pidió apoyar las gestiones de la OEA.
La crisis política en Honduras se agravó este domingo con la destitución de Zelaya, a quien el Ejército sacó de su casa por la fuerza y lo trasladó a Costa Rica, tras mantener un grave enfrentamiento durante varios días con otros poderes del Estado.
Zelaya insistía en llevar a cabo una consulta popular con vistas a una reforma constitucional que, según sus detractores, le abriría el camino a la reelección, pese a que el Parlamento y el Tribunal Supremo la habían declarado ilegal.
El depuesto mandatario fue sustituido por el presidente del parlamento Roberto Micheletti, de su mismo partido, designado para asumir la Presidencia de Honduras durante los seis meses que restan del período de cuatro años para el que Zelaya fue elegido en 2005 y que terminará el 27 de enero de 2010.
Zelaya comenzó su mandato presidencial tras las elecciones de 2005 con la orientación de centro-derecha del Partido Liberal al que representaba, pero en los últimos años se acercó hacia las políticas del presidente de Venezuela y el "socialismo bolivariano".
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