Madrid.- Una coreografía es como un hijo, lo has llevado dentro pero tras el parto deja de pertenecerte para tener su propia vida, asegura la fundadora de la Compañía Ballet Argentino, Eleonora Cassano, sobre la "equivocada" tendencia de exigir derechos y condiciones leoninas para permitir que se representen algunos ballet.
En una entrevista con Efe, Cassano y la primera bailarina de la compañía, Cecilia Figaredo, que interpretarán desde el martes hasta el 5 de julio en el Teatro Nuevo Apolo "Clásicos y Perfumes", se preguntan de quién es el ballet como creación artística y recuerdan que no han podido incluir en el vídeo de la función de despedida de los escenarios de Julio Bocca -cofundador de la compañía- su interpretación de la coreografía de MacMillan "Manon".
"Eran tantísimos los requerimientos que, incluso, tuvimos que bailar Bocca y yo en una especie de cásting para que los titulares de los derechos de MacMillan (1929-1992) nos dieran permiso para representarla en aquella función, pero ni hablar de incluirla en el vídeo", recuerda Cassano.
Por una parte, admiten ambas, "no está mal" esa "ferocidad" en defender las creaciones originales porque así "no se desvirtúan", pero por otra, dicen, "es una exageración que no conviene al arte".
En "Clásicos y Perfumes", que representarán también mañana en el Acueducto de Segovia al aire libre, recorren una selección de piezas como los "pas de deux" de "El Corsario" y "Diana y Acteón" o "La muerte del cisne".
Para la segunda parte, "Perfumes", un espectáculo coreografiado por Ana María Stekelman, han reservado el tango tradicional y el de vanguardia, el vals de Strauss, la música de Gershwin y el bolero.
"Siempre nos piden que nuestros espectáculos lleven tango porque tiene muchos seguidores. Lo asocian a los argentinos", dice Figaredo, que asegura que no les "cansa" en absoluto bailar esas "joyas memorables".
Creen que hay un "sello" inconfundible del ballet argentino y es que, revelan, sus bailarines "tienen un estilo mezcla de muchos lugares" y "una garra y una pasión" que no se ve habitualmente.
Cassano recuerda que cuando Julio Bocca, director de la Compañía junto a Ricky Pashkus y retirado de los escenarios en diciembre de 2007, tomó las riendas de la compañía, en 1997, su idea era dejar un legado para las nuevas generaciones y que hubiera una formación estable de ballet clásico.
"Ahí se creo un estilo, un espacio propio, de reconocimiento de las necesidades y de apuntar al futuro", señala Cassano, que revela que aunque Bocca no está "por la labor" de volver al baile "cualquier día da una sorpresa y sale al escenario para hacer algo".
Ambas aseguran que en España "hay un talento maravilloso" y declaran su rendida admiración por el director del Ballet Nacional de España, José Antonio.
"Es de una calidad humana y artística maravillosa y en Argentina es muy admirado y muy querido", subrayan.
En esta producción del Ballet Argentino, cuyo director residente es Raúl Candal -ex primer bailarín y director del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenas Aires-, actúa además, como bailarín invitado, Ismael Arias.
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