LONDRES.- Cuando en marzo vi a Michael Jackson en el hall del O2 anunciando sus últimos conciertos en Londres nunca pensé que estaba asistiendo a un momento histórico en el mundo de la música. Nadie de los cientos que estábamos allí congregados pensábamos que iba a ser la última vez que el rey del pop se dirigiría a sus fieles. Pero lo ha sido. Recuerdo perfectamente cómo corrían aquel día las apuestas sobre si finalmente el cantante se presentaría o no a su cita. Ganaba 5 a 1 la posibilidad de que nos dejara a todos tirados. Y supongo que quien hoy se ha llevado todo el dinero tenía más en mente las extravagancias de la estrella que su muerte.
Aquel 5 de marzo no vi a un Michael Jackson en estado puro. He de reconocer que nunca lo había visto en persona y por eso quizá me impresionó tanto aquella imagen de completa desorientación. Estuvimos esperando durante cuatro horas para ver al rey del pop apenas dos minutos. Cuando se subió al escenario apenas se apreciaba su fino hilo de voz. Decía frases inconexas y repetía constantemente "that it is". "Esto es todo y cuando digo esto es todo es lo que significa…. Os veré en julio…. Os quiero". Los fans gritaban emocionados y él les respondía con espasmos y el puño alzado. Se movía de un lado a otro como si hubiera perdido el rumbo y lanzó un beso antes de desaparecer tras la cortina de terciopelo rojo. Quién iba a decir entonces que lo haría para siempre.
En un principio la empresa americana AEG Live, responsable de su vuelta a los escenarios, planeó sólo 10 conciertos. Pero cuando las entradas se empezaron a vender al ritmo de 11 por segundo, se frotó las manos y amplió las actuaciones a 50. La maquinaria de agentes, asesores, promotores y personas interesadas simplemente en recuperar el dinero que les debía el cantante crearon un auténtico monstruo y, según The Times, el músico —convertido desde hoy ya en leyenda— llegó a decir que estaba "muy enfadado" y que no sabía cómo iba a hacer frente a tanto concierto.
En definitiva, perdió el control y ahora se especula que la presión que sentía por la gira es lo que le hizo atiborrarse de una sobredosis de calmantes que le costaron la vida. Otros dicen que fue la morfina que tomaba para luchar contra el dolor que le producían unas quemaduras que se hizo tras grabar un anuncio. Otros afirman que tenía cáncer de piel. Y yo me pregunto ¿qué más da ya eso? Las causas de su muerte formarán para siempre ya parte de la leyenda. Su leyenda. La leyenda de todos.
Las especulaciones sobre su mala salud al fin y al cabo siempre habían estado presentes en su vida. De hecho, ante la poca demanda en el mercado de seguros londinense para cubrir todas las fechas, tuvo que ser la propia AEG quien garantizara las actuaciones. La revista "Reinsurance" calculó en unos 348 millones de euros la responsabilidad civil.
Ahora la empresa americana no sólo se enfrenta a las pérdidas, también al problema de tener vacía durante meses una sala con capacidad para 20.000 personas. La compañía ha asegurado que devolverá el dinero a todos aquellos que compraron la entrada y les ofrecerá también la posibilidad de cambiarla por otro show aún por definir. Los responsables de eBay también han dicho a sus clientes que se pongan en contacto con ellos para devolver el dinero. El dilema lo tienen ahora los cientos de personas que no compraron la entrada por la vía oficial, es decir, todos aquellos que acudieron a la reventa para ver a su ídolo y que llegaron a pagar por una entrada 1.000 libras.
Mal negocio para ellos, pero no para las tiendas de música. En cuanto se hizo pública la noticia, las ventas de discos de la gran estrella comenzaron a despuntar. Catorce de sus trabajos se encuentran hoy entre los 20 más vendidos de la tienda británica por internet Amazon.co.uk. Entre los éxitos destacan 'Off the Wall', con canciones como 'Don't stop'til you get enough' y 'She's out of my life'. A continuación figura 'Bad', de 1987, y en tercera posición está 'Thriller', el álbum más vendido de la historia de la música.
Los fans del rey del pop no han escogido ningún sitio en particular de la capital británica para congregarse y cantar sus canciones como ha pasado en Los Ángeles, pero a lo largo del día muchos se han acercado hasta el teatro Lyric donde estos días se ofrece el musical Thriller para depositar tarjetas y flores en la puerta.
Rico Baird y Mitchell Zhanguzha, los dos cantantes que representan la vida de la leyenda, ofrecieron por la mañana una rueda de prensa junto al resto de los actores donde expresaron su estado de shock. "Sin duda ésta será una noche especial y desde luego que se respirará un ambiente distinto. Se lo dedicaremos a él y lo haremos lo mejor posible, pero el show debe continuar", dijo Mitchell. Las entradas para el musical ya están agotadas.
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