Los científicos constatan que el maíz transgénico produce menos si no se dan plagas

Barcelona.-  Las variedades convencionales de semillas de maíz pueden ser más productivas que las modificadas genéticamente si no se dan plagas de orugas en las plantas, según los resultados de los ensayos realizados por el IRTA de las nuevas variedades de maíz para grano transgénicas.

Los científicos del IRTA han constatado que cuando los ataques de los hongos son poco importantes, la producción de las variedades de maíz transgénicas pueden ser en algunos casos inferiores a las convencionales, se afirma en un informe sobre el cultivo de este cereal editado por el departamento de Agricultura de la Generalitat.

No obstante, la resistencia a las plagas que incorporan las variedades modificadas genéticamente "es suficiente", según el estudio del IRTA, para que presenten rendimientos más elevados de producción que las convencionales, por lo que los agricultores optan mayoritariamente por sembrarlas.

En zonas en que los ataques de las orugas (Sesamia nonagrioides y Ostrinia nubilalis) son importantes y frecuentes, como las del litoral de Girona y la de los regadíos de Lleida, la superficie de maíz sembrada con material vegetal modificado supera a la sembrada con variedades convencionales, se afirma en el informe, aunque no se facilitan datos concretos.

En el dossier se incluyen los resultados de un estudio que aporta nueva información sobre la influencia de los granos de semillas transgénicas de maíz en los campos en los que posteriormente se planta maíz convencional y que pueden actuar como foco de polen modificado genéticamente.

Este estudio pionero ha sido dirigido por la especialista en genética vegetal del IRTA Joaquima Messeguer que, en declaraciones a Efe, ha precisado que en los campos plantados con maíz convencional tras plantaciones transgénicas se ha detectado un "cierto grado de polinización cruzada que incide en el contenido global transgénico de forma moderada".

Este trabajo se ha llevado a cabo en doce campos de la zona del Baix Ter (Girona) durante los años 2004 a 2006 con restos de granos que quedan en el campo y que pocas veces llegan a producir mazorca de maíz, si bien en muchas ocasiones sí que pueden producir polen, lo que puede implicar una cierta contaminación del nuevo maíz convencional.

Messeguer considera que, por lo que se refiere a la problemática de la coexistencia, la importancia de estos restos de maíz transgénico tiene una importancia "relativa", ya que normalmente el propietario del campo es quien sembró transgénico el año anterior.

Durante la campaña del pasado año 2008 se sembraron en Cataluña 28.762 hectáreas que representan una disminución de un 10% respecto a la cultivada el año anterior, debido principalmente a la sequía y la incertidumbre que supone para los payeses la disponibilidad de agua de riego.

Esta tendencia a la baja confirma la disminución del cultivo de este cereal registrada en Cataluña en los últimos cuatro años, que ha significado una reducción del 33% respecto a 2004, cuando se cultivaron 42.929 hectáreas.

El descenso de la superficie plantada es negativo no sólo para los agricultores sino también para los ganaderos, que son los principales compradores de este maíz para la alimentación de los animales, y que deben recurrir a las importaciones de este producto.

Actualmente, existen en Cataluña 36 variedades de maíz transgénico y que comercializan grandes empresas como Monsanto Agricultura Ibérica, Maïsadour Semences, Pioneer Hi-Bred Spain y Koipesol Semillas, entre otras.

Las comarcas del Segrià, la Noguera y el Pla d'Urgell concentran cerca del 70% de la superficie dedicada al cultivo del maíz para grano en Cataluña.