"¡Por favor, ayúdanos! Jamenei y Ahmadineyad quieren matarnos a todos!". Es el grito entonado desde Twitter para estremecer a internautas de todo el mundo con la muerte de Neda Soltani, la mujer presuntamente asesinada por partidarios del gobierno contra el que se rebelan cientos de miles de iraníes. Las redes y los medios sociales han creado el símbolo de la rebelión verde en Irán y la velocidad de difusión del vídeo de su muerte acelera la crisis del régimen conservador de los ayatolas.
Nada más poderoso que la imagen de la tragedia. El periodismo siempre ha encontrado en esas fotos y vídeos repetidos millones de veces el mayor poder de la información. Pero cae una de las últimas fronteras: los medios sociales son ahora los creadores de mitos.
La muerte de Neda Soltani no está confirmada. La censura del régimen iraní también trabaja en su contra. Cuando se bloquea la información y se censura a los periodistas, los rumores, las mistificaciones y la desinformación reinan.
No sabemos aún si Neda está muerta ni si su identidad es la extendida por las redes digitales pero la imagen de su agonía en YouTube y sus legiones de seguidores acrecientan un mito viral ya imparable. Twitter se llena con su nombre, que significa 'voz' en farsi, un sustantivo que apunta a una afortunada coincidencia o a un detalle bien planificado. En Facebook una página la recuerda y se crean grupos para recordarla.
No sabemos la verdad de su vida, su identidad y los detalles de su muerte, falta la información que el gobierno iraní niega. Pero podemos creer en el mito y la fuerza emocional de las imágenes. Ningún periodista estaba allí para contar quién es y cómo murió. Pero la imagen de su muerte tiene la fuerza simbólica de la caída del Muro de Berlín, el derribo de la estatua de Sadam en Bagdad por las tropas norteamericanas y el drama de aquella niña corriendo con la piel a jirones quemados por el napalm en Vietnam. Las redes sociales también han arrebatado al periodismo la franquicia de la creación de mitos.
Neda no es la primera muerte de varias sin confirmar que se han sucedido en las calles de Teherán desde que los partidarios de Mir Husein Musaví protestan contra unas elecciones posiblemente fraudulentas. El gobierno de Mahmud Ahmadineyad intenta controlar la información también en internet gracias a un sofisticado y todavía en pruebas novedoso sistema de rastrear los contenidos de las redes sociales y las comunicaciones, según The Wall Street Journal, pero la inmediatez de la difusión y el apoyo de tantos internautas y ciberactivistas es difícil de frenar.
Pero los iraníes deben tener cuidado. Su rastro digital es identificable y las represalias pueden prolongarse durante mucho tiempo. Ahmadineyad y sus seguidores emplean la tecnología para perseguirlos, del bloqueo de los SMS para evitar la coordinación de las protestas a los bloqueos de internet, donde la revolución verde se vive desde dentro hacia el exterior, implicando a la nueva sociedad global en su causa.
Nokia y Siemens han provisto a Irán de tecnología para espiar y filtrar las comunicaciones, de internet a los móviles, según confirma la BBC. La empresa se defiende en su blog y asegura que los sistemas suministrados al gobierno iraní no permiten la filtración de datos ni de internet, sino que se emplean sólo para la intercepción de las comunicaciones móviles por motivos legales, según los estándares aceptados por la industria.
Un negocio que vuelve a sembrar dudas sobre el control de la tecnología cuando países como Irán han sido acusados reiteradamente de amenazar y censurar las libertades democráticas e internet.
Irán está entre los países con mayor censura de internet del mundo, según los estudios de la OpenNet Initiative y otros organismos que vigilan la libertad en la Red. La sociedad iraní está altamente tecnologizada e integrada en el siglo XXI a pesar de vivir en un régimen teocrático propio del pasado. Con 23 millones de usuarios de internet (datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ITU), más del 31% de sus ciudadanos son usuarios de internet, por encima de la penetración de la Red en países como China (22,3 usuarios por cada cien habitantes), Israel (28,8), Jordania (24,5) o Arabia Saudí ( 28,5) y por debajo de Líbano (38,3) o los Emiratos Árabes, el gran centro tecnológico de la región, con el 85,7 por ciento de sus habitantes en internet.
No es de extrañar por tanto su activa blogosfera, donde tanto las corrientes conservadoras y religiosas como las reformistas crean un nuevo espacio público, cultural, ideológico y político, aunque la censura se ceba en los blogs reformistas, como muestran los estudios del Berkman Center for Internet&Society de la Universidad de Harvard.
La revolución Neda es el epítome de una revuelta contra el control totalitario de la sociedad y la libertad. Donde se censura la información, la fuerza emocional de las imágenes y el poder expresivo de los nuevos medios crean un nuevo espacio público global donde la lucha de unos por liberar la comunicación y el empeño de otros por controlarlo implica a personas de todo el mundo en lo que entienden como una revolución justa.
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