Roma.- La Iglesia italiana no está dispuesta a "callar" ante a los escándalos que afectan a Silvio Berlusconi y exige al primer ministro que dé explicaciones y "esclarezca con hechos y no sólo de palabra" la situación, ha afirmado el obispo de Lanciano-Ortona, Carlo Ghidelli.
El primer ministro "no debe ilusionarse con que la Iglesia calle. La Iglesia no reprocha nada a nadie, pero es evidente que los obispos tenemos una precisa moral que defender", dijo Ghidelli en declaraciones que publica hoy "Corriere della Sera".
El prelado hacía referencia a las fiestas organizadas por Berlusconi, a las que acudían jóvenes a las que se pagaba por asistir y en las que algunas de ellas, según las denuncias efectuadas, mantuvieron relaciones sexuales con el jefe de Gobierno.
El obispo señaló que Berlusconi es una persona "pública" y tiene responsabilidades públicas y por ello tiene "el sacrosanto deber" de desmentir ante el pueblo "las acusaciones, los cotilleos o los chismorreos contra él".
"El pueblo tiene derecho a la claridad", agregó el prelado, que señaló que Berlusconi debe presentar las pruebas contra esas voces, "pero con hechos, no sólo de palabra".
Y es que, según Ghidelli, que es un biblista de fama internacional, "en esta situación Berlusconi no puede ejercer su labor de manera eficaz y serena".
Las declaraciones de Ghidelli se han conocido a la vez que otra joven ha confirmado en una entrevista al diario "La Repubblica" que también estuvo en una cena en la residencia romana de Berlusconi junto a Bárbara Monterreale y Patrizia D'Addario, la mujer que reconoció haber cobrado mil euros por asistir.
La joven, llamada "L" por el diario romano, pero que "Il Sole 24 Ore" identifica como Lucia Rossini, de 28 años, asegura que ella no pasó la noche en la casa de Berlusconi, que no cobró por asistir y que fue invitada por el empresario Giampalo Tarantini, quien, según las interceptaciones telefónicas ordenadas por la Fiscalía de Bari (sur) reclutaba supuestamente a jóvenes para las fiestas del mandatario.
Tarantini, al que la fiscalía de Bari investiga por supuesta explotación de la prostitución, ha asegurado, según recogen hoy los medios locales, que jamás pagó a las jóvenes para asistir a las fiestas, que las llevaba para "presumir y quedar bien" ante el primer ministro y que el dinero que les entregaba era para pagar, entre otros, los gastos de desplazamiento y los hoteles.
Una de esas jóvenes, Bárbara Monterreale, de 23 años, aseguró ayer en una entrevista a "La Repubblica", que en la fiesta en casa de Berlusconi "todos sabían" que Patrizia D'Addario, era una "escort" (acompañante íntima de pago) y que pasó la noche con el primer ministro.
Monterreale aseguró que D'Addario le contó que había mantenido relaciones sexuales con Berluscini y que lo había hecho para que le ayudara a construir una residencia, pero que al no recibir su apoyo decidió "vengarse", por lo que desveló las fiestas y depositó ante la fiscalía de Bari las fotos y grabaciones hechas en casa del primer ministro esa noche.
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