Los emigrantes introdujeron en Galicia hasta 100 variedades de patata hoy perdidas

Ourense.-  Los emigrantes gallegos que volvieron de América durante la segunda mitad del siglo XIX llegaron a introducir unas cien variedades de patata en Galicia que se aclimataron y generaron grandes producciones de este tubérculo, aunque la mayoría hoy están perdidas, según explicó a Efe el historiador Xavier Castro Pérez.

Castro Pérez será uno de los investigadores que participe en la presentación hoy del número nueve de la revista "Lethes", que edita desde hace diez años el Centro de Cultura Popular do Limia y reúne 14 artículos de etnógrafos, arquitectos, literatos, historiadores y pintores, según explicó a Efe su presidente Manuel Seoane.

Por su parte, el catedrático de Historia Contemporánea de la universidad de Santiago de Compostela, Xavier Castro Pérez intervino en la presentación para hablar sobre la presencia de la patata en Galicia, y en concreto sobre su llegada a la comarca de A Limia donde su gran calidad propició desde los años 40 del siglo XX su comercialización en el resto de España.

Según Castro, la patata vive entre nosotros desde hace "menos tiempo del que creemos" pues comenzó a introducirse en la segunda mitad del siglo XIX, como complemento para el forraje de los animales, "ya la población era reticente a comerla, por su aspecto desagradable y su sabor algo más amargo que el actual", añadió.

Cuando el tubérculo ya estaba totalmente aclimatado a las abundantes lluvias, "no como otros alimentos como los cereales que podían pudrirse si el agua era excesiva", agregó, llegó una época de hambre "que eliminó cualquier reticencia anterior y nos llevó a convertirnos en el pueblo consumidor de patatas que el escritor Manuel Rivas dice que somos".

La patata sustituyó a la castaña en la dieta alimenticia gallega y llegaron a cultivarse hasta cien variedades diferentes introducidas por emigrantes retornados de América, "hoy reducidas a muy pocas, ya que la semilla fue degenerando y se centró la producción en las variedades más sabrosas y productivas".

El catedrático relacionó, además, el cultivo de la patata y su gastronomía con las labores de la mujer en el rural gallego, donde la cocinera siempre era ella, ayudada por las hijas de la casa.

"Los trabajos de la cocina son uno de los orígenes de la discriminación histórica de la mujer, ya que ella y las niñas se pasaron horas atendiendo los caldos que cocían en las lareiras y luego eran las que menos comían, como forma de mejorar la nutrición de los hombres de la casa".

Entre los colaboradores de la revista "Lethes" de este año, también está el doctor en Historia Francisco Xosé Fumega, que es profesor en la Escuela Superior de arquitectura lusa "Gallaecia".

Fumega explicó a Efe el vínculo a través del río Limia, entre la comarca del mismo nombre en Ourense y el valle del Lima en Portugal, cuya demografía estudió y presenta "notables" diferencias respecto a la comarca homóloga gallega.

Según el historiador, en Portugal, el valle del río Limia "se mantiene vivo" pues en su estructura política, las "cámaras municipales", equivalentes a los municipios gallegos, conservan gran capacidad de decisión "y lo mismo ocurre con las freiresías que son entidades decisivas, mientras que en Galicia el equivalente de la parroquia sólo es una entidad eclesiástica".

Además, según Fumega, la implantación de la industria en el norte de Portugal se reparte en muchas poblaciones de la comarca, mientras que en A Limia, sólo hay industria en la cabecera de la comarca -Xinzo-, pero el resto de los pueblos no.

En consecuencia, la demografía en el valle portugués del Limia es fuerte y crece, con más nacimientos que muertes, mientras que en el lado ourensano ocurre justo al revés "y la comarca está en serio riesgo de despoblación", concluyó.