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Los terroristas extienden la amenaza al atacar a un trabajador del TAV

EFE
Actualizado 17-06-2009 15:40 CET

San Sebastián.-  ETA y su entorno han ampliado el ámbito de su amenaza al atacar hoy por primera vez a un trabajador de una empresa que participa en las obras del Tren de Alta Velocidad, cuyo coche particular ha sido objeto de un ataque esta madrugada en la localidad guipuzcoana de Arrasate.

Este sabotaje se ha producido a la 1:00 horas de esta madrugada, cuando dos personas han roto las lunas del vehículo y han arrojado en su interior un cohete pirotécnico, con la intención de incendiarlo.

El coche pertenece a un trabajador de nacionalidad búlgara contratado por una de las empresas adjudicatarias de las obras de construcción del tren de alta velocidad, un proyecto que ETA ha situado en su punto de mira.

La escalada de los violentos contra la construcción del Tren de Alta Velocidad conoció su punto más extremo con el asesinato, el pasado 3 de diciembre en Azpeitia, de Inaxio Uría, responsable de la empresa Altuna y Uría, una de las adjudicatarias de las obras de la "Y" ferroviaria vasca.

El pasado 21 de enero, la organización terrorista hizo público un comunicado en el que reivindicó el asesinato de Inaxio Uria y lanzó un "aviso claro" a los ingenieros, técnicos superiores, responsables o dirigentes de las empresas que participan en las obras del tren para que "suspendan sus trabajos".

Este comunicado parecía excluir de su amenaza a los trabajadores de las constructoras adjudicatarias, lo que, no obstante, no ha evitado que esta madrugada los violentos hayan atacado directamente un bien de un empleado de una de estas compañías, a pesar de que no desempeña ningún cargo de responsabilidad.

Antes del asesinato de Uria, ETA había atentado contra bienes materiales de empresas constructoras adjudicatarias.

El 12 de mayo de 2008 dos bombas estallaron en la variante de Urnieta, en el barrio de Santa Bárbara de Hernani (Guipúzcoa), que causaron daños en dos excavadoras de la empresa constructora Amenábar.

El 1 de junio, ETA colocó una bomba junto a las oficinas de esta misma empresa en Zarautz (Guipúzcoa), que causó heridas leves a dos agentes de la Ertzaintza e importantes daños materiales.

Casi dos meses más tarde, el 28 de julio, los terroristas hicieron estallar un artefacto en las obras de la autopista A-8 que las empresas Acciona y Fonorte tienen en Orio (Guipúzcoa).

El último atentado de este tipo fue cometido el 9 de febrero, con la colocación de una furgoneta-bomba ante la sede de Ferrovial-Agroman en el Campo de las Naciones de Madrid.

Además de estos atentados terroristas, las obras ferroviarias han sufrido casi medio centenar de ataques de violencia callejera desde finales de 2006, que produjeron daños materiales en maquinaria y elementos de construcción.

En varias operaciones contra ETA y sus grupos de apoyo, las Fuerzas de Seguridad del Estado siempre han encontrado documentación e información detallada sobre las obras, así como panfletos contra el proyecto ferroviario, con argumentos muy similares a los utilizados en su día contra la central nuclear de Lemoniz, la presa de Itoiz o la autovía de Leizarán.

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