Logroño.- El Museo de la Romanización de Calahorra aglutina los restos arqueológicos del mundo romano en la región a partir de un millar de piezas aportadas por el Museo de La Rioja y por el de Calahorra.
El presidente del Gobierno regional, Pedro Sanz, ha inaugurado hoy este nuevo centro, dedicado a la exposición, conservación, investigación y divulgación de la huella del mundo romano en La Rioja, que se une a la red de espacios expositivos de la Comunidad.
Pedro Sanz ha destacado que este museo era "una antigua aspiración del Gobierno de La Rioja y, por supuesto, de la ciudad de Calahorra", que con este nuevo recurso cultural y turístico recupera su orgulloso pasado romano y reivindica su condición de ciudad bimilenaria, según ha detallado el Ejecutivo regional en una nota.
La mejora y adecuación del edificio que alberga el Museo de la Romanización ha supuesto una inversión de 300.000 euros, abonados por el Ayuntamiento de Calahorra y por la Dirección General de Cultura.
Con esta apertura, el Gobierno de La Rioja incorpora un centro más a la red de museos que se inició en 2007 para estructurar desde el Museo de La Rioja, como cabeza de la misma, todo el patrimonio de titularidad pública.
Sanz ha recordado que el Gobierno central debía haber iniciado las obras de rehabilitación del Museo de La Rioja hace cinco años y ha reiterado que uno de los objetivos prioritarios del Ejecutivo riojano es conseguir su transferencia definitiva.
Además de este espacio cultural, en los últimos años se han abierto el Museo de Arte Contemporáneo en Haro y el Museo de Etnografía en Briones.
El Museo de la Romanización ha permitido recuperar el valor de un bello edificio ubicado en pleno Casco Antiguo de Calahorra, conocido como la "Casa del Millonario" porque fue encargada en la década de los años veinte por un particular beneficiado con un premio de la Lotería Nacional de tres millones de pesetas.
Ubicado en la calle Ángel Oliván, fue adquirido por la Comunidad Autónoma en los años ochenta y, posteriormente, cedido al Ayuntamiento de Calahorra para albergar un museo municipal.
El edificio, que tiene una superficie de planta de 414 metros cuadrados, consta de planta baja y dos alturas donde se distribuirá el museo, además de un jardín donde se exponen materiales arquitectónicos, principalmente romanos.
El inmueble mantiene su estructura inicial, así como las vidrieras de puertas y ventanas, suelos de marquetería, techos de las salas nobles y el ascensor original junto a la entrada principal, que está considerado como uno de los más antiguos de La Rioja.
El montaje del museo ha resultado complejo por la variedad de las piezas, de distinta naturaleza, tamaño y peso.
El resultado es un programa dinámico, con un lenguaje museográfico basado en el color, la luz y la ambientación histórica, que realiza un recorrido cronológico entre el siglo IV antes de Cristo hasta el siglo IV de nuestra era.
El patrimonio arqueológico muestra las relaciones entre la población indígena y los nuevos pobladores y se expresa el proceso hasta la plena romanización a través del ámbito doméstico, de las actividades económicas y del mundo espiritual.
Por último, se cierra el ciclo con la referencia a los mártires Emeterio y Celedonio, soldados, romanos y cristianos en la decadencia del imperio romano y el germen de la nueva era altomedieval y cristiana.
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