Más de 50 y con estilo: sí, es posible

Nos pasamos la vida hablando de iconos de estilo, de 'musos', musas y trendsetters varios. Casi todos suelen coincidir en su juventud: rara vez superan los 35 años. Además, también es muy común buscar soluciones cosméticas y estéticas para parecer más joven, por lo que en la mayoría de los medios los que aparentan más de 50 suelen estar excluidos de la sección de tendencias. Pero hay honrosas excepciones de personajes, célebres o no, que ya bien entrados en su madurez siguen manteniendo una imagen a la última, alejada del look otoñal. Sí, se puede ser un abuelo y un moderno a la vez.

Son esas personas que, aun en una edad en la que se presupone que han de adquirir un estilo discreto y formal (o más tipo Punto Roma, según se dé), quedan como raras excepciones dispuestas a ignorar esas convenciones que les obligan a vestirse de Doña Rogelia. Y es que, si durante toda tu vida has tenido una imagen moderna y vanguardista, no hay ninguna ley que te obligue a transmutarte en abuelete llegados los 60.

En el mundo de la moda, el cine, la música y el artisteo hay muchos de estos ejemplares que no renuncian a su propia personalidad a pesar de la edad. El mismo Karl Lagerfeld no se separa a sus 76 de sus pitillos ni de sus blazers hiper ajustados ni para dormir, cuando con sus años la mayoría podría estar así. Anna Piaggi ha sido una estrafalaria toda su vida; no se sabe exactamente su edad, pero está claro que supera los 60, y ahí la tenemos, fiel a su estilo como si no hubiera pasado el tiempo por ella. Nos puede gustar o no, pero hay que reconocer que es mucho más revolucionaria que la abuela clásica.

Otra de edad indefinida es la misteriosa Diane Pernet, imperturbable siempre tras sus gafas oscuras y su peineta con los 50 ya claramente superados. 71 son los años de Issey Miyake, tan vanguardista dentro y fuera de la pasarela. Poco más podemos decir ya de Vivienne Westwood, la abuela oficial del punk, que luce casi las mismas pintas a los 68 que cuando era una jovencita. Una célebre mecenas de la moda parisina, Hortensia de Hutten, rompe con ese tópico de que las mujeres con pelo blanco deben llevarlo corto o recogido gracias a su preciosa melena plateada siempre al viento.

Tiene 63 primaveras pero la actriz Helen Mirren pasa completamente de convertirse en una pulcra abuelita británica. Tan pronto sorprende en un estreno con unos zapatos de gogó de discoteca, con un abriguito evasé o cerrando su noche de los Oscars con un Big Mac. La edad no es un problema para hacer lo que te dé la gana.

Últimamente los medios han puesto a estos abuelos modernos en su punto de mira, y les empiezan a dedicar espacio. Recientemente The Guardian se ha fijado en el estilo de muchos de ellos pero ya no celebrities, sino espontáneos que puedes encontrarte en cualquier calle. Definitivamente, su objetivo no es parecer más joven sino mantenerse tan estupendos como siempre han estado. Esta revista australiana también destaca looks callejeros de mayores a la última, o con prendas supuestamente poco adecuadas para sus edades.

Con "prendas poco adecuadas" no nos referimos simplemente a ser una excéntrica fan del leopardo y los dorados. Queremos decir más bien atreverse con piezas como una juvenil trenca en vez de un abrigo cruzado de señora, estampados y accesorios llamativos y de tendencia u originales piezas oversized con diseños complejos. En vez de intentar parecer sexies recargándose con escotes y transparencias completamente innecesarios, una buena idea es esconder las típicas consecuencias del paso del tiempo (más tripa, pecho caído, flacidez) con ropa muy oversized y patrones complejos. ¿Ejemplos? Issey Miyake, Comme des Garçons, Ann Demeulemeester o Yamamoto. Y nada de dorados, estampados animales, lycras y transparencias, algunos de los 'musts' típicos de esas ‘abuelas modernas’ propias de El Diario de Patricia.

Para estas mujeres hay incluso una marca británica que rompe con todos los tópicos de firmas para mujeres mayores y que se adapta a las necesidades de estas vanguardistas abuelas. Sí, es posible tener cierta edad, seguir la moda y no parecer una anciana o una mamarracha.