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Los peligros de subirse a un escenario

  • Las ha habido de todos los colores y sabores: las caídas son un clásico
  • Abundan otros accidentes, consecuencia de ataques de fans o sortilegios de gafes
Por ALEJANDRO ARTECHE (SOITU.ES)
Actualizado 15-06-2009 13:27 CET

Nadie dijo que la profesión de artista fuese fácil. Fans histéricos que atentan contra tu vida, inestabilidad económica, vivir pendiente de los caprichos del mercado para ver si tu disco es un éxito, viajes interminables... Pero todos los males se pasan cuando el artista se encuentra con ese público que tanto le quiere y le aprecia. O no. Subirse a un escenario se está convirtiendo en deporte de riesgo para los cantantes.

La última víctima ha sido el vocalista de Poison, Bret Michaels, que estuvo a punto de tener un serio disgusto al terminar su actuación en la gala de los premios Tony. Poison terminaban de tocar 'Nothin' but a good time' y todo el grupo debía subirse corriendo a una plataforma antes de que un nuevo decorado bajara rápidamente para ocultarles. Bret Michaels se despistó, y cuando quiso ir hacia la plataforma, la base del decorado que estaba en descenso le golpeó en plena cara haciéndole caer de espaldas.

Lo que ha quedado en una rotura de nariz y diversos hematomas, pudo haber sido más grave por la forma de golpearse la cabeza contra el suelo y, lo peor de todo es que el decorado seguía bajando y podía haberle decapitado. ¡Y todo en horario de máxima audiencia por televisión! El protagonista del suceso cuenta que no supo lo que le había golpeado y que creía que era un foco que se había desprendido del techo. Michaels, que lo primero que preguntó cuando fueron a socorrerle en el suelo y limpiarle la cara llena de sangre era si seguía teniendo todos los dientes en su sitio, se queja de que la versión de la organización le culpa a él del accidente por olvidar ponerse sobre una marca en el escenario cuando bajaba el decorado. "Si esto mismo le pasa a Liza Minelli, Dolly Parton o Elthon John, estoy seguro de que la organización se habría disculpado por el accidente y no habrían intentado echarle las culpas al accidentado como han hecho conmigo", ha declarado bastante enfadado.

Es el gran problema de la televisión en directo. Muchas veces casi no hay ensayos, la rapidez de los cambios, el tiempo ajustado a las pausas de publicidad... Las videotecas están llenas de gloriosas caídas en directo. A la pobre Mayra Gómez Kemp todavía le recuerdan la suya del especial Fin de Año 1987 en TVE.

Era la época en la que los especiales de Nochevieja se emitían en directo desde un plató de televisión y allí pasaba de todo. Público borracho desde las cinco de la tarde en Prado del Rey, aburrimiento ante actuaciones flojas y cutres,imprevistos... En un escenario lleno de flores tiradas por el público, Concha Velasco, Mayra Gómez Kemp, Bibi Andersen, Raúl Sénder y Paco Valladares estaban haciendo un número totalmente caspa cuando la pobre Mayra resbaló con una flor y fue a dar con su trasero en el suelo.

Mayra, a la que queremos mucho y siempre admiraremos por una carrera que va desde el underground de hacer Rocky Horror Show en el Madrid franquista, enseñar pechuga con el trío Acuario, y terminar como cantante protesta haciendo odas anti aborto, supo levantarse al instante y seguir como si nada. De poco sirvió que el 1 de Enero madrugase un empleado de TVE que la quería mucho y se fuese al estudio para eliminar esa parte del resumen que iban a dar del programa al día siguiente. El programa entero está grabado, y cada vez que Mayra acude a un plató siempre hay quien le saca las imágenes. Menos mal que Mayra es toda una profesional y sabe capear la situación con su gracia habitual.

Cuando estas cosas pasan delante de millones de personas, lo mejor es hacer como que no va contigo. En un concierto puedes disimular porque te ve no mucha gente (ahora con los móviles y todo el mundo grabando y haciendo fotos, más) pero en televisión queda registrado, así que mejor hacer como que la cosa no va contigo. ¿Que se te cae el micrófono y el playback sigue sonando? Pues tú como si nada: sigues cantando y, como mucho, pones cara de chula en plan "¿qué pasa, que no saben que en la tele todo es playback? Catetos".

Buen ejemplo de esta táctica es la aparición de una joven Paulina Rubio en el programa más visto de la televisión latina: 'Siempre domingo'. Con un tinte espantoso, un vestuario aún peor —era cuando la conocían como "la chica dorada"— y algún kilo de más, supo incorporar a la coreografía la caída del micrófono. ¡Eso es tener tablas!.

El día en que la tierra se abrió bajo sus pies

Lo de las caídas en los escenarios está a la orden del día. Plataformas mal construidas, oscuridad, obstáculos que no tenían que estar ahí ... O gafes; porque en el mundo del espectáculo, haberlos, haylos. Son muchos los artistas declarados "innombrables" por parte del resto de la profesión. He podido comprobar en primera persona cómo el pronunciar el nombre de cierto artista considerado gafe (dos músicos de los grupos en los que ha estado fallecieron en accidentes) hizo que el coche en el que viajábamos rompiera al instante el motor. Pudimos controlarlo porque íbamos por ciudad, pero no sé que habría pasado de ir a más velocidad. Cuando, un par de años después, vimos al músico acercarse a saludar en un escenario en el que estaba otro grupo haciendo la prueba de sonido, nos temimos lo peor. Efectivamente, en pleno mes de agosto y con un calor torrante, el concierto se suspendía dos horas después por lluvias torrenciales. De mi boca jamás ha vuelto a salir el nombre de dicha persona, y su cara está tapada con cinta aislante en los discos que tengo en casa. Por si acaso.

Últimamente parece que tenemos una nueva gafe en la plantilla del pop español. La popular cantante Alaska. Sí, ella que tanto miedo tiene a esa palabra y que cada vez que se nombra a un gafe delante suyo le entran los siete males y toca madera como loca, parece haberse pasado al bando contrario. Su especialidad: "Que todos muerdan el polvo" parafraseando a Queen.

Ya lo vimos en las surrealistas galas de TVE para elegir candidato este año al festival de Eurovisión cuando, nada más comenzar la primera de ellas, uno de los aspirantes a quinto jurado desaparecía por un foso del escenario como si fuese un truco de magia de David Copperfield. Esa no fue la única caída, ya que el componente de otro de los grupos también hizo un involuntario "mutis por el foro" que le valió diversas contusiones.

El poder de hacer que la gente se pegue el morrazo lo ha ido perfeccionando. Aquella famosa presentación de su nuevo disco en Madrid en donde agotaron las existencias de tela negra para tapar las zonas de gradas no vendidas y que la cosa pareciera menos desangelado, se saldó con la caída del escenario de uno de los técnicos durante la actuación del marido de la reina de la movida, con un resbalón de la sobrina de Miguel Bosé (como si no fuese bastante caída en desgracia el grupo absurdo ese que tiene y las performances que hace desnudándose en el escenario), y con un número final, el más difícil todavía: la caída de la propia Alaska.

En medio de una coreografía con cintas digna de un fin de curso de cuarto de educación especial, la pobre mujer se puso a hacer cabriolas con cintas negras emulando a Nadia Comaneci hasta que se metió un guarrazo de los que hacen época. Alaska cayó de boca, pero se levantó inmediatamente porque rebotó con el airbag que lleva incorporado de serie. Diversos vídeos de fans, montajes varios y comentarios en programas de actualidad han coincidido en calificar la caída del huracán mexicano como lo mejor del concierto. Fue lo más comentado al día siguiente por todos excepto por su compañero de grupo, Nacho Canut, que en el blog de la gira escribió: "Aunque pueda parecer que era parte de la coreografía, me parece que no". Éste, como siempre, en su mundo.

El problema es que ahora les ha dado a todos por querer ser como Norma Duval y en vez de ir, como toda la vida, con el escenario negro y pelado, se empeñan en poner escaleras, plataformas, decorados... Vamos a ver: que ni vosotros sois Tania Doris ni vuestras giras el Teatro Chino de Manolita Chen. ¡Si no sabes hacer revista para que te metes! Una de las cosas más difíciles para una vedette de postín —aparte de ligarse un vejestorio que le solucione la vida— es saber bajar una escalera. Una buena escalera llevando un arnés lleno de plumas, zapatos de tacón y con la mirada erguida es algo que sólo se consigue bajar con elegancia y dignidad tras muchos ensayos y haber nacido para ello.

Ese cuento se lo puede aplicar Beyoncé. En Estados Unidos se puso en plan estupenda a bajar unas escaleras y las bajó, si. ¡Todas a la vez y rodando! Entre esa caída y que al levantarse se puso a menear el pelo como loca para disimular, los fans allí congregados comprobaron que los comentarios sobre que Beyoncé es medio calva y lleva peluca eran totalmente infundados. Ningún pelucón aguanta ese Port Aventura en que se convirtió la coreografía de la ex Destiny's Child.

Me paso el día bailando

Un artista, cuanto más completo sea, mejor espectáculo dará. Y ya lo creo que lo dan algunos. Ya no se trata de incorporar un cuerpo de baile a tus actuaciones. Tú mismo tienes que aprenderte unos pasitos que van a quedar muy bien en el escenario.

Madonna supo lo importante que era eso y, ya cuando aparecía en discotecas cantando sobre playback, se preocupó de hacerse acompañar de un par de bailarines para hacer más amena la actuación. De ahí fue pasando a escaleras, cintas deslizantes, plataformas, agujeros, pistas de skate, toros mecánicos. ¡Será por dinero! El problema es que por mucho botox y cirugía que se ponga la ambición rubia, los años pesan para todos; y el culo, más. En su última gira la hemos visto haciendo la rockera colgada, soltando acoples con la guitarra como si fuera Jimmi Hendrix y terminando con su real trasero en el suelo como una rockera más.

En esta gira la pobre ha terminado con sus maltrechos huesos en el suelo más de una vez. Igual es que el escenario tenía más aceite que el habitual o que ella tenía la cabeza en otro sitio —quizá pensando que podían superar su puja en eBay para llevarse un niño nuevo que adoptar—. El caso es que, lo mismo que en Lisboa, en Brasil también besó suelo cuando interpretaba 'She's not me' durante un montaje de dobles e imitadores que hacía más de 15 años ya había hecho Cher en sus giras por Las Vegas.

Si no sabes bailar, lo mejor es que no te metas. No todos hemos nacido para emular a Tony Manero, y somos muchos los que por piernas tenemos dos pies izquierdos.

Las coreografías de Marta Sánchez normalmente suelen ser bastante estáticas. Mucho juego de manos —la pobre aún sigue anclada en los estertores del Vogue— y poco más. Así que cuando a la rubia le pones que alterne manos y juego de piernas, pasa lo que pasa. El que la canción se llamase 'Levántate' ya es de una casualidad nefasta, pero el destino es así de malvado y cruel.

Para defensa de Marta, a la que siempre acusamos de seguir los pasos de Madonna, diremos que esta vez a quien estaba intentando homenajear en coreografía y caída era al mexicano Juan Gabriel, cuya desaparición del escenario por la vía rápida ha pasado ya a la historia de la música.

¿Es que no se cae nunca? ¿Cómo mantiene el equilibrio? Eso es lo que mucha gente pensaba cuando empezó a ver semana tras semana al concursante David Bisbal en las galas de Operación Triunfo. Sus piruetas conocidas como "la voltera Bisbal" ya son marca de fábrica. Pero ¿Siempre le salen tan perfectas? No, siempre no. Hasta los genios tienen algún traspiés de vez en cuando. Pero seguro que la culpa no fue de su depurada técnica danzarina y tuvo más que ver un clavo mal colocado en el escenario.

Si alguien sabe dar espectáculo es Robbie Williams. Bailar, baila bastante bien desde sus tiempos de Take That; pero oye, cuando tienes mala noche, la tienes. Vas de chulito por la pasarela, das dos pasos como quien no quiere la cosa y... ¡al suelo! Menos mal que Robbie es un 'pedazo artista' que sabe salir de cualquier situación y encima es súper simpático, y todo lo que haga, bien o mal, se le perdona. Además, es el primero en reírse de sí mismo, y eso le hace ganar muchos puntos.

Peligro: fans sueltos

No siempre vamos a echarle la culpa a los artistas. Bastante tienen con dar todo para agradar a los fans. Y los fans ¿cómo se lo pagan? fastidiándoles la noche.

Ya que hablamos de Robbie Williams, destacar que sus espectáculos en directo son de lo mejor que hay. Sólo hay que ver cualquiera de sus giras editadas en dvd para comprobar la calidad que tienen sus montajes y lo majo que es encima de un escenario. El problema es que parece que no todos están de acuerdo en eso.

Encima de un escenario Robbie tiene un problema: le gusta mucho ligar con las niñas que van a sus shows. ¡Y las niñas encantadas, claro!. A los que no les debe hacer mucha gracia es a los novios. ¿Qué sería el espectador que decidió tomarse la justicia por su mano en un concierto en Alemania: novio despechado o fan aburrido? La mala leche con la que el fan descontrolado empuja a Robbie fuera del escenario es tremenda. Podía haber ocurrido una desgracia porque la caída es importante y debajo del foso se encuentran vallas de seguridad con las que habría sido posible golpearse en la cabeza. La grandeza de Robbie se demuestra una vez más cuando, tras lograr subir al escenario de nuevo, lo primero que pregunta es si todo el mundo está bien.

La que no va nada bien es Britney Spears. Cuando todo parecía que se iba arreglando tras sus desastrosas últimas temporadas personales, andaba cantando su éxito 'Womanizer' en su última gira hasta que un fan exaltado logró superar las barreras de seguridad y salirle al paso. El susto de la pobre, paralizada mientras las bailarinas expulsan al indeseable, seguro que hizo que esa noche tuviese que doblar su dosis de tranquilizantes.

Estoy seguro que este pobre fan lo único que quería era decirle todo lo que apoya y quiere a Britney, y si el pobre se subió al escenario fue porque está grillado, en la línea de la propia Britney o su fan más conocido, Chris Crocker.

Claro que, si toda tu vida te has dedicado a tirar cosas al público —sean escupitajos o cerveza— al final todo te vuelve. EL pobre John Lydon se pasó todos los 70 esquivando los escupitajos del público en los conciertos de los Sex Pistols. Quién le iba a decir que en pleno siglo XXI ya no serían salivazos los que le darían en la cara sino ¡teléfonos móviles! Ocurrió el pasado año en el festival Azkena de Vitoria. Lydon estaba presentando una canción en la gira de vuelta de los Pistols cuando un teléfono móvil le aterrizó en plena cara.

El cantante de los Sex Pistols no se tomó nada bien la agresión y se comportó de una manera muy poco punk. En vez de coger el teléfono y ponerse a hacer llamadas internacionales para reventarle la cuenta a su dueño, destrozarlo de un pisotón o, simplemente, tirarlo de nuevo al público para ver si, con un poco de suerte, le daba en la cabeza a su dueño, Lydon agarró una pataleta de niñato mal criado y bobo que lo único que consiguió fue que todos los espectadores se rieran de él. No sé, igual el teléfono venía del mismo infierno y era Sid Vicious el que quería ponerse en contacto.

Porque a veces esto de las caídas no son más que señales. "Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos", cantaba Patti Smith en 'Gloria'. En otra de sus canciones, 'Ain't it strange', mantenía un enfrentamiento directo con Dios. Mientras interpretaba ese tema en uno de sus conciertos de los 70 en Tampa, Florida, como telonera de Bob Seger, Patti hacía un baile con Lenny Kaye . Cuando llegó a la parte de "Vamos Dios, mueve ficha", comenzó a girar. Y mientras giraba, intentó agarrar el micrófono. Estaba muy oscuro y había un monitor en el suelo pintado de negro que Patti no vio. Tropezó y cayó de espaldas al foso. Se dio en la base del cuello contra una de las vallas y luego su cabeza chocó contra el suelo. El accidente, que pudo ser mortal, se saldó con la rotura de una vértebra y la cancelación de la gira. Por si acaso, Patti Smith no ha vuelto a interpretar el tema en directo.

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