Siempre he sido muy crítico con los tertulianos, esos individuos e individuas (cómo diría Leire Pajín) que saben de todo. Absolutamente de todo. Y les he puesto a parir en diferentes ocasiones. Como a todos los asnos nos gusta oírnos rebuznar, me citaré a mí mismo y les recordaré que les he llamado, no a ustedes, a los tertulianos, sabelotodos, manipuladores, mamporreros y pesebreros. También he escrito que sus comentarios, a bote pronto y sobre cualquier tema, no tienen el más mínimo interés, la menor profundidad: son los taxistas de la televisión.
Queridos lectores, rectificar es de sabios. Ayer vi a Gumersindo Lafuente, director de Soitu, en la tertulia matinal del programa 'Esta mañana' (La 1, TVE). Y me acordé de que Risto Mejide ha marcado un hito en la historia de la Academia de 'Operación Triunfo' (Telecinco) no por sus conocimientos musicales, sino por rectificar: ha pedido perdón por sus exabruptos. Obviando que marcar un hito en la historia de 'Operación Triunfo' es como marcar un hito en la historia de los atascos intestinales, creo que éste es un momento tan bueno como cualquier otro para rectificar.
No todos los tertulianos son sabelotodos, manipuladores, mamporreros y pesebreros. Ni muchos menos. Gumersindo, por poner un ejemplo, estuvo ayer brillante, imaginativo, superlativo... ¡Tan buen tertuliano como jefe, el puñetero! Y eso que 'Esta mañana' es un magazine de medio pelo, una versión light de los de Telecinco y Antena 3, donde se tratan los mismos temas sociales y rosas pero sin hacer tanta sangre. 'Inmediato y riguroso', dice la promo de TVE. Desordenado y soso, me pareció a mí.
Inmaculada Galván presenta el programa. Sentada alrededor de una mesa bajita, en sillones de consulta de dentista, se rodea de un grupo de tertulianos de serie B. Todos menos Gumersindo, cuidadito, tertuliano de primera que, por categoría, sabiduría y desparpajo, está pidiendo a gritos el salto a las grandes ligas: de la mano de Ana Rosa, junto a Alfonso Rojo y Casimiro García Abadillo. O mejor aún, como contrapeso de María Antonia Iglesias en 'La noria'. Porque el planteamiento de la tertulia de 'Esta mañana' es un tanto agobiante, con una tanda interminable de temas que se suceden sin tregua. Ayer los tertulianos en cuestión de segundos tuvieron que reflexionar sobre las obsesiones fatales (el agresor de la ballesta), la misión imposible en que se convierte comprar piso cuando eres joven, la caza del billete de cinco euros en Huelva, la medalla al valor para el nuevo Neira, la niña expulsada del colegio por fingir su empadronamiento, el hecho de que los ricos también lloren (incluso en tiempos de crisis), el hombre que resultó casi ileso tras caer 80 metros o, atención, el segundo parto del primer hombre embarazado.
Un gran tema este último, que permitió a la presentadora poner a los tertulianos varones contra las cuerdas con una pregunta rebosante de intención e imaginación: "¿Os gustaría tener un hijo sin epidural?". Gumersindo se anticipó a sus colegas y respondió con agilidad y firmeza: "a mí no me importaría. Pero hay que reconocer que los hombres somos muy… miedosos. Muy quejicas". Nivelazo.
P.D.
Lorenzo Milá deja el Telediario y regresa a Washington. Pues adiós. Su puesto lo ocupará Pepa Bueno. Pues hola. El problema de los informativos de TVE no son los presentadores, puesto que, sin ser una maravilla, cumplen. Es la edición de las noticias, esclava de la audiencia. Y los periodistas que fabrican las piezas, en algunos casos francamente mediocres. Y algunas secciones lamentables, como deportes o cultura. Unos informativos que han perdido fuelle en los últimos años. Y que necesitan una revisión profunda, una actualización imprescindible.
Los hombres de la guadaña.
Autor: John Connolly.
Editorial Tusquets.
Connolly mueve el banquillo y, de paso, cambia de registro. El detective Charlie Parker pierde protagonismo (al tiempo que la licencia y el permiso de armas) en favor de Ángel y Louis, la pareja de amigos homosexuales (y asesinos), que este 'Los hombres de la guadaña' vive una aventura de corte clásico. Olvide los fantasmagóricos sicópatas y muertos vivientes de otros títulos de Connolly, los más innovadores y sorprendentes, y piensen en una historia clásica de traición, venganza y redención.
Con Parker en segundo plano, los monstruos son otros. Y las pesadillas tienen lugar en diferentes dimensiones. En un mundo de sicarios (los hombres de la Guadaña), obsesionados con ajustar cuentas y saldar viejas deudas. Violencia, dolor y tensión para el libro más... digamos que académico y terrenal de Connolly. No es el mejor, pero es muy bueno.
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